5

88 8 0
                                    


Había pasando un par de semanas desde que me había integrado bien a la legión, tuve la oportunidad de conocer a la persona que me liberó de la incubadora. Su nombre era Eren Jaeger, podía ver un pequeño parecido con Zeke y no me costó asimilar que quizás eran medios hermanos ya que para poder salir de ahí necesitaba material genético de un Jaeger además de la energía de un titan; él junto con sus amigos, Mikasa y Armin me acogieron de manera cálida. 

Aún no podía ir con el resto de la legión porque era demasiado peligroso para mí, pues se tenía la sospecha de que los titanes infiltrados podían encontrarse en la legión escondidos. Por lo que todas mis actividades debía hacerlas por la noche o en el sótano, aquello me hizo más cercana a Eren pues dormía ahí ya que Levi Heichou lo consideraba peligroso; poco a poco me iba acostumbrando a llamarlo por su rango, después de todo nunca fuimos cercanos cuando éramos niños. De alguna forma su presencia me hacía sentir relajada o al menos un poco más tranquila, aunque a veces me asustaba su actitud fría y calculadora.  Según me había contado Eren, que Heichou había sufrido un pérdida importante tratando de atrapar al titan hembra. 

Todos los días entrenaba junto a Heichou después de cenar, los ejercicios que me hacía realizar me dejaban muy cansada y agotada. Eren decía que el entrenamiento militar era mucho peor, aún me faltaba aprender a usar el equipo de maniobras tridimensional; en los ratos que no estaba entrenando con Levi Heichou o siendo interrogada por el comandante Erwin, me quedaba en el sótano junto a Eren, Mikasa y Armin.

Ellos me ayudaban a tratar de manejar un poco más mis poderes, Armin siempre me traía pequeños objetos con los cuales podía practicar. Lo máximo que conseguía era moverlos con la mente, un día Hange-san me pidió que la ayudara con la investigación acerca de mis habilidades pero el miedo que me daba entrar en su laboratorio me impedía ser de mucha ayuda. Un día luego de entrenar, daba vueltas por el sótano sin poder dormir esperaba no molestar a Eren; pero de un momento a otro salió de su habitación para ir a donde yo estaba. 

- ¿Qué pasa? - dijo él con una sonrisa en sus labios.

- Tengo miedo - dije abrazándome a mi misma - Nunca he usado mis poderes porque tenía miedo de que le hicieran algo a la gente de acá.

- Yo descubrí que era un titan hace poco y tampoco puedo controlar mis poderes - dijo él haciendo una mueca- Una vez tratando de cerrar el agujero de la muralla Rose, ataqué a Mikasa al transformarme en titan. Pero ella y Armin me recordaron quien soy y cual era mi objetivo en la vida. 

- Yo no tengo a nadie así - dije bajando la mirada - Desde que salí de la ciudad subterránea he sido solo yo. 

- Ahora nos tienes a nosotros - dijo él abrazándome. 

Me tensé un poco porque nadie me había abrazado desde que me sacaron del lado de mi madre, la charla con Eren me dio un poco de esperanza quizás no todo estaba perdido. Debía aprender a usar mejor mis poderes para ser de ayuda, no negaré que dentro de mí existía un sentimiento de venganza que a medida que recobraba mis fuerzas se iba haciendo más fuerte. 

Las personas que estaban más allá de las murallas pagarían lo que me hicieron, pasé años de largas y dolorosas torturas solo porque ellos quería crear un arma más poderosa que un titan; ellos eran mucho más inhumanos que los mismos titanes pues no habían tenido compasión con una niña. Me transformaron en un monstruo, su peor error fue darme estos poderes que si bien aún no manejaba, para cuando lo hiciera se arrepentirán de haberme convertido en esto. 

Con el paso de los días y con las motivaciones de Eren, Mikasa y Armin iba mejorando, ya no solo movía los objetos que me traían sino que podía hacer que se elevasen en el aire. Eso requería de un poco más de concentración, Armin encantado le contó a Hange-san el pequeño avance que había tenido; si no hubiera sido porque los cadetes de la tropa ciento cuatro no habría logrado superar mi miedo, gracias a ellos pude ayudar un poco más en la investigación de mis poderes. 

El destello de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora