2º Carta

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Octubre 26 de 1999, Walt Disney World

Sra. Marianne:

Hoy es mi cumpleaños número dieciséis, para las costumbres de mi país, bueno, el nuestro, es la edad donde las niñas dejamos de serlo y nos volvemos adultas, llegamos a la cantidad de años en la cual "hemos madurado", donde podemos pedir nuestra licencia de conducir como principiantes y en algunos estados, creo, que esta nos podemos casar...

La tradición dicta una gran fiesta con un hermoso vestido, para muchas debe ser glamoroso, gigante y blanco cual novia pero gracias a usted, a su desapego, su abandono, es obvio que resulte diferente a todas las demás chicas. Por eso opte que en lugar de tener una fiesta con personas que no recuerdo, o parientes lejanos que solo aparecen en navidad o en un funeral buscando una parte de la herencia preferí visitar un lugar que siempre quise conocer y que además es cercano a casa para sí, al menos por unos días, dejar que su magia invada mi corazón, mi vida. Y no lo hice por ser egoísta, nop, lo hice por ellos, por mis abuelos, ya que a ellos les gusta verme reír, les gusta verme feliz, realmente lo estoy feliz de estar aquí, no lo puedo negar, veré a Mickey, Minnie, hay cientos de atracciones pero lo más importante, es que lo estoy haciendo con ellos, con Costantine y William. Los tengo conmigo y estoy contenta por eso, pero no siempre fue así, pero este viaje no es el tema de esta carta, este viaje será tal vez tema para otro día.

Al ser la única niña del barrio criada por sus abuelos no me hizo la vida muy feliz que digamos. Cuando era pequeña, claro que no me daba cuenta de eso, no era diferente a los demás hasta mi primer día de escuela. Con una gran sonrisa nos recibió la maestra, la señorita Elsa. Nos acomodamos en las mesitas, no parecía muy distinto al jardín de infantes y luego de pedirnos que cada uno nos presentáramos con tan solo nuestros nombres, nos pidió dibujar a nuestras familias.

Desde ya que dibuje a la abuela Costantine con su mejor vestido, al abuelo con su bigote y también puse a Bucky con alitas, pues ya había partido para esa fecha al cielo de los perros. Y muy feliz corrí a mostrárselo a la señorita esta me pregunto por qué no había dibujado a mamá ni a papá y yo, en mi inocencia, le hice una pregunta que no supo en el momento como responder, le pregunte "¿Qué es una mamá?

No estoy muy segura pero creo que se me quedo mirando por unos instantes intentando encontrar una respuesta que no me hiciera llorar pero antes que ella pudiera decir algo, uno de los niños de la clase, el más grande de todos, me empujo, me quito mi dibujo y comenzó a burlarse de mi al grito "no tiene mamá"... y de repente, no sé porque, me sentí muy mal, mis ojos se llenaron de lágrimas y comencé a llorar como el día que mi viejo salchicha no despertó más.

Se supone que no debería tener muchos recuerdos de esa época pero tengo muy claro lo que paso después: una niña, con gran sonrisa en los labios, cabello ensortijado y claros ojos y de nombre Mabel me abrazo. Y a partir de ese día fuimos las dos contra el mundo.

Con el tiempo supe que mi mejor amiga era de origen mixto, es decir madre afroamericana y padre latino el cual, se había fugado a Las Vegas con una rubia que trabajaba en un restauran llamado juters, o algo así. No debería ser muy bueno el señor pues volvió unos meses después sin dinero pero esa es otra historia.

Con el tiempo, mi amistad con Mab creció al igual que mi rivalidad con Billy. El pequeño molesto de la clase siempre se burlaba de mí. Creo que a la semana de conocernos nos declaramos la guerra en nuestros propios términos. Era más alto y fuerte porque resulto que había repetido dos veces primer grado. Aun no sé cómo se puede repetir primero pero bueno, él sí lo hizo.

Nunca dejaba de molestarme, en clases en el recreo, en gimnasia o incluso cuando la maestra nos ponía a veces a descansar. Estaba más preocupado de recordarme que no me querías en lugar de hacer la tarea o me decía que me vestía como una monja hasta que para una clase, tuve que sentarme frente a él. Ese día la tercera guerra mundial se inició en una escuela de la Florida.

Cartas a mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora