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Yuki 

Todo se veía un poco borroso, trataba de ver donde estaba cuando la imagen de la jaula donde me mantenían prisionera por tantos años apareció frente a mí. El hombre que me secuestró estaba con una horrible sonrisa en su rostro sosteniendo una jeringa con el líquido verde que siempre me inyectaba, el miedo comenzó a hacerse presente en mi cuerpo trataba de huir del hombre que se acercaba a mí con eso. Vi una silla un poco lejos de donde estábamos por lo que usé mis habilidades de poder mover algunos objetos con la mente para lanzarle la silla y que me dejara en paz. 

De pronto la habitación estaba llena de personas vestidas con batas blancas, decían que harían de mí un gran arma. Todos trataban de inyectarme con las jeringas, lloraba de miedo y desesperación no sabía que hacer; cada vez estaban más cerca de mi, había llegado a un rincón de la habitación no podría evitar que me hicieran daño. De pronto escuché una voz muy familiar llamándome, podría jurar que era la voz de Levi pero sabía que era imposible porque hace años que no lo veía. 

- ¡YUKI! - gritaba esa voz - ¡YUKI! 

- ¡ABRE LOS OJOS! -

- ¡NO ES REAL! - 

Como si esa voz me hubiera lanzado una especie de hechizo abrí los ojos, no me sentía agotada en comparación a las otras veces que despertaba. Por primera vez la luz no hizo que me ardieran los ojos además de que mis sentidos poco a poco iban tomando el control de mi cuerpo, podía sentir que estaba recostada en una superficie extremadamente mullida como si fuera una cama y no la incubadora en la que era prisionera. Además de que no sentía la suciedad impregnada en mi cuerpo y por lo poco que pude ver mi ropa fue cambiada; me di cuenta de que no estaba en la cabaña donde Annie me tenía prisionera. Era una habitación diferente y no estaba en la incubadora, se podía sentir el olor a limpio dentro de aquel cuarto. 

- ¡Bájanos mocosa! - dijo una voz desde el techo. 

Mis ojos se fueron hacia arriba donde pude ver a un hombre de baja estatura y a una mujer de cabello castaño y lentes pegados al techo. Un destello verde los cubría por completo, bajé mi vista a mis manos y estas brillaban con el mismo brillo; en ese momento comprendí que había tenido una pesadilla, dejé que mis emociones me controlaran por eso sin querer di rienda suelta a mis habilidades. Me maldije interiormente por eso, no sabía donde estaba y eso podía acabar en muchos problemas; con una pequeña seña de mis manos ambos cayeron estrepitosamente al suelo. 

- Pudiste ser un poco más delicada - se quejó aquel hombre. 

- ¡Eso fue genial! - dijo la mujer llegando a mi lado - ¿Qué más puedes hacer? 

- ¿Quiénes son ustedes? - pregunté asustada - ¿Me volvieron a secuestrar? 

- Estás en la legión - dijo la mujer - Soy Hange Zöe y el enano amargado es Levi. 

Cuando ella dijo eso mis ojos viajaron con rapidez hacia donde estaba el hombre, sin duda se parecía al Levi que conocía de la ciudad subterránea pero no estaba segura de que fuera. Luego de darle una mirada más analítica me di cuenta de que sí era él, no conocía a nadie que usara el mismo peinado por años; mis manos comenzaron a temblar ligeramente haciendo que tanto él como ella se pusieran alerta. Un ligero sollozo salió de mis labios, si estaba junto a Levi significaba que por fin había vuelto a la isla; sentía como las lágrimas bajaban por mis mejillas. 

- Por fin estoy en casa - susurré pero había algo que no entendía - ¿Cómo me liberaron?

Levi me preguntó si de verdad no recordaba nada, mi cuerpo se sentía demasiado cansado cuando pasó todo. Al parecer habían descubierto que Annie era un titan infiltrado, Hange fue en busca de alguien diciendo que era importante; Levi seguía explicándome cómo había llegado a la legión. Uno de sus soldados había abierto la puerta de la incubadora dejándome libre, en ese momento entendí sin que él me lo dijera que ese soldado era un titan y que además debía ser familiar de Zeke Jaeger ya que solo su material genético me liberaría de mi prisión. 

