Eso y más

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Temo terminó de lavar el último plato de la cena cuando sintió los brazos de Ari rodeándole la cintura.

―Es temprano, ¿quieres ver un par de capítulos más de esa serie? ―Ari le dio un beso en el cuello ―, o podemos poner una película cualquiera y hacer lo mismo que en tu casa ―Temo rió.

―O sea fingir que estábamos viendo la película mientras nos metíamos mano ―Ari asintió.

―Claro que ahora no corremos riesgo de que alguien nos atrape ―Temo agradecía que en aquel entonces las únicas dos personas que los atraparon haciendo eso fueron Susanita y Axel y ambos supieron guardar muy bien el secreto, claro, no sin antes Temo se hubiera tenido que fletar ciertas platicas bastante instructivas pero nada cómodas.

―Creo que la película puede ser mejor opción ―Temo terminó de secarse las manos y se giró para abrazar a Ari por el cuello, lo acercó a él iniciando un beso suave, cadencioso que Ari siguió de inmediato.

Sus manos se deslizaron por el cuello de Ari, luego, por su espalda. Temo estaba pensando seriamente pasar de la película para seguir con la parte interesante pero alguien llamó a la puerta antes de que se pudiera poner imaginativo.

―Tenemos que abrir ―le dijo Ari sin despegarse de sus labios.

―Sí, puede ser doña Dora o Eduardo con Arqui ―completó Temo sin tampoco querer separarse pero terminó haciéndolo cuando escuchó otro golpe fuerte sobre la puerta.

Ari suspiró, terminó yendo hacia la puerta para abrir. En cuanto vio a la cara de Diego, arrugó la nariz.

―Tampoco es un gusto verte, Aristóteles, pero vine a visitar a mi tía y les envió esto. En un contenedor porque luego tiras los pasteles ―Diego le entregó un topper con un escandaloso pedazo de pastel de chocolate.

―Hola ―Temo saludó a Diego, Ari se hizo a un lado para dejarlo entrar a pesar de que lo que menos quería eran visitas.

―Les traje pastel, mi tía hizo una insana cantidad de él y ahora lo está repartiendo por el edificio ―Ari abrió el topper para probarlo. Tenía que admitir que no estaba nada mal. No era el pastel de auténtico chocolate de Oaxaca pero se defendía.

―Se lo hizo a Arqui, ¿cierto? ―Ari le preguntó a Diego, éste asintió. El gesto le enterneció. Doña Dora se estaba ganando un lugar en su corazón al querer tanto a Arqui. Era genial tenerla a ella y los Ortega pendiente de ellos y, claro, los López que de vez en cuanto se dejaban ver por el departamento. No resultaba intrusivo pero si daba la sensación familia que Ari a veces añoraba.

Por supuesto, también estaba estaba Mateo; en ese año en la ciudad se había trasformado de enemigo a muerte a mejor amigo de Temo y un buen amigo de él... bueno, también Diego lo era, muy a su pesar. Nunca imaginó llevarse demasiado bien con él sin embargo, ahí estaba, queriendo al desgraciado a pesar de haber interrumpido cualquier cosa que Temo hubiera tenido planeada para él hace un momento.

―Puedes quedarte si quieres. Estábamos por ver una película ―estaba empezando a sentirse magnánimo, tal vez era el chocolate.

―No, no quiero interrumpir su noche de "películas" ―ironizó Diego haciendo unas comillas con sus manos ―. De hecho, tengo una cita más tarde ―Ari vio a Temo enarcar su ceja derecha ―. Oh, no me veas con esa cara, papi Temo. Te juro que es un tipo decente, sólo iremos a tomar un café, nada de películas. Por lo menos no en las tres primeras citas, ahora soy un hombre regenerado y no degenerado.

Temo rió acercándose a Ari para robarle un trozo de pastel, luego su celular sonó. Ari alcanzó a ver que estaba recibiendo una llamada de Mateo. Era un viernes por la noche, normalmente Mateo pasaba los fines de semana en su casa, así que esa llamada era totalmente inusual, más cuando vio a Temo fruncir el ceño.

MomentosWhere stories live. Discover now