9º Carta

12 6 0
                                    

Washington DC, 25 de Mayo de 2011.-

Marianne:

La verdad, esta vez no sé cómo comenzar esta carta. Tantas cosas que decir, tantos sentimientos buenos y malos, pero siento que a veces las cosas malas, las que más nos lastiman son las que más recordamos y siempre parecen ganar aunque me fue dando cuenta que a pesar de lo oscuro que se vea el cielo, siempre el sol saldrá.

Desde que Trish casi me rapto del hospital a tan solo una semana de haberme conocido se hizo cargo completamente de mí.

Fue muy divertida la situación, regañando a su único hijo ya con rango de capitán y con edad suficiente para ser mi papá'. Parecía que él era un niño al cual habían encontrado con las manos en algo malo, no le dejo hablar. Solo nos dijo a todos: "Siento que es lo correcto. Además a estas alturas, no me vas a hacer abuela...".

En un abrir y cerrar de ojos estaba instalada en una hermosa habitación con vista al Océano Atlántico en mi adorada y calurosa Miami.

Cada mañana desayunaba con vista al mar junto a Frank, el segundo esposo de la señora Trish, y claro, con ella que me obligaba a no dejar ningún trozo de fruta en el plato (peor que un instructor militar). Luego, con paciencia, me llevaba cinco días a la semana y por el término de cuatrohoras cada día a rehabilitación física y después, tenia, martes y jueves por la tarde, hora y media, reunión con la psiquiatra. (Al principio quería que un tiburón me tragara)

Debo decir que la doctora Sommers me ayudo a procesar muchas cosas. Le hable sobre tu abandono, el de Steven y la perdida de mi bebe entre otras cosas, hasta me alentó a volver a tomar algún curso en la universidad y seguir con mis cartas.

Siguiendo su consejo, cuando estuve mucho mejor físicamente y podía valerme casi por completo por mí misma y como quería mantener mi mente ocupada y no pensar en lo que me paso, comencé un curso de dibujo y pintura, La profesora Mary sabía que era más terapia así que no me presionaba tanto. Descubrí poco después los dibujos para adultos de arte terapia y comencé a coleccionar lápices de colores, nunca son suficientes para mí. Mi mente se concentra en el dibujo y las infinitas posibilidades de combinar los colores, las sobras y eso comenzaron aún más, a sanar más rápido mi cuerpo y mi alma. Descubrí sin querer un curso aprender a escribir cuentos, tal vez, sino puedo volver a volar me dedique a ello. Escribir me da la posibilidad de sacar locos pensamientos de mi cabeza y uso la movilidad fina de mis manos ya que son ambidiestra.

Es más, para Navidad Frank intento regalarme su Camaro, desde ya que no lo quise pero con la mirada que me hecho su esposa, que me infundio más miedo que una tormenta tropical, termine aceptando el plateado vehículo (a mí me gusta el de la competencia, ese que tiene una raza de caballos por nombre de la compañía rival)

Y Harm, no sé si a estas alturas envidiarlo o compadecerme. A pesar de la distancia nos fuimos haciendo amigos aunque todavía no me atrevo a llamarlo por su nombre personalmente. Supongo que tenemos cosas en común incluso, debo admitir que su presencia me inhibe pero hay algo que no puedo describir... lo respeto más que a Thomas ¿será porque ya lo conozco desde hace tiempo? No lo sé. Comienzo a creer que es porque siento que le estoy robando a su mamá y confieso que se siente muy bien tener una aunque sea de prestado y por poco tiempo.

Nunca poder terminar de agradecerle a esta hermosa mujer lo que hizo y está haciendo por mí. Aun no puede explicarme porque ese día decidió hacerse cargo de mí, pero estoy seguro que mi ángel de la guarda tuvo que ver con eso.

Cuando me informaron la fecha de mi audiencia en DC, la junta para ver si podía volver al servicio activo, volver a volar (creo que n mencione que cierto oficial de alto rango me vino a visitar un par de veces y me subió de contrabando a un avión para que no perdiera mis habilidades...) Trish me pidió que antes de viajar la acompañase a un lugar.

Cartas a mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora