Cartas a mi Madre

6º Carta

Coronado, California, 27 de Diciembre de 2008.-

Marianne:
Confieso que últimamente no me hice mucho tiempo para escribir pero ya llevo un poco más de un año destacada en el USS Washington, en la flota del Pacífico y entre las misiones y convivir con más de tres mil personas a bordo donde quizás no lleguemos a 40 mujeres es todo un desafío diario. Por su parte están a punto de promover a Thomas a Almirante lo que significa un poco más de presión para mi, le debo tanto que no solo quiero ser la mejor por mí, sino por él, porque confió plenamente en una chiquilla que conoció en la playa en uno de sus peores días de la vida.

Pero para que aburrirte con algo triste, seguro no te interesaría saber de mis amigos, pero tan solo hace un par de semanas atrás, a todos los que nos subimos por primera vez a un barco nos tocó el cruce del Ecuador, nuestro "Primer cruce" lo que conllevo a la tradicional novatada por parte de nuestros oficiales superiores, ridículamente disfrazados.

En esta oportunidad, el contramaestre Elliot tuvo el honor de representar a Neptuno (más bien diría que parecía el abuelo travesti de la sirenita) quien dictamino, tras un juicio y algunas bromas pesadas, por concluida nuestra tortura de iniciación. Varios, tras este "rito de buenaventura", terminamos como decirlo, embadurnados por una extraña mezcla que tardo un par de días de despegarse de mi cuerpo. Las bendecidas almas que salimos victoriosas del juicio, recibimos apodos horrendo, el mío fue "pequeña estrella de mar cabrona" pero los pobres que no tuvieron tanta suerte tuvieron que besar un horrible pescado (el cual, espero, que no haya sido de verdad o peor aún, ser parte de nuestra cena esa noche) pero según escuche, esa vez fue "liviana" a comparación de años anteriores...

No quiero suponer que la repentina aparición de Thomas a bordo de la nave tuvo que ver con eso pero esa misma noche y luego de lograr sacar de mi cuerpo la mayoría de esa pasta reseca de con algunos restos de plumas de una almohada sacrificada en pos de la seguridad naval, me dirigí al comedor y termine cenando con mi amigo el vicealmirante quien se sorprendía que aún no hubiera echado a ninguno de mis compañeros por la borda dado los comentarios que habían llegado a sus oídos.

Estaba cenando con Thomas cuando el teniente Hammil, de apodo "luke" (vaya a saber por qué) se acercó y le pregunto directamente, sin freno alguno, que se sentía tener una amante tan joven. El capitán estaba detrás del pobre idiota.

Deberías haber visto su rostro cuando CAG (ese es el sobrenombre de Thomas). Dejo la servilleta en la mesa, lentamente se paró, camino hasta el idiota, lo miro directamente a los ojos y suavemente le pregunto ¿Qué dijiste sobre mi nieta?

Yo quería que el océano me tragara, el capitán Tarapow contenía las ganas de reírse y el imbécil al día siguiente presento su carta de renuncia pues sabía que luego de esas palabras, solo podría manejar, con suerte, un camión recolector de basura en la Antartida y en medio de la peor de las tormentas de la zona.

Luego de ese incidente, la vida volvió a la normalidad. De eso ya paso un año, que increíble pero no estoy a bordo de mi nave y menos volando mi amado F14. Nop.

Donde estoy, ya es de madrugada y animal aún está dormido cual bebe a mi lado. Me gusta verlo así, relajado, calmo, sexy... claro que te preguntaras ¿Quién es "animal"?

Bueno, lo conocí accidentalmente, luego de una investigación de JAG por un incidente. Desgraciadamente un compañero se estrelló en cubierta. Data (mi compañera) y yo fuimos testigos. Tuvimos que ir a California a declarar y luego del juicio nos dieron unos días de vacaciones y como estábamos ahí, en vísperas de Navidad decidimos quedarnos por aquí. Habría querido ir a Disneyworld pero no encontré lugar alguno así que me quede en la ciudad. Cada una tomo un rumbo diferente por una semana.