Cuando encuentra la verdad sobre la aldea y las amenazas comienzan a llegar, toma una dolorosa desición, dejar atrás a todos sus amigos.
¿Su débil mente podrá soportar el dolor, engañó?.
¿Estás listo para el juego?
“Dicen que la curiosidad mato al gato, bueno, en esta situación; el gato mato a la curiosidad.”
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Tan sólo necesitó que la torturaran una sola vez para comprender todo, cada una de las cosas, incluso el más pequeño e insignificante detalle. Podía ver todo a su alrededor, los colores opacos que dominaban en el lugar, creando un tenso ambiente, en el cual era difícil respirar. La luna, que usualmente era de un tono lechoso, hoy se mostraba de un tono carmesí tan rojo como la sangre y las suaves y oscuras nubes haciendo contraste.
Intenta moverse, pero es en vano. Su cuerpo –que usualmente es liviano– es demasiado pesado. Con un largo suspiro, por fin solto. —¿Qué es esto? ¿Qué hago aquí?.
Seguido de unas cuantas maldiciones.
Pequeños y casi inaudible sollozos, hacen eco en el lugar, solo es cuestión de segundos para que se conviertan en gritos de horror.
El, el, el, el, el. ¡Sasuke!. El pequeño y frágil cuerpo de su ex compañero, está tirado en el suelo, agonizando, con un dolor profundo. De sus labios resecos un poco de saliva se escapa y demasiadas lágrimas.
No sabe qué hacer, no puede moverse, así que no hay tantas opciones. Solo lo mira.
El sonido de un cascabel llama su atención. El tiempo se para, ya no hay gritos, ya no hay sollozos, no hay nada, solo una absoluta calma.
Entonces todo parece retroceder en el tiempo, seguido de él sonido de un reloj haciendo Tic Tac.
Es insoportable.
Nuevamente puede moverse, lo sabe porque sus dedos se curvearon. Camina y camina por las espesas calles, tocando débilmente las paredes. Sus pasos, que eran constantes, paran de un segundo a otro.
Hay un hombre y una mujer. El sonido de la puerta corrediza la hace girar inconscientemente. No hay sonido, pero sus labios se mueven.
Entonces el hombre murmuró con una voz cansada, pero firme.
—Solo prometenos una cosa, Itachi. Que cuidarás de Sasuke.
—De acuerdo.—Responde el menor. Sus manos tiemblan por el temor.
—No temas, este es el caminó que elegiste ¿Verdad? Y nuestro dolor al contrario del tuyo terminará en un instante.— Añade el mayor.—Eres un chico tan bueno.
Su espada es tan rápida, con un corte fino, logra acabar con sus vidas. Los cuerpos inertes caen a sus pies y sólo logra soltar un chillido de terror.