CAPITULO OCHO

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WILLIAM

¿Acaba de dejarme por otro chico?

Miré a Liberty mientras se alejaba con el chico de la mano y comenzaban a bailar. Debe ser una maldita broma. No podía creerlo, ¿no estábamos a punto de besarnos? Espera… ¿estaba a punto de besarla?

¿En qué demonios estaba pensando? No podía distraerme con ella, era solo una chica a la que debía estudiar para terminar esa maldita tesis de una buena vez. Liberty, Camille y Melanie, eran solo sujetos de estudio, solo eso, me recordé. Sin embargo, no podía evitar sentir que quería golpear al idiota que la tomaba de la cintura justo en ese momento.… se acabó, iba a ir alli, lo golpearía y llevaría a Liberty encima de mi hombro a su habitación.

Oh Dios mio.

¿Qué demonios pasaba conmigo?

Acabo de sonar como un cavernícola.

¿Dije que la llevaría a su habitación?

—Dime, ¿has visto a Daphne? —dijo alguien interrumpiendo mis pensamientos. Me giré y ví a Bobby mirar alrededor.

—¿Daphne? —dije confundido.

—Camille, lo que sea. —dijo él. Oh cierto, el alter ego de Camille. Mi mente se quedó en blanco por un momento y mi corazón se detuvo. ¡Camille!

—¿Dónde esta Camille? —comenzé a entrar en pánico. Bobby me miró como si tratara con un idiota, y ciertamente lo era. Mierda, había dejado que mi jodido pene bloqueara mi cerebro y perdido de vista la razón por la que vine esta noche. Comencé a buscar entre la multitud, pero no lograba encontrarla, y estaba furioso, en especial con Liberty, quien no dejaba de bailar con aquel maldito idiota, por lo que me dirigí a ella y la tomé del brazo.

—¡Hey! —se giró frunciendo el ceño.

—Daphne no esta aquí. —dije mientras lanzaba una mirada de muerte al idiota para que se alejara.

—¿Quién demonios es Daphne? —dijo ella. ¿en serio?

—¡Camille! —grité frustrado. Maldición, la estaba odiando. Cuando ella cayó en la cuenta se soltó de mi agarre.

—Buscaré en las habitaciones, mientras tú …—Bobby la interrumpió.

—Ya lo hice, busqué en todo tu departamento. —dijo y ella apretando sus puños lo miró furiosa.

—¿Qué le hiciste esta vez? —Bobby alzó las manos.

—Juro que no hice nada. Me mantuve alejado y observando a pedido de Will, y pero cuando regresé del baño ya no estaba. —dijo, y luego salió del departamento.

—Te dije que la mantuvieras vigilada. —reproché molesto a Liberty, mientras buscaba en mi celular el número de Camille.

—¿Qué demonios? No era la única que debía hacerlo... —dijo enojada.

—Oh, lo olvidaba. Estabas liándote con un idiota, por supuesto, eso era más importante que tu amiga. —dije y no ví venir el puño.

Me tomé la nariz con ambas manos. Maldición, era jodidamente fuerte. Ella me miraba furiosa mientras frotaba sus nudillos y sonreí al ver que también le había dolido. Eso solo la enfureció más y cuando creí que iba a golpearme de nuevo se frenó de repente y sonrió con malicia, para luego dirigirse hacia lo que creía que eran las habitaciones.

Creyendo que el peligro ya había pasado, tomé mi celular y marqué el número de Camille, quien no contestaba, y cuando estaba a punto de intentar otra vez, escuché el grito de Liberty.

—¡Hey! —gritó mientras se subía a una mesa con una pistola que parecía de juguete—. ¡La fiesta se acabó! —todos se quedaron en silencio—. Si no quieren salir heridos les recomiendo que se vayan. —dijo ella y todos comenzaron a reír. Yo conocía la ira de Liberty, así que no me atreví a hacerlo.

—¿Quieres asustarnos con ese juguete? —soltó un estúpido. Oh no, dime que no dijiste eso.

Ella sonrió y apuntó el arma hacia él, pero luego la giró poco a poco en mi dirección.

Oh maldición.

Estoy jodido.

Mi corazón se detuvo cuando la ví apretar el gatillo, y cerré los ojos hasta que escuché un vidrio romperse, miré a mi lado, y en efecto, una botella de cerveza que estaba a solo un centímetro de mí estaba rota.

Miré estupefacto a Liberty, que sonreía con satisfacción mientras todos los universitarios se iban de su casa.

Cuando nos quedamos solos, dejó el arma sobre la mesada y se acercó a mí sonriendo.

—Deberías haber visto tu cara. —dijo.

—¿Estás completamente loca? ¡Pudiste haberme dado! —dije alzando mis manos con exasperación. Dios, definitivamente esta mujer me sacaba de mis casillas.

—Es solo una pistola de aire comprimido. Tengo muy buena puntería. —aclaró con seriedad. Como si hablara del clima o las noticias del día.

—-¡Ese no es el punto! ¿Qué clase de persona termina una fiesta de esa forma? Te tengo una noticia llanero… ¡No estamos en el jodido viejo oeste! —grité mientras la apuntaba con mi dedo índice. Ella me miró indignada—. ¿Acaso tu terapeuta no te enseñó métodos para controlar tu ira? —Listo, lo dije. No me importaba que se enojara, podía continuar mi tesis sin ella, estudiaría solo a Camille y Melanie.

—Conozco a estos idiotas, ellos no iban a irse de otra forma. —empujó mi pecho con su mano—. Y te conviene no volver a tocar ese tema, maldito inglés.

Hice lo mismo que ella y la empujé con mi dedo índice. Podía sentir su ira irradiando cada vez más.

—Tienes problemas para controlar tu ira. Y tu terapeuta debería devolverte el dinero. —dije—. Yo haría un mejor trabajo, y totalmente gratis, si con eso pudiera librar al mundo de tu estupidez. —y esta vez me crucé de brazos. Había ganado. Ella se veía indignada, se acercó a mí y me dió un empujón.

—Retira lo dicho. —dijo con furia, sus ojos se veían más oscuros y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Sonreí, porque de alguna extraña manera esto me entusiasmaba. Verla enojarse era algo divertido. Me acerqué hasta estar a solo un centímetro de ella y no podía dejar de mirar su boca. Ella no iba a retroceder y yo tampoco.

—Oblígame. —El brillo de sus ojos cambió de ira a deseo, de repente mordió sus labios y eso fue todo. La tomé de la cintura al mismo tiempo que ella enredó sus manos en mi cabello y la besé. Nos besamos con fuerza, mi lengua se deslizó dentro de su boca y encontró la suya, a lo que ella emitió un sonido que me volvió loco. Tomé sus piernas y las envolví a mi alrededor, mi corazón latía con fuerza, quería más de ella, así que la presioné contra la pared. En ese momento, escucho una garganta aclararse detrás mio.

Me tensé de repente y dejé de besarla. Ella estaba mirando detrás de mí y su cara lo decía todo.

Desastrosa Coincidencia© (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora