Última noche. [JJKXKTH]

VIII

EXTRAORDINARIO.

kth.

Taehyung y Jeongguk se saltaron el resto de sus clases y llenaron su tiempo con besos bajo los brillantes rayos de sol en el techo.

Después de que la escuela terminó, Jeongguk accedió a esperar
con Taehyung a Jimin, para que pudieran ir a casa juntos.

Como todos los días.

Pero Jimin no apareció.

No después de cinco minutos.

Diez.

Quince.

O veinte.

Taehyung lo llamó, pero el chico mayor no
contestó.

Empezó a preocuparse. ¿Y si algo malo
le había ocurrido? ¿Había estado en la escuela hoy?

─Cariño, no te preocupes, estoy absolutamente seguro de que está
bien. Tal vez se enfermó y ahora está descansando en casa. O está en algún lugar con amigos y olvidó enviarte un mensaje o llamarte. Su teléfono puede haber muerto. Todo está bien─, Jeongguk hizo su mejor esfuerzo para calmar al chico.

Y más o menos funcionó. O al menos Taehyung trató de pensar que sí.

Jeongguk lo miró durante un rato.

─¿Quieres venir a mi casa? Nunca he
invitado a alguien, en realidad─, él sonrió.

Taehyung frunció las cejas con sorpresa. No se lo esperaba.

─Claro.

Jeongguk vivía en un pequeño edificio de ladrillo de tres plantas. Había un jardín, pero ni una sola flor en él, sólo hojas muertas y tierra.

El dormitorio de Jeongguk fue el primer sitio al que llevó a Taehyung. Era acogedor y había una pequeña ventana redonda con cortinas rojas. Su cama era pequeña y su escritorio muy desordenado. En realidad, casi todo estaba desordenado. El único lugar donde todo estaba en absoluto
orden, era su librería, que ocupaba
una de las paredes enteras.

Taehyung miraba todos los libros con la boca abierta, sin darse cuenta.

Jeongguk se rió y se sentó en su cama.

─¿Te gusta mi colección?

─¡Hay tantos libros! ¿Los has
leído todos?─ preguntó Taehyung y se giró para mirar al otro chico.

Jeongguk asintió, diciendo que algunos de ellos incluso los ha leído dos veces.

Entonces, de repente, dejó de hablar y se limitó a mirar a Taehyung. Sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona.

─Cariño, me das pensamientos muy extraordinarios─, soltó.

Taehyung se sonrojó lentamente. ¿De qué estaba hablando exactamente Jeongguk? Algunas dudas sobre las intenciones del otro chico de traerlo aquí comenzaron a flotar en su cabeza.

─¿Qué quieres decir?

─No lo sé. Me haces ver barcos hechos
de nubes en el cielo, pequeños soles en el suelo donde pisas y constelaciones en el
agua, deletreando tu nombre─, dijo Jeongguk con un tono aparentemente despreocupado y miró por la ventana.

Taehyung tuvo que contener la respiración por un segundo ante lo hermosas, extrañas y confusas que eran las palabras del chico de cabello chocolate.

Ni siquiera sintió cómo sus mejillas se pusieron de un rojo brillante o cómo dio unos pasos inseguros hacia Jeongguk.

Todo lo que veía eran estrellas, grandes olas y hierba.

Todo lo que podía oír era música irreal y una suave voz.

Todo lo que podía sentir eran mariposas.

Y pronto un par de labios sedientos en los suyos.