Capítulo 9: Dos chicos rebeldes

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—Hola— dice en cuanto abro la puerta, en sus manos descansa un pastel de limón.

—Hola— bostezo.

—¿Mala noche?— intenta entablar una conversación.

—Maratón de Disney con mi familia— digo como si fuera normal.

—Ah— se sorprende— El único maratón que vemos nosotros en familia son los partidos de el Barça— intenta bromear pero no me río estoy demasiado cansada y hoy pensaba dormir hasta tarde hasta que él me despertó.

—¿Quieres algo?.

—Ehmm, si. Mi madre le manda este pastel a tu madre— me lo entrega y lo tomo— ¿Será que podemos hablar?.

—Estoy intentando dormir— ruedo mis ojos— Por cierto ¿que haces aquí? ¿No fuiste al instituto?.

—No, tranquila, tenia entrenamiento y se suspendió.

—Ah, cierto. Ahora el chico es deportista— hablo con algo de ironía.

—¿Entonces podemos hablar?— asiento resignada dejándolo entrar.

Adiós camita.

—Puedes sentarte— digo mientras entro en la cocina para dejar él postre allí— ¿Y bien? ¿Qué quieres?— suelto directo.

—Hemos estado un poco distanciados estos días, quisiera retomar nuestra amistad.

—¿Amistad? Te equivocas. Nos estábamos conociendo, no eramos amigos— recuerdo.

—Si, lo siento— se disculpa— Entonces conozcámonos— frunzo mi nariz sin entender— ¿Tienes novio?.

—Si que eres sutil— hablo con un gran tono de sarcasmo— No— digo fresca— ¿Tú?.

—No— piensa— ¿Eres feliz?.

—Por supuesto. ¿Y tú?

—Cla...

—Pequeña, ¿quien era? No volviste a tu habitación— baja mi hermano en boxer's sin percatarse de la presencia de nuestro vecino.

—Es nuestro vecino, Tomás— volteo mis ojos— ¿Puedes vestirte adecuadamente?— él baja un poco más las escaleras y asoma su cuerpo.

—¿Ese no es el loco del parque? — se ríe y yo asiento.

—Vamos, vístete— ordeno moviendo mi mano— Nadie tiene porque ver tu pajarito muerto.

—Sabes que no esta muerto— dice volviendo a su habitación.

—No era que no tenias novio— oigo su voz y me giro para verlo con sus brazos cruzados y una ceja levantada.

—Y no tengo.

—Ah, claro. Dormir con un hombre medio desnudo es lo mas normal del mundo— habla sarcástico.

—Pensándolo bien, sí. Además no es un "hombre"— hago comillas— Es...

—¿No es un hombre? ¿Es gay?— su mirada tiene un brillo especial.

—No, es mi hermano. ¿Por qu....? Oh— me interrumpo yo misma— ¿Eres gay y te gustó mi hermano? No. Puedo. Creer— comienzo a reír a carcajadas.

—No, como crees. Solo me sentí satisfecho de que solo fuera tu hermano.

—Si, si, ajá— digo riendo.

Mi mellizo baja rápidamente las escaleras. Su cuerpo musculoso esta cubierto por una camisa pegada al cuerpo, un short de deporte y además trae una botella de agua en la mano.

Creciendo Con Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora