12º Carta

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Aeropuerto Charles De Gaulle, Paris, Francia, 25 de Mayo de 2020.-

Marianne:

Estoy aprovechando mi tiempo (extendido, ya sabras mas adelante el por que) de espera en el aeropuerto para volver a casa luego de unas merecidas vacaciones por haber sido la niñera de un grupo muy particular de Marines encabezados por, ahora, mi auto proclamado "hermano mayor" (no deseado) William "La bestia Bily" Lenoxx

Somos un grupo especial pero también nos han tocado algunas misiones que son mas bien para olvidar, como la ultima en el estado de Texas, localidad Cuero (si, existe, ni yo lo podía creer) pero no estoy muy segura si fue un diputado o senador intentando justificar su sueldo por ocupar una banca pero después de una supuesta acción de un grupo rebelde y armado (es Texas ¿Quién no esta armado ahí, creo que hasta las cucarachas lo están) nos enviaron en plan de búsqueda, incluyéndome. Estaba hermosa con el equipo completo: casco, chaleco, armas hasta donde no me da el sol... parecía una puta (¿se puede poner puta en una carta? Si, porque no... parecía una puta pokebola en camuflaje ¿Qué carajos sabia yo de atrapar a los chicos malos en tierra? Pero según el imbécil dueño de las tierras, y a pesar de ser solo "la piloto" también debía ir...

No te das una idea de cuanto quería dispararle a ese idiota republicano bueno para nada entre sus piernas

Cuando llegamos al lugar, claro, nos recibió un lugareño que parecía sacado de una vieja película de vaqueros. Cuando le consultamos por el posible lugar donde podrían estas "los insurgentes" se nos rio en la cara. Los daños, según él fueron en realidad causados por chupacabras... ahí recordé que debía hacer mi practica de tiro y sin duda alguna, quería usar a ese político como diana...

Habiendo sobrevivido al choque emocional por tener que buscar tan particular criatura, terminamos recorriendo la zona por aproximadamente cinco días. Cabe aclarar que encontramos de todo, es decir, desde vehículos abandonados pasando por algunos humanos en situaciones no muy decentes pero ya, cuando se nos estaban agotando las posibles ubicaciones de "los rebeldes": el culpable apareció. ¡aleluya¡ y para nuestra alegría no eran invasores, ni extraterrestres ni criaturas míticas, solo era un pobre cerdo salvaje ebrio hasta la punta de su cola.

Acto seguido nos dispusimos a la caza del desafortunado animal, un grupo de chicos confesaron que lo tenían como mascota y que lo habían alimentado la última vez con manzanas "algo pasadas" desconociendo que estas habían fermentado y por eso, el jabalí, chancho o como quieras llamarlo, simplemente termino borracho y arrasando con todo a su paso.

Mis cavernícolas amigos de jauría en cuanto divisaron al porcino lo acribillaron con sus armas automáticas como si de ello dependiera la integridad misma del universo. Muerto el cochino, buscaron un árbol adecuado, le quitaron las ramas y haciendo honor a sus antepasados salvajes (no los del mamífero cuadrúpedo), lo colgaron de las patas atadas y lo trasladamos cual grupo primitivo de caza hasta el puesto más cercano. Ya era casi de noche, solo quería llegar a nuestra base, darme un buen baño caliente y dormir sin pensar en nada más.

Y así fuer pero a la mañana siguiente, estábamos por partir, cuando nos visitaron el jefe de policía y no se quien más y nos invitaron muy amablemente a almorzar y adivina que fue lo que cominos: ¡Cerdo a la parrilla!

No quiero que piense mal pero la verdad, no creí que fuera tan delicioso.

Luego de comer como salvajes, pudimos retornar a la base y desde ya, a nuestras misiones normales.

Para ese momento logre tener mis vacaciones, decidí que visitaría en mi viaje a mi querido amigo André pero antes de eso, pasaría por Washington DC a ver como estaba Matie, la Señora Henrieta Webb, la madre de Clayton, uno de los mejores amigos de papá. Él no es de la Marina sino es de la CIA (el resto, claro, información clasificada como siempre). Se han salvado los traseros mutuamente varias veces para decirlo de una manera delicada, hasta fue él quien trajo al país al tío Sergei una vez.

Cartas a mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora