Capítulo 11

3K 131 3
                                    

Ambos bajamos del coche de inmediato,  sobre la carretera  estaba un cachorro, se veía bastante desorientado, lloraba asustado, nos acercamos con cuidado, él intento alejarse, aúllaba, lloraba, le hablé con voz baja, poco a poco me acerqué , en ese momento pareció entender que yo solo buscaba ayudarlo.

- Estaba tan asustado, lo cargué en brazos, Henry se acercó a nosotros y lo acarició, es un aika

Lo vi por algunos segundos.

- Conozco la raza, hace algúnos años tuve uno.

- No podemos dejarlo a aquí, dije abrazándolo fuertemente.

- claro que no, es tu día de suerte amigo, vendrás a casa con nosotros.

Continuamos nuestro viaje acompañados por nuestro peludo nuevo amigo.

- Es adorable, ¿ creen en el amor a primera vista? Pues eso precisamente me había pasado con el cachorro.

No quería separarme de él nunca, necesitaba tantos cariños, cuidados, era tan indefenso, no entiendo como hay personas que los abandonan, pero hoy estábamos de suerte y nos habíamos encontrado.

- Tenemos que buscarle un nombre, tenemos que comprar comida, juguetes, llevarlo al veterinario, seguro no está vacunado...

- ¿ emocionada? Dijo sonriendo

- ¡ mucho! respondí dándole un beso al  cachorro.

- ¿ Y yo? ¿ No merezco un besito?

Me acerqué a él, lo abracé por el cuello, y le di un beso suave en su mejilla.

- Vamos a mi departamento, pasemos el día juntos, ¿ qué dices?

- Quiero estar contigo, era evidente, sentía algo más que atracción física por mi maestro, parecía un sueño, pero no, no lo era, la realidad superaba a la ficción, mi corazón se aceleraba con sus miradas, tenerlo cerca era el paraíso, yo nunca me había enamorado, nunca nadie había provocado esto en mí , y me gustaba, disfrutaba todo estando con él.

Llegamos a su departamento, entré cargando al cachorro, Chris estaba dormido sobre uno de los sofás, Henry me indicó que siguiera el camino hasta su recámara, caminamos sigilosamente.

Nuestras ropas estaban mojadas y llenas de arena. Rascaba sin parar mi cuerpo, sentía picazón, mi piel se tornaba rojiza, era realmente muy molesto.

-¿ Estas bien? Preguntó Henry sin apartar su vista de mí.

-¡La comezón va a volverme loca!

-Toma una ducha, dijo mientras se deshacía de su ropa, yo lo observaba atenta,  su cuerpo parecía tallado por los mismos ángeles.

-No tengo ropa limpia.

-Usa algo mío, se acercó a mí, me besó en la frente,  tomó una de sus playeras y me la dio.

-¿ Compartimos el baño? Una sonrisa coqueta se dibujo en su rostro, desabroché mi vestido y cayó al suelo, él me recorrió con sus ojos, me deseaba, su forma de mirarme me lo hacía saber.

Caminé hasta el baño, moviendo mis caderas sutilmente, - ¿ No vienes? Lo vi atrás de mí viendo mi trasero. Caminó presuroso  y me abrazó por la espalda, sentí absolutamente todo su cuerpo, cada centímetro de su piel, rosaba con la mía, entramos a la regadera, el agua cayó sobre nosotros quitando el rastro de arena y sal, eche hacía atrás mi cabeza, tallé mi rostro con mis manos, él besó delicadamente mi cuello,  tomé el jabón y lo pasé por mi cuerpo dejando una espesa espuma blanca con olor a rosas, nos besamos, mis pezones duros rosaban sus bíceps, su mano bajo sosteniendo el jabón hasta mi vagina y le talló suavemente, un jadeo suave escapó de mi boca, hice lo mismo con su pene, lo enjaboné delicadamente, conforme lo tallaba, iba “despertando “poco a poco, giró mi cuerpo y me pegó ala pared quedando de espaldas hacia él, pasó su verga por mis nalgas, una y otra vez, empujó sus caderas para enfrente y entró hasta lo mas profundo de mi ser, me hizo el amor de nuevo, me poseyó, mordía mi hombro con fuerza mientras entraba y salía sin cesar, intenté controlar mis gemidos pero el placer era más fuerte que yo, grité , gemí, jadee hasta que mi cuerpo explotó, hasta que llegué a la gloria, y él junto conmigo. Una vez más nos complementamos en un delicioso orgasmo placentero, otra vez fui suya y el fue mío.

DESEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora