-Epílogo-

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CONSTANTINE

Él fumó aproximadamente siete cigarrillos trás huir del combate con Raven.
John caminó alrededor de la nieve, con dirección al Norte.
Se topó con ruinas de un templo, el mismo que Azar y Raven destruyeron años atrás, aunque para el lugar parecía reciente el paso del azufre del infierno y la destrucción causada por una terrible verdad.

Constantine visualizo a la lejanía su objetivo, lo qué creía haber estado buscando desde hacía un par de días.
Tal vez no había otra respuesta a sus problemas que una de las Hechiceras mas poderosas que el conocía.
En el Palacio de Nazaret, Zatanna recibía a John con poco entusiasmo, realmente lo recibió con apatía y enojo, tanto que su mirada reflejaba ira y rencor, pero había vestigios de confusión e interés por saber qué hacía John ahí.

__Sé qué tienes un pequeño problema con seres mágicos de antaño por aquí primor__ Dijo John con un cigarrillo en la boca.

__Si te arroje lejos hace un año fue para no ver tú cara de pendejo John.

__Lo sé, y no es por eso qué vine, sé que tienes problemas, estoy aquí ayudarte a cambio de algo.

__¿Qué?

__Respuestas, sé que hay algo oscuro en la superficie de este mundo, algo qué despertara pronto y necesito tu ayuda para adivinar qué es antes de qué sea tarde.


LADY SHIVA

Shiva llegó a Tokio, un edificio custodiado por guardias bien armados la dejaron pasar.
Ella avanzó hasta una cuarto lujoso dónde una mujer en vestido y pelirroja estaba sentada en un sofá gozando de una buena copa de vino.

__La famosa Lady Shiva, es un honor, Fish Mooney para servirle.

__Me enteré de lo qué hacen aquí, eh visto de primera mano lo qué esas pestes le hacen al mundo y quiero entrar.

__Nosotros aceptamos a cualquiera que entienda el verdadero problema.
Después de todo, somos expertos en eliminar ciertas mala sangres meta.

__Quiero entrar.

__Usted está en nuestra lista de favoritos, sólo tenía que presentarse ante mí, la segunda al mando para entrar__ La mujer se levantó y le dió su mano a Shiva__ Bienvenida a la Sociedad, mejor conocida cómo la Injustice Society.

LA LIGA DE ASESINOS.

La nieve a cubierto los restos de Nanda Parbat.
Ahora como un lugar maldito, nadie se atreve a poner un pie en el lugar.
Nadie excepto alguien con interés en el lugar.

Armas enterradas, tesoros y un legado que no necesita ser renacido, si no tomar algo de sí para mejorar.

El avance lo es todo, lo viejo debe morir para dar paso a algo nuevo.

Mara toma la cabeza de su padre mientras soldados de la Guardia negra caminan detrás de ella, mas leales qué a Dusan.

__Señora al Ghul, la fosa está enterrada, será imposible sacar el Lazarus__ Dijo uno de los soldados.

__Entonces avisa que mi padre pereció, falló en su misión y no pagará el favor a cambio de un ejército.

__Si señora.

Mara, de cabellos negros, piel morena y tinte color rojo tomó un batarang entre sus manos.

__Primo, tu optimista idea de la libertad está sobrevalorada, si ninguno de los Al Ghul viejos pudo contigo, creo que sangre nueva servirá para hacerte pagar, traídor de mierda.

Mara Al Ghul salió del castillo y caminó junto con sus soldados fuera del lugar con tesoros y demás cosas para si mismos.

Siempre hay un cabo suelto, una deuda por saldar.

Una Liga de milenios no acaba con la muerte de un hombre.
Ojalá Damian hubiera escuchado a su abuelo en el techo de Arkham... No habría partido tan felíz de haberlo escuchado.

No se rigen por códigos, por leyes morales, por eso la Liga de Asesinos nunca será destruida.

RAVEN ROBIN

La luz del sol iluminó a Damian recostado en ésa camilla de hospital.
Observó los vendajes, los aparatos en su cuerpo, sintió un sabor en sus labios bastante agrio y el olor a hospital invadía su nariz, éso mas el aroma de Raven la cual estaba sentada a un costado de él.
Ella lucía un color de piel más humano, sus ojos eran negros y su cabello seguía de color negro, éso añadido a qué llevaba ropa común, con accesorios en sus muñecas y manos.
Sintió una extrañeza indescriptible, parecía que no la veía a ella, si no a una Raven escondida de si misma.

__Otra vez salvé tu trasero__ Dijo Raven mientras bebía un jugo.

__Parece qué sí...__ Respondió mientras intentaba sentarse en la camilla__ ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

__Cerca de una semana, me tomó tiempo arreglar detalles para que te permitieran entrar, tuve que estrellar un auto y hacer ésto con mi piel con magia... Entre otras cosas.

__Eso incluye qué mis heridas mortales sanen en una semana supongo...

__Damian, creo que tengo que explicarte qué...

__No digas nada... Me salvaste, supongo qué te debo más de lo que pensé.

Raven se acercó a él y tomó su mano.

__El que estés aquí es mi único premio...

Damian se recargó en Raven y empezó a llorar.

__Perdio la vida por mí, ni siquiera puedo hacerle un funeral digno...

__Yo se lo hice... Encontré el cadáver y le rendí honores como lo dicta su tradición... Es lo menos que merecía...

__Merecía más...

Ambos salieron del hospital.
Recorrieron las calles de Boston, tomados de la mano, cómo una pareja.
Damian pensaba en Dusan y en lo que había ocurrido tras dejar Nanda Parbat, estaba seguro de qué Tatsu cuidaría de los ciudadanos ahora sin hogar.
Raven pensaba en cómo las personas al verlos cruzar al lado suyo no imaginaban todo lo qué había detrás de ellos, todo el peso que cargaron injustamente, y los pesos que seguirán cargando.
Sí, no tienen idea de la historia que se esconde detrás de ellos, pero no importa ahora, sólo importa llegar a esa casa qué Raven compró con ayuda de alguien qué conoció hace poco.

Llegaron a los suburbios de la ciudad, una zona tranquila en un barrio común.
Ambos entraron, cómo si fueran a un universo desconocido, para sentir una sensación qué jamás conocieron.

En la sala estaba una mujer, de piel morena y una mirada que Damian sólo reconocía por una persona, su padre.
A

l cruzar miradas entendieron que la búsqueda de ambos dió resultado, al menos tras un año desde conocer la existencia del otro.

__Supongo qué tu eres a quien estaba buscando...__Dijo Damian mientras aguantaba las ganas de llorar.

__Es un placer hermano...__ Respondió Helena con la misma expresión.

Ambos se acercaron y a pesar de la constante fortaleza que ambos demuestran, se dieron un abrazo, a pesar de qué ambos estaban heridos y cansados sin conocer las razones del otro.

Tatsu llevó la Soultaker a una cueva, la enterró en una roca y sobre ella puso la máscara de Batman que encontró junto con el pueblo de Nanda Parbat al bajar la montaña.

La montaña fué sellada, ubicada al pie del oceano, lejos de esas tierras malditas esperando ser olvidadas.

FIN

Long Live The BatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora