Primer roce

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Bufo, yo me cago en todo lo cagable.

Adoro a mi jefa, es la mujer más graciosa y divertida de su edad que he encontrado en la vida, además es cariñosa, amable, maternal e inteligente.

El lugar es maravilloso, el edificio es sencillamente increíble, la belleza, sofisticación y diseño es algo hermoso de ver.

Da gusto trabajar en un sitio así.

Pero, es intolerable.

Llevo dos semanas, ¡dos!, poniendo cafés y haciendo fotocopias de los diseños de otros, ¡de otros!, no puedo trabajar en lo mío porque sencillamente mis putos compañeros no me dejan.

Se creen que soy la de prácticas.

Es intolerable.

Tengo más diplomas que ellos y me hacen ponerles el café.

La primera ronda pensé que cada día iba uno a por los desayunos, pero cuando estube cuatro días seguidos sin tocar un bolígrafo más que para pedir folios al conserje, empecé a cabrearme.

Asique aquí estoy, salivando en la maquina de cafés para hecharles sustancia al desayuno de mis amados compañeros.

Y esque son de lo peor, me miran por encima del hombro cuando ellos deberían servirme el café a mí.

¡¿Pero esto qué eees !?

Me pongo derecha, finjo una sonrisa y antes de salir miro por la ventana del edificio, la vista es tan hermosa, Los Ángeles es una ciudad hermosa, y esa matrícula que estoy viendo desde aquí es de mi querido compañero Williams.

El que ayer me llamo de una forma muy maquillada "inútil" ¿por qué?  pues porque en vez de sacarina le lleve azúcar.

Pedazo de gilipollas, si quieres adelgazar, déjate de sacarina y no te tomes cinco donuts con el café.

Respira Carter, respira.

Una malvada sonrisa se dibuja en mi rostro mientras dejo el café y sacó el móvil.

Te vas a enterar gordito...

-¿Hola? Llamaba para informar que hay un coche en doble fila que esta obstruyendo el paso en la vía pública, sí, es un Mercedes azul oscuro, la matrícula es 6904 HTY, sí,  muchas gracias.

Ahora sí que va a adelgazar, corriendo detrás de la grúa.

Punto para mí.

Cojo la bandeja de los cafés del demonio y voy hasta la sala de reuniones con mis queridos compañeros.

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Por fín podía irme a casa.

Por fín no más cafés por hoy.

Entro en el ascensor y justo cuando se va a cerrar un brazo impide que se cierre y abre las puertas de nuevo.

Suspiro pesadamente, otra vez él.

No me malinterpretéis,  me parece un auténtico placer para la vista, pero nose porqué algo no deja de pitar dentro de mí alertando que este atractivo espécimen, solo me va a traer disgustos.

Me da su mejor sonrisa y siento que he mojado las bragas.

¿Enserio Britney? ¿No has pasado ya la etapa hormonal?

Empezaba a planteármelo.

Le sonrío con indiferencia y finjo que el chicle pegado a la barandilla es algo digno de admirar.

Sí, un chicle.

No hay otra cosa ¿vale?

Se esta acercando, o dios se está acercando mucho.

I never want to grow upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora