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Levi 

Todo lo que podía ver a mi alrededor era suciedad, sin duda la ciudad subterránea era un asco y esperaba poder salir de ese lugar algún día. Estaba entrenando como Kenny me había dicho, él estaría atendiendo unos asuntos por lo que debía hacer lo que me dijo si no quería recibir una paliza de su parte. Me concentraba en los movimientos que debía hacer con el cuchillo cuando sentí una voz chillona que estaba gritando, era esa maldita mocosa que siempre veía cuando mi madre trabajaba en ese asqueroso burdel. 

Ella siempre me pedía que jugara con ella o que la dejara pasar tiempo conmigo, nunca accedí porque lo ultimo que necesitaba era ser el niñero de una jodida mocosa. A diferencia de otras veces, parecía estar en problemas ya que vi como un hombre la cargaba en sus brazos y se alejaba con ella; traté de seguirlos pero no era tan rápido, ella gritaba mi nombre pidiendo ayuda pero no pude hacer nada por ella. Se la habían llevado frente a mis ojos y no fui capaz de defenderla. 

- ¡Levi ayúdame! - gritaba ella - ¡LEVI! ¡AYUDA! ¡POR FAVOR!

- ¡NO! - grité al despertar.

Mire a mi alrededor para darme cuenta de que estaba en mi oficina, la vela estaba a medio consumir y mi taza con té se había enfriado. Una vez más aquella pesadilla volvía a atacarme, fue la primera vez que me sentí un inútil, el día en que se la llevaron seguía marcado a fuego en mi memoria. Aquella mocosa de alegre sonrisa que siempre estaba a mi alrededor, nunca le había hecho daño a nadie y trataba de mantenerse al margen de los problemas. Me preguntaba qué fue lo que pasó con ella, luego de que se la llevara aquel hombre no volví a verla; seguramente estaba muerta. 

Hace años que no soñaba con el día en que se llevaron a Yuki, sin duda era uno de los recuerdos más dolorosos junto con la muerte de Isabel y Farlan; compartía el sentimiento de frustración al no haberlos podido salvar, una vez más volvía a sentirme un inútil que no podía hacer nada. Cuando Yuki fue secuestrada aún no poseía la fuerza para ayudarla, por eso el haberlos perdido una vez que ya era fuerte me hacía sentir como un verdadero inútil. Debía dejar en el pasado aquellos recuerdos, no me harían nada de bien si seguía pensando en eso los años habían transcurrido no podía hacer algo para cambiar lo sucedido, sin embargo, podía dar todo de mí para nunca más volver a perder a alguien. 

Aquel día nos preparábamos para una misión importante, debíamos descubrir quiénes estaban con el titan de tipo femenino. Por idea del mocoso cabeza de coco Erwin, Hange y yo fuimos a la policía militar para investigar si esa tal Annie Leonhart había tenido más contacto con alguien de sus filas. Descubrimos que cruzó palabra con una soldado llamada Hitch Dreyse una vez que se había quedado dormida, se excusó con ella diciendo que el día anterior había tenido que ir a ver a un familiar que se encontraba en una situación delicada de salud.

Aquello le llamó mucho la atención a Erwin y pidió ver los registros de Leonhart, había una dirección que indicaba como su casa. Volvimos al cuartel de la legión para ir en busca de tres soldados importantes para esta misión, según el comandante los más indicados para esta tarea eran: Mikasa Ackerman, Armin Arlet y Eren Jaeger. Decía que necesitaríamos a alguien que pudiese igualar mi fuerza, un soldado astuto que pueda ver más allá de lo aparente y por si las cosas se complicaban un poco podríamos recurrir a la ayuda del titan.  Una vez listos nos dirigimos a aquella dirección, estaba muy apartada de la ciudad nos tomó más de medio día poder llegar allá. 

Se podía ver una cabaña escondida en un bosque relativamente cerca de la muralla Rose, con mucho cuidado entramos en la casa. Se veía muy sucia y polvorienta, no habían muchos muebles o algo que delatase que alguna persona vivía ahí; pero un pequeño grito proveniente una habitación nos alertó a Erwin y a mí. Los mocosos habían encontrado a una chica encerrada en una extraña jaula, parecía dormida, me di cuenta de que estaba encadenada por el cuello, de las muñecas y de los pies. 

- ¿Qué mierdas es esto? - pregunté mirando a Erwin. 

- ¿Por qué la tendrían prisionera? - dijo la cuatro ojos- ¿Será una especie de titan? 

- Debemos averiguar que es lo que sabe - dijo Erwin. 

El maldito mocoso curioso de Eren se acercó a esa cosa, provocando que emitiera un extraño sonido. Aquella cosa comenzó a irradiar luz y la mocosa que se encontraba dentro lentamente parecía abrir sus ojos.

- ¿Quién eres? - le preguntó Eren a la chica.

 Se le notaba cansada como si no tuviera fuerzas para levantar sus parpados, Eren colocó su mano en aquella cosa y esta rápidamente se abrió. Por un segundo los ojos de aquella mocosa se sorprendieron, pero no duró más que unos segundos, con mucha lentitud sus ojos pasearon por los presentes en la habitación; Erwin se acercó un poco para poder observarla mejor sin dejar de poner su cara de mierda.

- ¿Eres humano o titan? - preguntó mirándola.

- Humana - respondió ella muy débilmente, parecía que todo le costaba mucho esfuerzo. 

Como si no pudiera tener control de su cuerpo cayó como costal de papas al piso, no se movió por un largo rato; me daba la sensación de que la conocía, pero no lograba recordar dónde la había visto. Pensé que estaba muerta porque no se movía de donde estaba, Eren quiso acercarse a ella pero Mikasa no lo dejó mientras que Armin fue más escurridizo y logró llegar a ella.

- ¿Estás bien? - le preguntó con delicadeza. 

- Solo quiero ir a casa y jugar con Levi - susurró con la voz cargada de dolor. 

En ese mismo momento perdió el conocimiento, todos me quedaron mirando como si supiera algo de aquella desconocida. Me acerqué lentamente a ella, tomé su rostro con una de mis manos y me llevé la mayor sorpresa de todas.

- Yuki... - susurré sin poder creerlo. 

- ¿La conoces? - preguntó Erwin.

- Solía vivir en la ciudad subterránea, su madre era prostituta - expliqué brevemente - Un día uno de sus clientes se llevó a Yuki y nunca más la volví a ver. 

- Hasta ahora - dijo Hange - ¿Por qué Annie la tendría aquí oculta? 

- Lo mismo quiero saber - dijo Erwin. 

Nos dio la orden de liberarla, su presencia en la legión había sido clasificada como confidencial; una vez que el cejotas pudiera hablar con ella se le informaría al gobierno de su existencia. Hange encontró las llaves que correspondían a las cadenas que la ataban a ese lugar, una vez que la soltamos me di cuenta de lo mal que se veía. Tenía vendas por todos sus brazos y los huesos del pecho se le notaban demasiado, sufría de desnutrición, su cuerpo se sentía tan ligero como una pluma. Su ropa estaba sucia y podía notar el sufrimiento que había atravesado durante todo este tiempo, un extraño sentimiento me recorrió por completo.

Recordaba a Yuki como una niña alegre y llena de vida, aunque el último recuerdo que tenía de ella era cuando se la llevaron frente a mis ojos. 

- No te pasará los mismo - susurré más para mí mismo que para ella - No dejaré que te vuelva a pasar algo. 

Al llegar a la legión Hange sugirió que la llevásemos a su laboratorio de esa forma iba a poder darle cuidados médicos. Erwin dijo que eso era demasiado peligro pues uno de sus subordinados podría verla, decidió que la llevaríamos a mi oficina; el cejotas sabía que yo casi ni ocupaba mi habitación más que para darme una ducha y cambiarme la ropa, solía dormir en una silla por no más de tres horas. Sería el lugar ideal para esconderla y la cuatro ojos de mierda podía darle asistencia médica ahí, con mucho cuidado de que alguien nos viera llevamos a Yuki a mi oficina. La cuatro ojos abrió la puerta lateral de esta para dar paso a la habitación, la dejé sobre la cama y no pude evitar verla. 

- Pareces conocerla bien - dijo Hange.

- No lo hago - dije sin mirarla - Solo que es la primera persona a la que le fallé.

El destello de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora