Capitulo 7

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Tras estar viendo con una tremenda sorpresa a todas estas personas sonrientes frente a mí, era sin duda alguna una de las cosas más raras que pueden pasarle a alguien como yo, después de todo en el palacio me trataban como una abominación. Mientras mi mente divagaba estas personas se me acercaron y para colmar con mi poca confianza Jacob me había dejado para que estuviera a la vista de todos ahora se encontraba recargado en la pared con sus brazos cruzados y una sonrisa de cómplice en el rostro, de la nada me dirigían preguntas.

¿ De qué manada eres?, ¿Qué edad tienes?, ¿te gusta la casa? y muchas otras cosa que yo no sabía darles respuesta así que con ello empecé a retroceder hasta que choque con la puerta, busque la perilla y la abrí de forma rápida y concisa, una vez me encontré afuera todo lo que hice fue correr salte una gran barda de piedra y corrí sin una dirección aparente, de la nada en el bosque me tope con un camino apenas visible entre el suelo forestal, hacía años que nadie pasaba por aquel lugar, así que decidí seguir ese pequeño sendero.

cuando este me llevo a un claro del bosque fue como si me escupiera en algo que parecía haber sido una cabaña muy acogedora en tiempos de antaño. De alguna manera este lugar me inspiraba una gran paz, me acerque a la puerta o lo que parecía serlo, mi vista viajo por todo el lugar que se encontraba en ruinas, era una cabaña de dos pisos con espacio suficiente como para una familia de 4 o 5 personas, al salir por un agujero en la parte posterior me encontré con un pequeño lago descuidado.

Era un lugar tan pacifico hasta que escuche como alguien o algo se acercaba sin aminorar su velocidad por el bosque, no quería pelear, pero de ser necesario lo haría. trepe uno de los árboles cercanos al lago para despistar un poco mi aroma y cuál fue mi sorpresa al ver a una pequeña manada de lobos y con ello el que los dirigía era el lobo gris que tanto amaba. Esto sí que será entretenido, todos fueron a diferentes direcciones a buscarme, pero el gris solo se recostó y comenzó a hacer una especie de gemido triste, se veía tan adorable.

Bajé del árbol haciendo el menor ruido posible y en eso el lobo se paró, me apresure y toque su nuca y dije a la altura de su oreja - veo que eres un experto en encontrarme, no lo crees lobito- esto fue todo lo que tuve que decir para que ese lobo enorme se me viniera encima y comenzará a lamerme toda la cara estando en el piso, pero mientras eso pasaba el peso del lobo cambio un poco y de la nada al abrir los ojos me encontré con el rostro de Jacob y sin previo aviso junto nuestros labios, acaso existía una mejor cosa en el mundo, solo que al separarnos, nos encontramos rodeados de las personas que estaban en casa de Jacob, a lo que hablo la señora mayor que supuse era su madre.

-Jacob, será mejor que te vaya a poner algo de ropa no lo crees- con esas palabras Jacob volvió a su forma de lobo y salió corriendo, -lamento que te hallamos asustado querida, no fue nuestra intención- con eso voltee mi rostro completamente rojo de recordar cómo estaba Jacob unos minutos antes, tome la mano que me ofrecían y me levante para sacudirme la hojarasca que se me había quedado en la ropa.

-Bueno pues yo soy Miriam y él- dijo señalando a el señor - es mi esposo- 

-Derek, un gusto conocerte- dijo esto tomando mi mano y besándola como un caballero.

-y todos los demás son mis hermanos y mejor amigo, que para variar espero se lleve bien contigo- Ese era Jacob ya con su ropa, ya fuera lobo o humano se veía tan bien y lo mejor de todo es que aparentemente era solo para mí, pero a juzgar por como su amigo me vio antes de saber que era su mate, tenía la ligera sensación de no haber sido la primera en llegar a la vida de Jacob y me iba a asegurar de saber esa verdad.

Durante el transcurso de ir de vuelta a la mansión, me enteré que los hermanos de Jacob, se llamaban Tyler, y las gemelas Jazmín y Jarmony, se me iba a complicar demasiado el poder diferenciarlas ya que eran idénticas y en sima de todo eso olían casi igual.  

Pero escuchar las pláticas animadas de todos era algo bastante usual para mí, no por nada sabía escurrirme por todo el palacio para escuchar todo en ese lugar hasta que una de las pláticas llamó mi atención, era la de las gemelas, - puedes creerlo, por fin la encontró, ya me estaba preocupando de que siguiera llevando chicas a casa todas las noches-

- De seguro su lobo lo intentaba matar durante todas esas ocasiones, recuerdas cuando llevó a la rubia oxigenada- 

-Como olvidarlo, esa pintura que pusimos en su carísimo vestido de marca jamás llegará a salir-

Estas chicas se estaban carcajeando, pero como no se daban cuenta de que las escuchaba, o más bien como era la única que realmente se daba cuenta de lo que decían, sabía que Jacob no habría sido ninguna especie de santo mientras no me encontraba, pero para mí sería el primer chico que podía albergar algo de cariño en mi corazón. Pero yo quería mi propio espacio, así que, al llegar a la mansión, tuve que llenarme de valor para hablar frente a todos.

-Disculpen- Ahora todos me estaban observando incluido Jacob,- agradezco que me dejen quedarme en su casa, pero me encantaría poder disponer de algo de espacio solo para mí, y pude darme cuenta de que el lugar en el que nos presentamos es perfecto para este fin, por lo que me gustaría pedirles su ayuda para arreglarlo-  Tras decir todo esto de la mejor manera que pude, levante mi mirada y todos estaban bastante, ¿confundidos?, pero de todos los ojos que me veían, Jacob es el que no paraba de mover la boca para decir algo que no podía articular, sería una larga primera noche en esa mansión.

Huellas hacia el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora