DESEO

Capítulo 15

De repente todo quedó en cámara lenta, siento náuseas, mis manos sudan, veo todo y a la vez nada.

-Soy Amelia, la prometida de Henry, ¿ tu eres? Dijo aquella mujer de gran estatura, cabellos rubios, ojos color marrón , labios rojos, segura de sí misma, imponente, la observé por varios segundos, sentí que algo se quebró en mí, mis lagrimas amenazaban con salir, tragué salíba, detrás de ella vi acercarse a Henry presuroso, su rostro se notaba preocupado, su frente estaba arrugada, tomó del brazo a la guapa mujer, y le dijo que continuarían su platica después, me vio,  lo vi fijamente.

Lo necesitaba tanto y hoy más que nuca era totalmente ajeno a mi.

Solo me limité a decir “OK” con un nudo en la garganta, y haciendo un esfuerzo sobre humano por no soltar el llanto, di la media vuelta y caminé de regreso a mi coche, al tercer paso la fuerza me abandonó, tan rápido como salían las lágrimas de mis  ojos, las limpiaba, pero la guerra fue ganada por  ellas, al llegar a la puerta del enorme edifico ya nada importaba, me sostuve en una de las paredes y dejé salir el sentimiento, levante mi rostro y vi a Henry bajar las escaleras rápidamente.

-Paola espera, tenemos que hablar.

Era la primera vez que dolía verlo, corrí del lugar , corrí a mi auto, quería desaparecer de la faz de tierra, quería ir a un lugar y estar sola, llorar sola, no tenía a nadie, mamá prefería creerle a papá, y la persona que siempre me sostenía, ahora ya no estaba, hoy era de otra, siempre lo fue.

Apunto de subir a mi auto, sentí su mano en mi brazo, - ¡ Espera! Por favor, escúchame, necesito que me escuches..

Pegó mi cuerpo en el coche , me abrazo fuerte, puso sus manos en mis mejillas, - Necesitamos hablar, sus ojos se veían cristalinos, sus frente se arrugaba.

-¿ por qué? Dije en medio del llanto, ¿ por qué fuiste lindo conmigo? ¿ Por qué me hiciste quererte? Mis lágrimas brotaban como una fuerte lluvia de verano.

-  Las cosas no son como piensas, dame una oportunidad de explicarte por favor.

-Claro, por eso actuabas tan raro, era por ella, por tu futura esposa, por tu novia, ¿ dime, disfrutaste el juego? Él miró al piso, esperaba que su respuesta aliviara mi dolor, pero nunca llegó, lo empujé,  lo alejé de mí, subí al coche y me fui, avancé algunos metros, detuvé la marcha, respiré una y otra vez esperando que la serenidad llegara, pero como siempre el destino jugaba rudo conmigo y nunca llegó, mis mejillas estaban empapadas, mi cuerpo temblaba, jamás había sentido un dolor así, ¿ que se suponía que debía de hacer para arrancarme este sentimiento del corazón? Dolía mucho, dolía profundo.

Divague por la ciudad, sin rumbo fijo, sin destino, di vueltas sin saber a donde ir, mi casa no era opción, allí estaban las últimas personas que deseaba ver, las horas pasaban, en un momento perdí la cuenta de las llamadas de Henry y  sus mensajes, ver su nombre en la pantalla de mi teléfono dolía.

Sin entender como, me vi en un parque, la madrugada estaba avanzada, estaba oscuro, solitario, bajé del coche, tomé todo el aire que me fue posible, caminé por el lugar, el llanto no desaparecía, Henry me quebró, lo quería, lo quería mucho y pensar en él con otra mujer me despedazaba,

Los primeros rayos del sol aparecían iluminando el cielo, limpié mis ojos deseando que todo fuese un mal sueño, pero no, todo era una cruel verdad, pensé y pensé a donde ir, que hacer, encontré un pequeño hotel cerca del parque, no era 5 estrellas, pero era algo que podía costear, alquilé una habitación, pequeña, solo con lo indispensable, una pequeña mesa de madera con dos sillas junto a la ventana, un pequeño buró de madera, me senté sobre la cama, no tenía nada, no tenía ropa, el dinero era limitado, mi celular estaba apunto de descargarse, todo iba de mal en peor, volvió a entrar una llamada, tiré una maldición al viento pensando que era Henry quien llamaba, después de 2 intentos me di el tiempo de revisar, era Sam, sentía un alivio al ver su nombre, respondí de inmediato.