~Narra TN~
Desperté en un lugar oscuro, mareada y atontada. Distinguí la silueta de varios hombres a pesar de tener la mirada borrosa. Dejé caer la cabeza y gemí de cansancio. ¿Qué me habían dado? Tenía sueño... Mucho sueño. No podía pensar con claridad, porque tenía la mente nublada. Algo atosigaba mis sentidos, y me hacía sentirme pesada... Era el sentimiento de tener algo justo delante de tus narices, y no llegar a cogerlo. O cuando se te duerme un pie, que no puedes moverlo. Oí voces:
- ¡Pero no podemos! ¿No ves que sólo es una niña? - era el hombre que había oído antes, en la misión.
- ¡No me repliques! - siseó una voz femenina. Me resultaba conocida... - Ella es más poderosa que cualquiera de ellos... Incluyendo al que se puede transportar. No podemos arriesgarnos a... - también era la voz de la mujer. El hombre la interrumpió.
- ¿No podemos arriesgarnos a qué, exactamente? ¿A dejarla suelta?
- A que nos descubra. En cuanto despierta le explicaremos todo, y si es cierto lo que creo, es demasiado débil para negarse a nuestro ofrecimiento, así que lo hará para protegerles... - la mujer habló con un tono mordaz.
- Cinco... - murmuré débilmente. Noté que ambos me miraron de golpe, y la mujer se me acercó. Distinguí que tenía el pelo blanco, y llevaba un traje azul. Levanté el cuello como pude, y me quedé mirándola fijamente, tratando de enfocar la vista.
- ¡Ah, qué bien que ya estés despierta! Bien, bien, bien.
- Por favor, no lo hagas - dijo el hombre con la voz quebrada. ¿Hacer qué? ¿Dónde estaba? ¿Qué querían de mí? La mujer se giró lentamente.
- Vuelve a contradecirme, y me aseguraré de convertir tus días restantes en el mismísimo infierno. No son tantos, pero suficientes para que quieras que se acaben - le amenazó, y por el tono que empleó, supe que era muy capaz de hacerlo. Respiré hondo entrecortadamente. De nuevo, aquí estábamos, entre cuatro paredes oscuras, sin poder salir. Qué ironía.
Intenté levantarme, pero definitivamente, estaba inmovilizada. Hice un repaso de todo mi cuerpo: Tenía las manos detrás del respaldo de una silla, atadas con fuerza por las muñecas con una cuerda que me estaba fastidiando las muñecas demasiado. Intenté forzar el movimiento, pero sólo me hice más daño. También noté una cuerda en mi tripa, impidiéndome respirar bien. En cuanto a mis piernas... bueno, las tenía atadas a las patas de la silla, tan fuerte que se me cortaba la circulación.
- En fin... ¿en qué estábamos?... Ah, sí. Mira, TN, me gustaría decir que lo lamento, pero es que no. Vas a tener que separarte de la Umbrella Academy para unirte a la Comisión y bla bla bla... El caso es que tienes que cortar con Cinco, y hacerle creer que era un juego todo, despedirte de tus familiares y seres queridos para toda la vida y fingir que les odias. ¡Ah, importante! Haz que te odien. - se quedó mirándome, como esperando a que asintiera.
- Tú flipas - dije simplemente. ¿Esta señora pensaba que me iba a apartar de mi familia? Sí, venga, y mi hermano es Finn Wolfhard. Ella me miró y se rió.
- Querida, no es una pregunta.
- Yaya, pero tampoco lo voy a hacer. - ella se acercó hacia mí con aire intimidatorio, que es cierto, me dio mala espina, pero intenté mostrarme más valiente de lo que en realidad me sentía.
- Creo que no lo entiendes... Vale, te lo pongo más fácil: O haces eso, o les mato. Tú escoges. Tienes diez segundos. Diez.... nueve... ocho... - ni me lo pensé.
- ¡Vale, lo hago! Pero usted no les toca un pelo de la cabeza. - la mujer aplaudió con las manos dando saltitos como una niña, y me sonrió cálidamente, como si no acabase de obligarme a arruinar mi vida.
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La hija perdida de Reginald Hargreeves - T/N y Cinco-
FanficTN vive en el sótano de la Umbrella Academy sin saber nada de nada. Pero su feliz ignorancia llegó a su fin pronto. Salió por primera vez de su sótano, y se encontró un mundo desconocido. Donde nada es lo que parece, todo tiene un trasfondo siniestr...