- Veo que estás en mejores condiciones que antes - dijo un hombre alto de cabello rubio - Hange ya me ha explicado que no recuerdas nada, soy Erwin Smith comandante de la legión de reconocimiento. 

- Me llamo Yuki - respondí - Gracias comandante por liberarme. 

- ¿Tienes información sobre los demás titanes infiltrados? - preguntó él. 

- Me temo que no, mi contacto con ellos era escaso - comencé a decir - Ni siquiera sé cómo me sacaron y volvieron a traer a la isla, me tenían drogada casi la mayor cantidad de tiempo. 

- ¿Isla? -preguntó él.

- Donde me tenían capturada se referían a este lugar como la isla de las murallas - dije simplemente - Nunca entendí a que se referían con eso. Solo sé que esas personas me querían usar para crear un arma y destruir a los habitantes de aquí.  

Ninguno dijo nada, eso me daba mucho miedo y sin querer una de mis manos comenzó a brillar, la taza de té que estaba cerca de Levi adoptó el mismo brillo y comenzó a elevarse por el aire. Los ojos del hombre se abrieron por completo, Levi chasqueó la lengua y trató de tomar la taza aunque el comandante se lo impidió. La taza se elevaba y paseaba por la habitación, el silencio de los presentes hacía que mi ansiedad aumentara y eso producía que la taza siguiera su recorrido en el aire. 

- Impresionante - dijo Erwin.

- Y eso que no viste cuando nos pegó al techo - dijo Hange mirándome fascinada. 

- Tks no la molesten - dijo Levi - Está asustada y no controla sus habilidades. Mientras más miedo sienta más impredecible será. 

Por alguna razón sus palabras me dieron un poco de calma, me concentré en la taza y la llevé devuelta a su lugar tratando de hacer el menor desastre posible. Erwin me preguntó qué más podía hacer, le dije que no sabía ya que cuando me tenían prisionera había limitado mis habilidades porque no quería que me usaran para hacer daño a las personas; me pidió que me pusiera de pie para ver como estaba mi salud, no duré ni dos minutos sobre mis piernas cuando la gravedad se hacía presente en mi cuerpo. Por suerte Levi me tomó de la cintura impidiendo que me cayera, aún no estaba del todo recuperada, el comandante me dijo que cuando estuviera en mejores condiciones comenzaría mi entrenamiento en la legión. 

Me explicó que de ellos tener mi custodia podrían evitar que hayan bajas en las misiones de exploración además de ser un recurso para luchar contra los titanes. Le dije que me alagaba que pensara así de mí pero que no estaba segura de lo que podía hacer, estaba poniendo en mis hombros una gran responsabilidad y no quería fallarle a nadie. Levi puso una de sus manos en mi hombro de forma tranquilizadora, el comandante y Hange se retiraron de la habitación dejándonos a solas. 

- Lo siento - dije bajando la mirada - Desde pequeña he sido una mocosa molesta para ti. 

- Yo soy quien lo siente - dijo sin mirarme - Ese día me pediste ayuda y no pude hacer, te debo una Yuki es por eso que no dejaré que te pase nada. Te ayudaré a entrenar si tienes miedo de usar tus habilidades de daré herramientas para que te puedas defender en las expediciones. Se lo prometí a tu madre ese día, saldaré mi deuda contigo. 

Con aquellas palabras supe que mi madre había muerto, no estaba segura de querer saber cómo pasó; aún sentía un poco de miedo por lo que podría pasar pero algo dentro de mí me decía que no debía temer nada. Al fin y al cabo Levi había logrado salir de la ciudad subterránea y ahora trabajaba en la legión, desde pequeña cuando lo veía entrenar con aquel hombre supe que grandes cosas le esperaban en su futuro. Quizás ahora podría presenciarlo dentro de un plano más cercano, me alegraba saber que al menos podía contar con él para no ser una completa inútil. 

El destello de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora