3º Carta

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3º Carta

París, 14 de Julio de 2001

Marianne:

Esta es la tercera vez que comienzo esta carta pues no es como decirlo, no encontraba el hilo conductor de mis palabras pero te sigo escribiendo pues mi corazón tiene la necesidad de hacerlo

Hemos llegado hace un par de días atrás a Paris, la ciudad "Luz" de vacaciones pues estoy a pocas semanas de ingresar a la universidad a estudiar arqueología, serán cuatro años, si todo va bien, en algún momento me decidiré por una rama especifica de la carrera. Mi preferida es la egiptología o algo relacionado con la historia o lenguaje, aun no estoy muy decidida pero ojala pueda encontrar algo que me relacione más con el mar. Desde que tengo uso de razón, el mar siempre me llamo. Sus aguas me atraen como el canto de las sirenas a los marineros desprevenidos de las viejas leyendas y debo suponer que tal vez, es por la sangre de mi padre, de ese hombre que no conozco y creo que tampoco sabe de mí y eso es algo que me sigue atormentando, me hace sentir perdida como en el desierto pero cuando estoy en la playa, mi mente se relaja, mi alma se calma en sus aguas, en el ruido de las olas y cuando veo u barco en el horizonte pienso "mi padre puede estar ahí sin saber que aún lo espero aquí" y mis ojos lloran en silencio

Sé que no quisieron decirme nada pero el abuelo no sé ha sentido muy bien últimamente y por eso su médico y amigo, el doctor Kelly le recomendó tomarse un descanso, vacaciones así que dejo el mando de su pequeña compañía a Leonard Quinto, su mano derecha, me agrada pero no sé... es muy frio, no, no me agrada pero bueno, me estoy yendo del tema. Como te decía antes, llegamos a Paris

La mística ciudad de la revolución francesa, con su torre Eiffel, la catedral e Notre Damme, grandes museos, infestada por miles de personas, miles de japoneses que sacan fotos a todo y a todos, y comidas que no comprendo. Lo único bueno fue esa amiga dela abuela, Marie y su hijo André que ya es aprendiz en una fábrica de porcelana

Sé que tratan de distraerme con el asunto de la universidad y no le preste tanta atención a la salud de William pero yo tengo miedo de perderle. Aun no puedo, no quiero porque sé que si él se va, en poco tiempo Tina lo seguirá y me habré quedado verdaderamente sola.

Quería contarte lo que fue crecer sin ti a mi lado pero eso, de seguro, nuca te importo.

Bueno, jamás me falto nada de nada: siempre tuve ropa no la más cara porque seamos sinceras, a veces es muy pero MUY FEA. Admito que tuve un par de esas muñecas rubias y flacas pero lo más divertido era cortarles el cabello, en realidad me entretenía mas desarmando cosas que ese horrible barco a batería (a quien se le ocurre regalarle un bote a una niña, me daba pesadillas) pero disfrutaba mis clases de dibujo, aun hoy tomar un dibujo y darle color me calma y reconozco que soy obsesiva con mis lápices, nunca tengo suficientes y aun así siempre, por loco que suene extraño a Billy la bestia. Es más, muchas veces creo que al dar la vuelta a la esquina me lo voy a encontrar a él y a Mabel, riendo, esperando por mí para ir a tomar un helado pero sé que eso es imposible. Ellos también se alejaron...

Y si eso me hacía sentir mal lo siguiente fue aun peor... Yo quería saber más sobre motores, el mar, descubrí que disfruto volar. Cada vez que subo a un avión siento que me crecen alas y tengo la sensación que alguien me observa, me cuida, no sé cómo explicarlo sin embargo siento que allí, entre las nubes, es a donde pertenezco. Pero la vida no es justa, para nada lo es son y claro ejemplo de ello, yo; Harmonie, amante de la ciencia ficción, el misterio de las pirámides, el triángulo de las bermudas y otras yerbas, gracias a la decisión unánime de mi (no muchas veces) adorada abuela termine yendo a una preparatoria religiosa (gritos de terror por favor) dando lugar a la conocida EPOCA OSCURA...

Cartas a mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora