Lo sientos

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Mi pequeña llorona gritaba a pleno pulmón porque le escogía el culete.

Intentaba calmarla con una cremita para su pompis, definitivamente mi hija había salido echa todo una gruñona.

La cogí en brazos y empezó a hipar.

Me miró con sus grandes ojos azules abierto por la sorpresa, mi pequeña aún no había hipado, se estaría preguntando que era eso.

La mecí contra mí y caminé con ella al salón, el timbre sonó nada más pasar por la puerta.

-¡Hola hola!- dijo Holly entrando como un huracán en casa cargada de bolsas.

Mi hija la miró mientras se acercaba y escondió su cabecita en mi cuello.

Elle solo tenía 3 meses.

Y era hermosa y feliz, aunque algo gruñona.

Todos la amaban, aunque ella no los amara a ellos.

Aún era algo renuente a la efusividad de Holly, a mi hija le gustaba la calma, reservaba sus energías para llorar, o para jugar conmigo a "Donde está Elle".

Holly hizo un puchero al ver como mi hija se escondía de ella.

Caminamos al sofá las tres y nos acomodamos en él.

Coloqué a Elle en mis piernas y empecé a hacerle carantoñas.

-Ajuuuu, ajuuu- decía cómo toda madre enamorada de su pequeño.

Ella reía y agitaba sus manitas hacia mí.

Acerqué mi naríz a la suya y ella las frotó como tanto le gustaba hacer.

-Me ha invitado a San Francisco con él- dijo emocionada Holly.

No aparté la cara de mi hija y ella siguió riendo y tirando de mi pelo mientras frotaba su nariz en mi mejilla.

Es un dulcecito.

-Holly, ya te lo he dicho, no puedes seguir así- le digo a mi amiga mientras le hago suaves cosquillas a mi hija en su espalda.

Ella se apoya en mí como toda una perezosa porque adora las cosquillas suaves.

Y yo adoro hacerla feliz.

-Su matrimonio va mal- se defiende Holly, siempre usa los mismos argumentos.

Holly conoció a un hombre en una cena de empresa, y se enamoró.

Tuvieron noches y cenas, y luego descubrió que el susodicho estaba recientemente casado.

Pero ella sigue albergando fé.

No sirve de nada explicarle que, por muy mal que vaya su matrimonio, la que hace que vaya mal es ella, y que no la va a dejar.

-Además la va a dejar- dice con la boca pequeña.

La miro seria.

No quiero que Elle me vea enfadada pero parece no percatarse mientras desabrocha los botones de mi blusa, debe tener hambre, tengo una hija prodigio.

-No la va a dejar Holly, porque nunca las dejan, al final lo arreglaran y tu habrás desperdiciado tu tiempo y tu aliento- le digo con reproche.

Y ahí están, las lágrimas que llevo viendo casi tres largos meses.

-Pero..pero.. Él... - Dice ella con los ojos apunto de rebosar.

Suspiro y me acerco a ella.

La abrazo con cuidado de no soltar a Elle.

Ella contempla con tristeza la cara de su tía y alarga los brazcitos para tocarla, es su forma de darle aliento.

Holly sonríe y besa la cabecita de Elle.

Mi niña es un amor.

Despedimos a Holly y nos preparamos para ver la tele.

Aunque primero Elle tiene que comer.

Me desabotono la camisa cuando llaman a la puerta.

Holly se habrá olvidado algo.

Agarró a Elle que se remueve inquieta en mi regazo y tira de mi cabello.

-Ya Elle, dame un segundo hija.

Abro la puerta esperando ver a Holly pero en vez de eso me llevo una sorpresa.

Pensé que nunca más volvería a verle.

Aunque me he despedido de tantas personas desde que quedé embarazada.

Que nunca imaginé que vendría hasta mi casa, que yo recuerde, desde esa fatídica tarde en que les dije a mis padres sobre mi embarazo perdimos el contacto.

El eligió a su familia, y yo elegí a la que estaba apunto de formar con mi nuevo bebé.

Ízan Carter.

Mi hermano mayor.

Estaba de pié, en la puerta, sus ojos estaban algo aguados,  contemplaba a Elle con admiración y una pequeña lágrima resbaló por su mejilla.

Mi hija clavó los ojos en él durante lo que pareció una eternidad, y entonces escondió su cara en mi cuello, escondiéndose de él.

Cubrí su cabeza con una mano y su cuerpo con mis brazos.

No quería que la viera.

No dejaría que mi familia le hiciera daño a Elle.

Por encima de mi cadáver.

Otra lágrima resbaló por su mejilla cuando vió mis ojos y mi actitud.

-En que podemos ayudarte- Dije fríamente.

El miedo llegó a sus ojos.

Nunca hablé a mi hermano así, aunque él ya no significaba nada para mí.

-Yo..., necesito hablar contigo Brit, por fabor- dijo con la voz algo ronca.

No iba a hablar con él,  yo necesitaba una mano,  y ellos me dejaron caer, nadie movió un dedo por mí.

Estube sola, y ahora venía a hablar conmigo.

-Marchate, no tengo nada que hablar conrigo- y acto seguido le cerré la puerta.

-¡Britney por fabor! ¡Lo siento!- pero un lo siento no bastaba.

Mi hermano mayor, que prometió protegerme, nunca lo hizo, yo solo necesitaba que me protegiera de una persona.

Y él nunca fue lo bastante valiente para oponerse al coronel.

Yo era tarde, ya no le necesitaba, ni a él ni a nadie.

Solo eramos mi hija y yo.

I never want to grow upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora