I. COME HASTA REVENTAR

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Era una hermosa mañana soleada que recibía a la joven Yuki. Ella se había levantado más temprano de lo normal, puesto a que su pareja Akemi vendría de visita.El amor que sentía por aquel hombre la hacía sonreír con tan sólo recordar su nombre, Akemi despertaba en ella nuevas sensaciones que la hacían suspirar de alegría, la hacían sentir completa, incluso despertaba en ella las ganas de cocinar ricos platillos para ese hermoso y moreno novio suyo y ese día estaba decidida a preparar lo que pudiera.Yuki no sabía cocinar en lo absoluto, a duras penas podía preparase un poco de sopa con fideos y preparar cereal con leche sin quemar la cocina de su casa, pero para ella el amor era tan fuerte que sentía que podía hacer cualquier cosa. Se dispuso, entonces, a preparar panqueques para Akemi, quien los devoraba con pasión y llenos de miel. Mientras dejaba en un plato el último panqueque, escuchó que tocaban su puerta.Tal como lo esperaba, se trataba de su amada pareja, que la saludó con una radiante sonrisa.—¡Qué gusto mirarte de nuevo! —se lanzó a sus brazos la chica.—Te extrañaba mucho, también me alegra mucho estar contigo de nuevo.Después de un breve beso, Yuki hizo lo hizo pasar y sin preguntarle, puso frente a él los panqueques y la miel, sirvió un poco de jugo de naranja y de sentó junto a él.—Sé que disfrutas mucho estos—sonrió mirándolo a los ojos —, así que los preparé para ti con muchísimo amor.—Awww, muchas gracias.Akemi comenzó a comer como si hubiese estado sin comida durante meses, dejando apenas dos panqueques para su novia. Ambos rieron por la situación y pasaron toda la mañana platicando sobre sus vidas, poniéndose al corriente con lo que acontecía en sus vidas y de vez en cuando deteniéndose para darse cariño.Llegada la tarde, Yuki comenzó a tener hambre de nuevo, así que le pidió ayuda para preparar algo de comer a su pareja.—Yuki, sabes que tampoco sé cocinar—dijo Akemi apenado —, ¿por qué no pedimos comida?Yuki suspiró. —Yo quería intentar cocinar.—Mejor comamos algo que no pueda matarnos, tengo dinero de sobra, ¡no te preocupes!Después de unos minutos de discutir la situación, decidieron que lo mejor sería salir para comer en una plaza. Después de un largo y fastidioso camino, ambos se aproximaron a la zona de restaurantes de la plaza, en donde se sentaron en una mesa frente a un restaurante de comida china en donde Akemi compró.Una vez que quedaron satisfechos, se dispusieron a ir al cine. Compraron, por supuesto, palomitas, un gran refresco de cola y golosinas. A estas alturas, Akemi comenzaba a sentir que su estómago reventaría, pero quería hacer feliz a su novia, quien parecía decepcionarse cuando él rechazaba un poo de comida.Saliendo del cine, conversaron sobre la película que habían visto mientras paseaban por la plaza. Entraban y salían de tiendas de ropa, de productos electrónicos e incluso zapatos, sin comprar nada en realidad.—Vaya película de mierda—repitió por doceava vez Yuki.—¿Por qué eres así? —rodó los ojos el joven—Di algo más que eso.Yuki quedó callada por unos minutos mirando hacia la nada. Akemi supo que esa mirada en blanco significaba que su adorada compañera golosinas. Su rostro se llenó de horror cuando observó como su chica le soltaba la mano para comprar un helado para ambos.Akemi mordió sus uñas cuando finalmente Yuki de acercó con dos helados, no podía rechazar ese suculento postre ahora que lo sostenía en su temblorosa mano izquierda."Bueno, mi estómago ya no se siente tan lleno", se tranquilizó con ese pensamiento "no creo que me pase algo, así que lo comeré". Yuki sonrió aliviada cuando observó a su novio consumir el helado.Ambos continuaron su paseo por la gran plaza hasta que pudieron terminar sus postres y nuevamente, regresaron al hogar de la chica. Una vez allí, Yuki sacó dos bolsas de frituras. Akemi puso el mismo rostro de horror que pondría alguien al ver un cadáver.—Miraaaaa, compré de las que te gustan. Las había olvidado, espero que las disfrutes.El muchacho se rio incómodo, sin decir nada más. En verdad no quería decepcionar a su novia, además de que hacía mucho tiempo que no comía esas frituras. Tragó saliva con dificultad mientras habría la apetitosa bolsa de frituras, comió lo más despacio posible mientras sentía que si estómago se hinchaba más y más.Yuki sólo se limitaba a contarle sobre sus asuntos familiares mientras lavaba los platos. Akemi no aguantó ninguna papa frita más, se levantó del sofá, quiso correr al baño pero el vomito se hizo presente frente a los pies de Yuki. Ella gritó con asco mientras él terminaba de vomitar en el piso.Ambos se miraron a los ojos, avergonzados. Akemi quiso hablar para disculparse, pero Yuki lo interrumpió:—Oh no... —cubrió su boca mientras miraba el desastre y el rostro afligido de su novio— ¡ahora tendrás hambre y ya no tengo dinero!

YUKEMI (sin correcciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora