Fragmentos del alma

Momento inesperado...

Y entonces te das cuenta de que no hay marcha atrás, que ya dijiste lo que sentías y te das cuenta de que fue desastroso, pero no te percatas de que está a tu lado, tomando tu mano, y entonces te comienza a latir el corazón fuerte, estas nervioso, y sin saber el momento exacto comienzas a rodear con tus brazos a esa persona y ahora no la podes soltar por la simple necesidad de sentirla cerca y la miras a los ojos y te pierdes en el color caramelo profundo de sus ojos, y sabes que justo en ese instante, ahí está, justamente delante de ti, lo que por mucho tiempo esperaste, tenerlo a milímetros de tí y juntar los labios y besarle...

Tal vez sea un error o algo indebido o hasta un pecado imperdonable; pero lo hiciste y ahí estas, sintiendo como la suave brisa del viento los rodea a ambos pacientemente, y juntos se tornan en un complemento perfecto, como hechos a la medida cada uno para sí y el beso se torna despacio, suave y eterno, entonces debes separarte por la falta de aire de tus pulmones y te detienes a centímetros de su rostro para poder apreciar y perderte en lo hermoso de sus ojos, pero en ese momento te das cuenta que la noción de lo que sucede a tu alrededor vuelve y te hace decir algo para no prolongar el ya convertido silenció incómodo, y sólo escuchas a tu corazón latir locamente y lo único que puedes decir es, lo siento, y le sueltas y empiezas a caminar en la dirección opuesta de su mirada y por tu mente pasan infinidad de preguntas, prejuicios y hasta miedo...

Llegas a tu casa embobado, sonriendo como un tonto por lo que hace poco acababa de suceder, y saltas en tu cama con tu celular a un lado y empiezas a mirar hacia el vacío recordando ese momento, imaginando en que estará pensando esa persona sobre eso, si le habrá molestado, si le habrá gustado, sólo sabes que lo hiciste y que ya no hay marcha atrás...

De tanto darle vueltas al asunto deseas enviarle un mensaje pero decides mejor no hacerlo y dejar que sea esa persona que lo haga y te quedas allí, esperando ansiosamente y no te percatas de que te estas quedando dormido y que en medio del sueño que ya estaba sobre ti, empiezas a soñar en eso, en eso que acaba de suceder, y de pronto te despiertas y te das cuenta de que ya está sobré tu rostro un rayo de luz del día siguiente, que ahora es un nuevo día y que debes enfrentarlo con la frente en alto, entonces empiezas hacer lo mismo que haces todos los días, levantarte de la cama, bañarte, hacer tus necesidades y por supuesto como todos los días, revisar su última conexión a WhatsApp sin ningún fin, sólo saber el dato, y eso muchas veces te hace feliz o algunas veces enfadar, porque ambos seguramente decidieron que fuera el otro que enviará el mensaje, ese mensaje que nunca llegó, que quizá nunca llegará. Pero el día transcurre normal, excepto en tu mente, en tu mente en cada momento que pasa sigues recordando eso, eso que sucedió el día anterior y se convierte en cada instante en una sonrisa dibujada sobre tu rostro.