XIV

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Al despertar, se sintió más desorientada que nunca, como si hubiera acabado de atravesar una gran odisea, a pesar de no haber soñado nada en absoluto. El hecho de estar resguardada en los brazos de un ser poderoso la hicieron sentirse capaz de olvidarse de todo y poder dormir como una princesa. Un poco egoísta, pero no era el momento de pensar en aquello. Era la primera vez que se acostaba con alguien que no fuera sus hermanas cuando compartían una misma cama. Tenía la costumbre de tratar de apoderarse de toda la cama, siendo detenida por Lee o por May, y a veces incluso despertaba en el suelo. Pero era una regla que tenían las tres; cada una tenía su espacio delimitado, y las otras no debían pasarse de allí. Sin embargo, cuando se trataba de una pareja era distinto. Toda el área de la cama era de ambos y de ninguno. Podía incluso dormir encima de él si así lo quería.

Marie supo que aún era de noche cuando abrió los ojos. Era rutinario estirar los brazos a la hora de despertar, y luego tallarse los ojos, y así lo hizo. Todo pareció normal; no se sobresaltó al notar que no estaba en su habitación, sino en la de su surrealista novio, y que todo estaba iluminado solo por la pulcra luna. Lo que si la hizo congelarse fue palpar toda la cama y notar que no había nadie má s que ella en la cama.

Doble D se había ido.

Trató de calmarse antes de hacer algo estúpido. Eso era algo que pasaba mucho en las películas, y casi siempre la pareja estaba en alguna otra parte de la casa. Solo tenía que levantarse, caminar un poco y lo encontraría saliendo del baño, con la toalla cubriendo solo la parte inferior de su cuerpo. Y si seguía la tradicion de su familia, ambos tendrían otra ronda. Eso en el mejor de los casos. En el peor, Doble D se fue para allá hace tiempo, y los Hombres Verdes se lo llevaron para siempre.

Se miró los pechos. Excepto por el bendito collar zafiro, aún seguía totalmente desnuda. Recordó la escena de Titanic en donde Rose le pedía a Jack que la dibujara casi totalmente desnuda; es decir, solo con ese collar valioso. El simple hecho de que fuera un regalo de Doble D para ella lo hacia lo más valioso del mundo.

Miró en el suelo y no encontró su ropa. Hasta donde recordaba, la había dejado regada por todo el suelo mientras hacía su asunto con él. Encontró su ropa doblada en un borde de la cama. Por algún motivo eso la convenció de que Doble D se había ido de casa.

Lentamente salió de la cama y se vistió. La casa seguía a oscuras, solamente iluminada por la potente luz de la luna llena. Marie echó a andar, y algo se sintió diferente. Claro, era eso. Era un poco molesto, pero dadas las circunstancias, podía soportarlo sin problemas. Salió a la sala de estar, silenciosamente, solo con el eco de las pisadas de sus zapatos de fondo. Vacío. Tocó la puerta del baño, no atendió nadie. La abrió y estaba vacía.

Era un hecho. Doble D se había ido de casa. Y la había dejado ahí sola. Seguramente había aprovechado que estaba dormida para irse.

Es un grandísimo tonto, pensó ella, mientras tomaba una almohada y la arrojaba con furia a la pared. Incluso se imaginó el momento. Doble D despertando, mirando la hora, mirandola a ella, huyendo de casa en silencio y furtivo, como cuando el esposo se escapa para ir a ver a la amante sin sospechar que su mujer espera la visita del suyo en casa, pero Marie había pecado de leal e ingenua. Luego recordó más detalles. La secta de asesinos lo había citado a las tres de la mañana en el centro de la feria. Marie revisó su teléfono; eran las 2:46 am, le quedaba trece de batería y tenía casi veinte llamadas perdidas y mensajes de Lee.

Permaneció quieta, con un pulgar sobre la pantalla, pensando en qué hacer. Recordó la cantidad de noticias que veía sobre chicas que desaparecían dos días y luego eran encontradas en la casa de alguno de sus novios, hechos que realmente la indignaban si uno se ponía a pensar en las chicas que realmente nunca regresaron. Esto no se acercaba a ello, pese a que técnicamente lo último que hizo sí fue tener sexo con su novio, pero solo por eso decidió responder.

El mago [MariEdd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora