Capítulo 20

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Tallé mis ojos para ver mejor, - Bienvenida a casa….. Su sonrisa fue como una balazo directo a mi corazón, quedé estupefacta, él abrió sus brazos fue entonces cuando yo corrí hacia ellos, - ¡ Henry!  Estas aquí, viniste, viniste grité mientras el me levantaba con sus fornidos brazos.

-¿ Como es que?..... ¡ estas aquí! Dije con emoción.

-¿Por qué te sorprende tanto?  Acarició mis mejillas suavemente con sus manos tersas.

-Pensé que tu… bajé mi mirada, que tu no querrías saber de mí.

Levantó mis rostro, siempre he estado contigo susurró , besando mi frente.

Disfrutamos de una deliciosa cena, charlamos de cosas que pasaron en mi ausencia, el tiempo voló, era casi media noche cuando Sam revisó la hora.

-Es tardísimo, deberíamos dejarte descansar amiga, - Estoy bien, sonreí.

-debo irme o mamá se pondrá como loca, ¿ te veo mañana? – Júralo guiñe mi ojo. Nos despedimos con un beso en la mejilla.

-Nosotros los dejamos para que puedan charlar, dijo mamá, - cualquier cosa hija, sabes que estoy para ti en todo momento, ¿ cierto? – Lo sé mamá.

-¿ ya tienes que irte? Pedí en mi mente que la respuesta fuera negativa.

- Puedo quedarme un poco más, si tu quieres, me vio fijamente. Pero si estás cansada yo…

- No, es decir, quédate, no me siento cansada.

-¿Salimos un momento? La luna está bonita, ¿ que dices? Asentí, caminé con él junto a mí, era extraña la sensación, estábamos ajenos, sentía unas inmensas ganas de abrazarlo y no soltarlo, pero había una barrera entre nosotros dos.

Ambos observamos varios minutos maravillados la enorme luna llena, -¡ Es impresionante!

-Lo es, respondió con su voz suave.

Lo vi totalmente perdida en sus ojos azules.

- Me sorprendió mucho encontrarte aquí, su sonrisa hermosa apreció mágicamente en su rostro.

-¿ por qué?

Levanté mis hombros, - No supe de ti en mucho tiempo.

-En cambio yo supe todo, supe que hacías día a día, lo vi desconcertada  y confusa, - ¿ Que dices?

Se recostó sobre su auto, - Todos los días estaba en contacto con la clínica, sabía que te despertabas a las 7, que preferías desayunar solo fruta, a las 10 salías y te ejercitabas en medio de unos  rosales, supe que preguntabas por mi, lo sabía todo.

-Henry, tu…. No entiendo.

-Por las reglas del lugar no podía verte, no quiera que tu progreso se Interrumpiera, pero no hubo un solo día que no te pensara, que no pidiera por tu regreso, su mirar me ponía nerviosa, muchas noches me dormí confiada en que ya no le importaba, sentía un hueco en mi estómago al escucharlo.

-Henry, mojé mis labios, ¿ qué pasó? ¿ Que nos pasó? ¿ Quién era ella?

Exhaló, no me enorgullece lo que hice, pero no tenía alternativa,  ella fue mi novia…. ¿ Fue? Lo interrumpí.

-Si, respondió rápidamente, creí que ella era la mujer con quien quería pasar el resto de mis días. - ¿ y no lo es? Cuestioné.

-Llegaste a mi vida tu, no lo planee, hice mal en no decirte, lo sé, no quería herir a nadie, ella no se merecía lo que le hice.

-¿ como fue que vino hasta acá? Tenía tantas preguntas, quería bombardearlo con preguntas y quería las respuestas inmediatas.

-Ella sospechaba  que algo extraño había, le daba largas y largas para ir a visitarla a Londres, llegó de sorpresa.

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