Epílogo

1.1K 179 119
                                    

—Juro que voy a matar a alguien y no estoy bromeando. —Sentenció Osamu mientras su hermano trataba de arreglar su traje.

Akaashi se rio un poco con cierto nerviosismo, quienes trataron de aguantar las risas fueron Aran y su propio hermano, sin éxito alguno cabe destacar.

—Vamos, no está tan mal. —Trató de calmar las cosas Akaashi.

El traje de su hermano estaba hecho un desastre, los zapatos estaban llenos de lodo y a su manga derecha le faltaban botones.

Si algún día de verdad se casa con Sakusa lo iba empujar en plena ceremonia, sería su venganza.

De seguro su hermano se lo llevaría al suelo con él, pero valía la pena.

—Necesito que alguien me recuerde porque invité a tus compañeros de equipo —Osamu se giró a su gemelo—. Más bien... ¿Por qué invite a casi toda la selección Japonesa a mi boda?

Atsumu se limitó a darle una brillante sonrisa.

—Porque Bo-kun es el esposo de Akaashi-san, Omi Omi es tu cuñado y Shoyo es Shoyo. —Simplifica su hermano.

—Y recuerda que Suna también es jugador. —Agregó Aran con calma.

Oh, cierto. Su futuro esposo le había pedido eso y él sin pensarlo mucho lo aceptó, ya que dichas personas realmente son agradables para Suna.

¿Y como no aceptar su petición? Si gracias a esos idiotas Rintarou vuelve a reírse a carcajadas, tiene un montón de evidencias y anécdotas que le cuenta a mitad de la noche o simplemente le envía un video o una nota de voz de vez en cuando contando las idioteces que hacen sus compañeros.

Volver a escuchar y ver las risas de Suna que a veces temblaba por las situaciones graciosas que pasaba con su equipo era algo que realmente apreciaba.

Osamu odiaba cuando dejaba que Rintarou hiciera lo que quisiera.

Trató de calmarse ante las estupideces que estaba haciendo su gemelo, Osamu se vio al espejo y realmente no podía creer lo que estaba viendo.

El traje de un color gris oscuro que llevaba realmente se veía de una calidad muy buena y extremadamente cara.

—¿No es muy costoso? —Le cuestionó a su gemelo.

—Deja que tu hermano gaste todo el dinero que quiera en ti ¿Quieres? Es el día de tu boda —Bromeó Atsumu apoyándose en su hombro y mirándose en el espejo—. Realmente estamos guapos.

Si Atsumu gastaba en un traje a la medida en su gemelo, por supuesto que él también gastara en uno para él.

Atsumu es la persona más quisquillosas que ha conocido Osamu y lo puede decir con exactitud porque llevan toda la vida juntos.

—¿Y tu humildad dónde queda?

—¿Eso siquiera existe? —Cuestionó su hermano pegando sus rostros.

Los dos rieron.

Osamu podía ver el orgullo en los ojos de su gemelo.

Lo único que podía pedir Osamu es que no fuese el único que sintiera esas mariposas en el estómago.

Pudo escuchar como abrían la puerta y vio a su madre.

—¿Nos pueden dejar solos? Será un momento. —Pidió Mamá con una gran sonrisa, a su lado estaba su padre.

Desde que empezaron los preparativos de la boda ella no ha dejado de sonreír.

Antes de salir Atsumu le dio un apretón por los hombros y un beso en la mejilla a su madre. Mientras que los demás hicieron una pequeña reverencia hacia sus progenitores que ya portaban algunas canas en su pelo.

100 band aidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora