Miami, 30 de Julio de 2003.-
Marianne:
Hoy es un día muy especial para mí, uno de los más tristes de mi vida y se, que tal vez, en el futuro me toque peores pero hoy, el mundo, mi mundo entero se derrumbó por completo.
Hace menos de un año que el abuelo falleció por complicaciones cardiacas, se descontrolo en la noche, hizo un paro y ni la abuela ni yo pudimos hacer algo. Llamamos al 911, llegaron 2 ambulancias pero cuando arribaron a casa, él ya se había ido. Fue muy duro, ambas tuvimos que aprender a hacer cosas que Williams siempre hacia por nosotras y por ella, relegue mui sueño, la hacía feliz a la abuela verme ir a la universidad y saber que estudiaba algo aunque creo que sabía que yo no era feliz, pro hoy, luego de 10 meses, la abuela lo siguió y ella también me dejo.
Así que desde hoy estoy sola, absolutamente sola y no sé qué voy hacer, no tengo a quien recurrir aunque el socio del abuelo, el señor Quinto ha sido un pilar para nosotras dos, de ahora en mas no va a ser lo mismo.
Si estas viva, cosas que no se, está muy claro que no me quieres pero sabes, hoy si te necesitaría q mi lados, estoy asustada pues desde hoy soy oficialmente huérfana...
Hace como una semana comencé a escribir esta carta, no sabía que hacer rodeada de gente que no conocía, gente que en realidad a ellos no les importaba, necesitaba tener ocupado mi cerebro en algo más, no quería enfrentar al realidad así que en cuanto encontré un papel comencé a escribir, es mi forma de exorcizar mis demonios, más bien a ti.
Decidí tomarme una semana de la universidad, no tengo cabeza en estos momentos para nada, volvía a dormir abrazada a mi viejo oso Cap y a mi salchicha Colita,(es igual a Bucky salvo que no gruñe ni muerde), con ellos dos a mi lado, me siento segura y alejan malos pensamientos.
Hace unos días atrás, no soportaba estar en casa sola, así que sin darme cuenta, termine una vez más sentada en la playa. Sobre el horizonte, sobre el calmo mar, se lograba observar un gran portaaviones y claro, yo tenía mi vista clavada en él. Estaba completamente embelesada, casi podría decir que enamorada de esa nave, ni siquiera me había percatado que un hombre se me había acercado, que estaba a mi lado. Y sin querer, nos pusimos a conversar
—¿Te gusta? -escuche decir, fue lo primero que me pregunto y me asuste. Creo que salte cual gato aterrado pero al ver sus ojos, no puedo explicarlo, no sé porque pero sentí que podía confiar en él, ya no tenía mucho que perder.
—Respira...- menciono el hombre de cabello gris y bigotes y sonrisa en sus labios al ver mi rostro algo pálido y con claras señales de no entender que sucedía a mi alrededor.
—Siempre me gustó el mar y me gusta volar, creo... quiero ser piloto-respondí luego de tranquilizar mi respiración y las pulsaciones de mi corazón.
—No creo que a tu familia este muy de acuerdo que una niña como tú, tan bonita, termine rodeada de bestias como los que hay ahí-me comento volviendo su mirada hacia el navío en el horizonte.
—Perdón, pero me enseñaron a no hablar con extraños- mi cerebro desubicado le ordeno decir a mi boca.-
—Perdón mi mala educación joven dama, me llamo Thomas y creeme, no querrás estar ahí adentro, yo ya he estado demasiado tiempo en uno de esos.-me contesto el caballero mofándose de mí.
—Harmonie, me llamo por desgracia Harmonie y quiero estar dentro de uno de esos y no, no tengo a nadie que me extrañe ya-y una lágrima se me escapo y este señor que tendría edad suficiente para ser mi abuelo, su pañuelo me dio.
—Puedes creeme cuando te digo que no es lugar para una chica-intento convencerme.
—Pero ya no soy una niña, ni tengo un cactus al cual cuidar ni nadie que me espere para cenar-le respondí tratando de sonreír pero con mucho dolor en mi corazón.

ESTÁS LEYENDO
Cartas a mi Madre
General FictionHarmonie Shatner fue abandonada con apenas días por su madre en la casa de sus abuelos con tan solo un certificado de nacimiento que decía padre desconocido y una carta donde solo había un apodo y una insignia dorada. A través de sus cartas a esa mu...