-Nyssa Raatko-

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La nieve se torna prácticamente en hielo cuándo le permites tomar tu fuerza vital al caminar.
Nyssa por horas caminó abruptamente, tropezando con la nieve.
Sin un transporte y sin un aliado vivo, Nyssa sólo se mantenía a la espera de morir congelada repasando sus errores y los de su familia.

Lo qué buscaba no la diferenciaba de su padre, mucho menos de su hermano perdido o su hermana mayor.

Nyssa, la pequeña Nyssa que parecía tener más cordura qué el resto de los Al Ghul.
Nyssa vivió cómo la rebelde, la que cuestionaría hasta el final.
Talia era la obediente, la más leal a Ra's.
Dusan por otro lado fue el fracaso, el primer hijo que serviría cómo ejemplo de crianza para no repetir los mismos errores.

Nyssa creció a la sombra de los tres, cómo el desecho, cómo la peste por ser tan solo una media hermana.
Pero nada de eso la detenía; Quería poder, tanto cómo sus hermanos, pero su concepto de poder se vió cómo una imitación barata de los deseos de la familia. Gobernar e impartir un nuevo orden de asesinato en una ciudad qué se negaba a morir: Gotham.

Nyssa fué recogida por una pareja joven que llegaba de visita a su aldea.
Ella despertó en un sofá, por reflejo creyó necesario matar al anciano en silla de ruedas que la acompañaba, pero prefirió esperar.
Una noble familia la aceptó, la pareja y el padre de uno de los dos, el cuál resultó ser muy amable.

Nyssa se sintió acogida y a pesar de que todos sabían quién era, no dudaron en tratarla cómo un ser humano, una de ellos.

El trato que recibió todo ese año, mas el conocimiento que adquirió fue suficiente para que ella quedara cautivada, y por primera vez no sentía que repetía los mismos patrones que su familia.
Ahora menos entendía a Damian.

Quizá su razón de ser tan violenta se debe a qué jamás sintió el verdadero amor, jamás fue tratada cómo una igual, sólo cómo alguien superior, alguien qué debe ser admirada.

Esos recuerdos vinieron a ella cuando convenció a los aldeanos de que le dieran la Soultaker en buenos términos para así ir por Dusan y acabarlo.

En Nanda Parbat, Tatsu fué despertada por Lady Shiva, la cual decidió ponerse al servicio de Dusan finalmente.

Al ser despertada con un balde de agua helada, Tatsu se levantó temblando y alterada por lo qué estaba viviendo hasta hace poco.
Tatsu notó qué estaba en el palacio de coronación, dónde Damian había hecho su entrada hacía un año.

El salón estaba cubierto por alfombras y cortinas rojas con el símbolo de la Liga de Asesinos.
Tatsu simplemente reconoció que no estaba en terreno amistoso y subió la guardia en caso de qué Shiva, la cual estaba armada la atacara.

Dusan estaba en el calabozo, observando de cerca a Azar mientras ella dormía, encadenada de pies y manos a la pared, con sus alas fundidas al concreto y a las rejillas.
Azar despertó y miró a Dusan fijamente.
No era la misma mirada que recibía de ella, era una mirada que cortaba cada centímetro del ego de Dusan.
Azar sentía la magia corriendo por sus venas, la oscuridad del trato maligno qué hizo y que esa sangre estaba... ¿En alguien más?

__Alguna vez escuché sobre tu especie, los llaman dioses__ Dijo Dusan.

__En mi pueblo son exagerados, tanto cómo el tuyo__ Respondió Azar tras escupir un diente.

__Entonces supongo que no eres una diosa después de todo.

__Ni tu lo eres.

__Una cosa es ser un dios, la otra es tener el poder de Dios, cosa que yo hago.
Soy un dios por qué escogí serlo, decidí qué el poder de los dioses me favorecía y lo tomé, de una u otra forma.

Long Live The BatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora