Estaba tan cerca...

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Suelo ser esa persona que se excusa para lograr hacer algo, suelo ser esa persona tímida que determina hacer algo pero, justo cuando tiene la situación de frente le da miedo, suelo ser esa persona que cuando le ve acercarse se pierde en el reflejo de sus ojos, suelo ser esa persona que trata en cada fragmento de segundo que pasa al lado suyo, disfrutarlo al máximo haciéndole sonreír para que mi corazón tenga una razón más de quererle, suelo ser esa persona, que todo lo escribe, que todo se lo guarda, que todo le fascina y más si viene de esa persona especial.

Muchas veces suelo ser muy evidente en cuanto a las impresiones que suelo llevarme a momentos, como lo que sucedió ese día, un Jueves de agosto, parecerá insignificante pero, para mi, para mi fue algo maravilloso.

. . .

Mirábamos vídeos en mi celular, yo sentado en el sillón personal y él en la parte de recostar el antebrazo. Estábamos a centímetros, muy sumergido mirando el video no prestaba atención a sus movimientos. Luego de unos minutos, inesperadamente sentí como su mano se posaba sobre mi hombro izquierdo frotándolo con su dedo pulgar, inmediatamente de reojo dirigí mi vista hacia su mano, podía notar la delicadeza con la que lograba hacer cada movimiento, unos segundos después levanté mi vista hacia su rostro comentando lo sucedido en el video (para no parecer evidente) y noté un leve sonrojo en sus mejillas, era adorable presenciar aquella escena, es más sus nervios se notaban a flor de piel, podía sentir el latir de su corazón pues podía tocar con mi hombro derecho su pecho, era un momento 'especial' aunque halla durado unos minutos.

Mi madre llamó a la cocina para pasar a comer, tomamos asiento y me senté en frente suyo, empezamos a comer y la cena transcurrió sin más, terminamos de cenar y decidimos salir un rato afuera 'a tomar airé.'

Estando sentados en unas de las bancas que hay fuera de casa, escuchaba como 'alababa' la comida que mi madre había hecho, decía que le había gustado mucho y de más. Terminó de hablar, yo le sonreí y salte a darle un abrazo, el respondió de la misma manera, -mantener ese contacto con su cuerpo era como abrazar el cielo, podía sentir cada latido que daba su corazón, es más, note que latía fuerte y rápido, a saber porque, quien sabe, pero era de los momentos que más amo cuando estoy a su lado.-

Escasos segundos que duró el abrazo volvimos a separarnos y decidimos entrar y sentarnos en los asientos donde hace poco acabamos de comer. Tomé asiento a su lado y empezó a enseñarme unas fotos que había tomado ese día en su colegio -impresionandome por la calidad de fotografías que había hecho- yo las miraba con una sonrisa dibujada en mis labios mientras también miraba de reojo cada centímetro de su pecho al descubierto, ese que está delicadamente pintado por uno que otro lunar que le embellece aún más.

Tomé su celular y esta vez fui yo quien pasaba las fotos, habían unas de las cuales algún compañero se encargó de tomarlas ya que su presencia se admiraba en las fotos -y es que hasta en fotos es admirable verle-. Noté que se acercaba un poco hacia mi y mi mente empezó a dar ideas que sobrepasaban mis límites, -al menos por el momento- sentía como se acercaba más y más para 'poder mirar lo que yo veía,' de pronto decidí dar paso a lo que pasaba por mi mente y volví mi rostro para mirarle, estaba tan cerca que podía sentir como su respiración se unía con la mía, en sus ojos notaba ese brillo que hace que me pierda y casi hasta caer en estado de coma al estar embobado por el café profundo que inunda su mirada, bajé mi vista un poco para ver sus labios, esos labios levemente rosados, agrietados por el aire que choca contra ellos y miré que, por una fracción de segundo temblaron -ha de haber sido por la tensión de aquel momento.-

Estábamos tan cerca; pero aún no era el momento, así que decidí mediar palabra para disminuir un poco la tensión que en el aire se respiraba, y sin pensarlo dije:

-Te ves genial en la foto! -No podía creer lo que había dicho, es obvio que era verdad lo que decía pero, dicho en ese momento y en se tono de casi derritiendome era realmente incómodo. Con esa pizca sarcástica que siempre utiliza en sus frases sonrió y respondió:
-Obvio, yo siempre!

Fue uno de los momentos más mágicos que jamás había vivido, tenerle así de cerca, sentir su respiración tan cerca de mi, fue maravilloso, pero no era el momento para dar el siguiente paso, así que me separé un poco y seguimos hablando.

. . .

Llegó el momento de que se fuera -ese momento que siempre odio- y se despidió de mis papás, y por último de mi, con una sonrisa dibujada en su rostro me abrazo y cerca de mi oído dijo:
-Lo quiero mucho, sabía.?

Eso era algo que claramente lo sabía, sólo que a veces la razón trata de ocultar el sentimiento que se forma en mi ser, pero siempre decido no darle importancia porque, al fin y al cabo, que sería de nosotros si no obedeciéramos al corazón, seríamos personas frías que suelen volverse oscuras y sin motivos de seguir viviendo y miraríamos a este mundo como un lugar de caos que cada día se vuelve más gris y oscuro por el simple motivo de no obedecer lo que nuestro corazón dicta.

Tomó su bicicleta y empezó a alejarse, cada vez más y más, yo no sólo no dejaba de ver como se iba sino que me preguntaba, desde cuándo había iniciado este sentimiento, y me di cuenta, justo en ese momento que, siempre lo he tenido, siempre le he querido más de 'lo que debería' y le amo, le amo como amarías a una persona que vuelve tus días de gris a color, de aburrido a feliz, y lo más importante de sentirme sólo a saber que está ahí, para escucharme...

Fragmentos del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora