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-¿Está bien? -levanto la mirada y frunzo el ceño volviendo a mi trabajo.

-¿Por qué no debería estarlo, JungKook?

-Bueno, parece molesto. Escuché que peleó con su novia...

-Lo que pase en mi vida personal no te importa -contesto con irritación dándole una mirada rápida. Él asiente.

-Claro, claro, lo siento sólo... Quería saber si hablar le haría bien.

-Llevamos un año de conocernos, y no, Jungkook -lo miro y me levanto -, que seamos compañeros no nos hace amigos, y aunque lo fueras no necesito hablar porque no hay nada de que hablar ¿entendido?

-Entendido.

-Bien. Lleva esto al archivo de casos resueltos -extiendo la carpeta y subo a mi escritorio una caja, la cual también acerco a él. Da un vistazo a las cosas.

-Red Lips -sonríe de lado -. Hace tiempo que no se habla de ello.

-Fue un caso difícil, pero ya está resuelto.

-Es el primer caso que hay en donde la mala no va a prisión.

-La señorita Min resultó ser diferente, no merecía ir a ese lugar.

-Mató al menos a 10 hombres ¿no es suficiente?

Lo miro molesto, esperando a que lo que dijera fuese una broma, y aprieto la mandíbula empujando la caja contra su pecho.

-El caso está cerrado, Jeon, haz tu trabajo y lleva esto al archivo interno, quieres.

-Sí, perdón. Compermiso.

Uns vez que cierra la puerta coloco mis manos sobre la mesa y dejo caer mi cabeza. Tal vez había cometido un error, pero ese error era el que me había puesto en el camino de Yoonji. Ese acto fue lo que me trajo aquí. Haber matado a Yoongi y haberme convertido en detective fue la catapulta que me había traído aquí para encontrarla, y me sentía tan tonto. Tan estúpido.

Si estaba donde quería, si había logrado mi objetivo ¿por qué no me sentía satisfecho?

Jeon me había advertido acerca de enamorarme de ella, y lo pasé por alto, pasé entre mis huevos sus palabras y terminé en este pozo de sentimientos que sólo me empujaban dentro del agua para ahogarme aún sabiendo nadar.

¿Qué debía hacer?

Ella no quería verme más. Acercarme sería ir directo a la boca del lobo. Porque bien podía evitarme, mandarme golpear o, en el peor caso, darme un tiro entre las cejas con tal de no verme más.

Era tan patético.

Jamás me había rebajado a rogar por algo, ella había sido mi primera, para muchas cosas, no solo para enamorarme, pero algo dentro de mi sentía que lo valía. Valía cada maldito segundo que me arrastraba. Y sentía que había sido muy poco. Tenía esa necesidad de seguir insistiendo, de no dejarla ir, y me retrasaba a cada segundo que dejaba pasar, por ello había decidido salir de la oficina.

Subo a mi auto y me dirijo al apartamento; aún habían cosas suyas, debía estar ahí, sólo había pasado una semana de nuestra separación, no pudo haber acabado tan rápido de sacar sus cosas, y tomando en cuenta que era de mañana, aún a pesar de que no pasaba las noches conmigo, sabía que estaba ahí porque siempre estaba cuando yo no. Y ese era el problema.

Los miles de tal vez estaban dando vueltas en mi cabeza, pues sabía que debía haber sido sincero desde el principio, sin embargo, si lo hubiese, sido tal vez ella se hubiese alejado rápido, y no me habría dado la oportunidad de vivir y sentir todo lo que tuvimos.

Ser feliz o no serlo era el problema de la vida; hacer algo o no hacerlo, ese era mi problema.

Y quería hacerlo, quería todo con ella porque sabía que lo valía, sabía que ella era la indicada desde la primera vez que sus ojos recorrieron mi cuerpo y alma, desde que sus labios tocaron los míos, desde que sus manos tomaron las mías... Desde que le dije que la amaba.

Pasan menos de diez minutos cuando bajo del auto y subo a toda velocidad las escaleras, tomando el ascensor y corriendo en el pasillo hasta la puerta.

Meto la llave a la cerradura con dificultad por los nervios, nervios de decirle cómo me sentía, nervios por pedirle miles de perdones, nervios por besarla, por dejarla golpear con sus pequeños puños mi miserable cuerpo deseoso del suyo, nervioso por verla mirarme aunque fuera una vez más.

Y lo hubiese echo, de no haber sido porque el departamento se encontraba completamente solo.

La decepción y la tristeza entran en mi cuerpo, como un golpe en el estómago, con esa dolorosa sensación de la falta de aire que los pulmones gritan recibir, mientras entro al lugar y dejo que la puerta se cierre sola.

Una vez más el silencio es mi único acompañante.

Después de varios segundos miro mis temblorosas manos, y en el suelo noto aquel juego de llaves que le había dado, ahí, abandonadas, como si nunca hubiesen valido nada.

Me agacho y las tomo entre mis dedos, las empuño, y llevo mi puño a mi frente, dando golpes leves mientras cierro los ojos y me maldigo a mi mismo por haber sido tan lento.

-Te dejaré ir, Yoonji -digo y me levanto -, lo juro -entonces abro la puerta y me marcho.








FIN

FIN

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RED ℒ𝒾𝓅𝓈💋 [YOONJI-JIMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora