Gustabo trataba de idear un plan en su cabeza. Mantenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en la pared del camión. No estaba aterrado como el resto de omegas que estaban allí, sino que se encontraba frustrado: ninguno de sus planes parecían convencerle.
Dejó de pensar y observó a su hermano que descansaba a su lado, sin embargo, se extrañó al verle moviéndose tanto.
—¿Qué haces?
Y de pronto alejó las manos de su torso, dejando ver una navaja en una de ellas.
—Ven— le indicó al rubio mientras le cortaba las bridas— Volkov me la dio antes de irse, no quise sacarla antes por si acaso me la veían.
—Dios— suspiró Gustabo— Le comería los morros a ese ruso.
—Oye— se quejó Horacio mientras terminaba.
Gustabo se limitó a reír y a frotarse las muñecas una vez las tuvo libres.
—Hay que quitarle las bridas al resto.
El de cresta no necesitó más para empezar con aquella tarea. Le llevó unos cuantos minutos, pues eran muchos los que estaban allí y solo tenía aquella pequeña navaja.
—Bien, este es el plan— habló Gustabo en cuanto su hermano cortó la última de las bridas— En cuanto abran la puerta debemos fingir que aún estamos atados y obedecerles, no sabemos lo que nos puede esperar en cuanto lleguemos, ni sabemos cuántos van a ser. Horacio— dijo hablándole esta vez a su hermano— Tú y yo estamos armados, necesitamos atacar a dos de los uniformados para conseguir sus trajes y armas.
—¿Y si cuando nos abran la puerta hay treinta alfas de esos?— preguntó inseguro.
—Pues fingiremos todo lo que podamos.
El menor asintió. Sabía que era peligroso pero ellos mismos buscaban aquello.
—¿Alguna pregunta?— volvió de nuevo a hablarle al resto de omegas, recibiendo una negativa de su parte— Perfecto, ahora solo toca esperar.
Pasaron quince minutos en los que los nervios se notaban a flor de piel, incluso los de Gustabo, aunque no de la misma forma que el resto. ¿Conway estaría bien? ¿Habrían llegado ya?
Al fin, el camión pareció disminuír la velocidad hasta pararse por completo. Escucharon un sonido seco, como el de una enorme puerta cerrándose, para despues dar paso a las puertas del propio vehículo siendo cerradas. Un sudor frío recorría la espalda de Gustabo, mientras que las manos de Horacio temblaban de forma incontrolable.
—Solo escucho a dos— murmuró el rubio agudizando el oído. Podía oír a dos personas hablando, aunque no les entendía.
La puerta fue abierta, deslumbrando a los omegas por la luz exterior.
—Vamos— habló uno de los alfas de forma autoritaria.
Tal y como habían planeado, salieron todavía fingiendo que tenían las bridas, hasta que, tanto Horacio como Gustabo, se dieron cuenta de que solo estaban aquellos dos uniformados. El rubio le dedicó una mirada a su hermano, la cual tomó como una señal y se abalanzó sobre el alfa que tenía más cerca para empezar a clavarle el cuchillo, mientras que Gustabo apuntaba al restante y lo abatía sin ni siquiera pensárselo dos veces.
—Ya está— habló Horacio tratando de recuperar el aliento.
—Bien, hagámoslo rápido, podrían haber escuchado el disparo.
Desnudaron a aquellos dos hombres para poder ponerse sus uniformes por encima de la ropa, y revisaron el cargador de ambas armas. Ambos llevaban dos armas distintas encima, por lo que Gustabo cogió un par y se las ofreció a los otros omegas.
—Si alguien sabe disparar que coja las armas. No salgáis, seguro que tienen guardias en la puerta— dijo mientras se las tendía a dos omegas que parecían decididos— No falta mucho para que esto acabe, tened cuidado y que no os pillen.
—Gracias— respondió una de las que anteriormente había cogido la pistola.
—Suerte— dijo despidiéndose por fin.
El lugar en el que se encontraban era como un pequeño garaje individual, donde solo podía entrar aquel camión. Había una pequeña puerta que parecía dar al interior de un edificio, la cual había abierto Horacio para hacer una especie de perímetro. Gustabo se dirigió hacia su hermano al ver que estaba todo despejado, mientras que algunos de los otros omegas abrían un poco el portón del garaje para vigilar.
—Esto va a ser como un laberinto— dijo el de cresta una vez cerrada la puerta al ver todos los pasillos que habían en aquella zona.
—Tú solo finge que sabes lo que haces.
Y así, comenzaron a caminar por aquel lugar, tratando de saber exactamente donde estaban, y rezando por encontrarse con sus alfas.
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-Pequeña nota-
Siento ser tan pesada, pero es que una lectora ha hecho un fanart de Volkov despidiéndose de Horacio en el Refugio y ME MUERO😭❤
nosesoyvolkacier mil gracias de nuevo por el dibujo, estos detallitos me hacen muy feliz. Id a darle mucho amor que se lo merece❤
Tenéis su insta en la imagen (rayo_.owo por si no lo veis bien). Ahí tiene un par de dibujitos más que seguro que os gustarán.
Y ahora sí, os dejo con el último capítulo de Kill Jack, espero que lo disfrutéis❤
-🍒
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𝑲𝒊𝒍𝒍 𝑱𝒂𝒄𝒌 |Intenabo|
Fanfiction12 horas de Purga. 12 horas en las cuales cualquier crimen es legal. ¿Qué pasará cuando Gustabo y Horacio, dos omegas indefensos, no consigan llegar al Refugio antes de que el infierno comience? ¿Qué pasará cuando se encuentren con dos alfas ya cans...