Capitulo 8

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Una vez que hice mi propuesta, Jacob, se me acerco hasta tal punto que podía sentir su respiración sobre mi rostro, - ¿Qué quieres decir?, ¿NO TE GUSTA LA IDEA DE QUE ESTEMOS JUNTOS TODOS LOS DÍAS? - La última pregunta la dijo alzando la voz haciendo que todos los presentes se dieran cuenta, ahí fue cuando me di cuenta de lo que significaba ser un alfa, y yo no me rendiría ya que aprendí sobreponerme a cada castigo desde muy pequeña.

-SI QUIERES IMPONERME UN CASTIGO POR LO QUE QUIERO HACER, MÁS TE VALE QUE LO HAGAS RÁPIDO NO TENGO TODO EL DÍA, PENSE QUE AQUÍ SERÍA DIFERENTE A EN EL CASTILLO, PERO VEO QUE NO LO ES- Sin más que decir y con él corazón rebotándome en la cabeza me trasforme y me fui corriendo al bosque quería volver a aquella cabaña y tirarme cerca del lago, quería sentir que podía pertenecer a algún lugar sin que existiera quien me vigilara cada segundo de mi vida.

Tras dar de vueltas por el bosque me di cuenta de que mis pasos me llevaron justo a donde quería ir, no era de extrañarme que ese lugar me trasmitiera tanta paz, todo lo que alguna vez quise se encontraba en ese lugar, mi tranquilidad tan soñada, estos eran los momentos en los que me gustaría saber qué es lo que el mundo exterior significa el porque me agrada tanto la idea de ir hacia donde no conozco.

Me eche cerca del borde del lago, ahora si podía conciliar mi tan preciado sueño, no tenía ropa ni cosas, pero podía encontrar algo por ahí si me esforzaba conseguiría empleo o algo así para poder poner este lugar en forma y convertirlo en mi hogar, un hogar algo que tanto había deseado, desde que era tan pequeña.

Justo con el alba me levante, más bien el sonido de algo acercándose fue lo que me hizo despertarme, y decidí quedarme un poco más, pero con solo sentir ese aroma embriagador sabía que debía salir corriendo, me dirigí a la mansión y tome la ropa que encontré colgada, era de alguna de las hermanas de Jacob, pero agradecía que no variara tanto las tallas de nosotras, con eso, fui hacia el pueblo.

Estaba caminado por todas partes para poder encontrar algo que me dijera que buscaban ayuda con algo, hasta que en uno de los postes del no tan pequeño pueblo llamo mi atención, tome el papel en mis manos, era perfecto, era para niñera, pero no de cualquier tipo, sino que era para ser niñera en un kinder, si ese sí que era perfecto, me fui hacia la pequeña escuela y podía ver desde afuera que era un lugar maravilloso.

Con solo las clases del castillo podía comenzar con esto, pero claro la idea de estar en una entrevista era algo que no me ayudaba mucho, tendría que hablar con alguien a quien no conocía, pero bueno, intentaba mentalizarme para que no me fuera tan mal, ya que mi cabeza era la mejor para poner los peores escenarios en cualquier situación posible.

-Señorita Black, ya puede pasar- claramente no cambiaría mi nombre, pero escuchar la palabra señorita, era algo que me removía por dentro, en el castillo para todo era "señorita", lo odiaba, pero no podía hacer nada ya que allí era una formalidad para llamar a la hija rebelde del director, solo recordar los días fríos en el ático me hacen recobrar la cordura del porque deje ese lugar en primer lugar.

Al entrar en la dirección me encontré con una chica como de mi edad o eso es lo que creía, -Hola señorita Black, tomé asiento- Esto era como estar en uno de los interrogatorios del castillo quería salir de ahí.

-Bueno este no es cualquier trabajo, pero supongo que por los conocimientos que tienes puedes desempeñarlo bien, bueno el horario empieza desde las 8:00 A.M y termina a las 13:00 P.M., para muchos es demasiado tiempo y por ello declinan a hacerlo...- 

-Acepto- Ella solo me quedaba mirando atónita, era tal vez la primera que decía que si tan rápido, pero no me importaba quería trabajar aquí. Pero en eso su cara cambio para mostrarme una cálida sonrisa, - pues me alegra escuchar eso, estamos bastante cortos de personal, pero vale la pena a pesar de ser la encargada de este lugar también doy clases a los pequeños, así que cuento contigo señorita Black- me extendió la mano.

-Llámame Rose, el placer es todo mío- tome la mano que me extendían, esto era sin duda era mucho mejor que los largos interrogatorios en el castillo, presentía que me encantaría estar aquí. - Soy Katerine, dime Kate, ahora te llevaré al salón para que los niños te conozcan y así puedas empezar mañana te parece bien-

-Suena estupendamente para mi-

Me estaba conduciendo por un largo pasillo, pero era todo rodeado por cristales y en ese espacio se podía ver un hermoso jardín, esto sí que no me lo esperaba para nada, pero mientras más nos acercábamos, más podía escuchar las risas y gritos de los pequeños que estaban allí, me estaba emocionando como una niña, amo a los pequeños por eso me gustaba mucho ir a los ingresos de los niños en el castillo era el único momento en el que realmente estaba feliz entre esas paredes de piedra.

-Bueno, estás preparada para ver lo que viene- yo solo pude alcanzar a asentir con la cabeza, y en eso vi algo que me dejo con la boca abierta y con el corazón rebosando de una inmensa alegría, eran varios niños jugando y correteado de un lugar a otro, simplemente me encontraba en el paraíso, esto jamás llegaría a aburrirme.

-Niños-todos los pequeños quedaron viendo a Kate- ¿Dónde está Trevor? - en eso vi que un montón de niños estaban sobre alguien supongo que era el tal Trevor, pero algo me decía que no debía acercarme hasta que sentí ese aroma, no era el aroma de Jacob, pero sin duda olía muy bien, suelo forestal casi como el de Jacob, que rayos es esto.

Tome a Kate del brazo y señale hacia donde estaba el montón de niños. - Trevor deja de jugar y levántate te voy a presentar a alguien, ¡Hermano por favor! - 

En eso un chico mucho más alto que Jacob estaba frente a mí, y me veía con ojos expectantes. Todos los niños y Kate miraban la escena de manera de esperar algo, pero que era esto por la Diosa luna, ¡otro mate! 

Huellas hacia el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora