Capítulo 5: La Profecía

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Ya había pasado un día después de adivinación y de que Potter lo había protegido, ese día si había visto a Harry en las clases con Slytherin entregando todos los trabajos atrasados, pero Harry no le dirigía la mirada, no lucia nervioso, en los pasillos ni lo notaba, había intentado burlarse de su maldito, enmarañado y perfecto cabello, de la túnica que siempre conseguía que se le viera estúpidamente bien y todo lo que se lo ocurriera pero Harry simplemente hacia como si no lo oía y apretaba el paso, eso se sentía aún más doloroso que evitarlo.

Draco se levantó de la cama al otro día, estaba decidido a saber para que funcionaba el anillo, ya no se detendría más, cuando lo supiera la profecía cobraría sentido, hablar con Harry era lo que más lo atemorizaba, pero solo entonces se concentraría para lograr hacer lo que tenía que hacer, salió de la sala común y vió a un chico de Ravenclaw y otro de Hufflepuf tomados de la mano con un anillo pequeño rojo que los unía, Draco se sobresalto y decidió ir a hablar con ellos pero en el camino vio a un chico con una chica a su lado unidos por otro hilo rojo, de pronto otro chico llegó con esta pareja al parecer el novio de la chica, los chicos comenzaron a pelear entre ellos.

Situaciones así se encontró al caminar por un pasillo concurrido, hilos atravesaban paredes, chicas y chicos perseguían el suyo, peleas de chicas por un chico y viceversa, los maestros tratando de separarlos, algunos intentando quitarse el anillo sin lograrlo - Cómo Potter - pensó, se acercó a la primera persona cuerda que vio, Luna Lovegod.

- ¿Para que sirven? - preguntó sin más al llegar a su lado.

- Son hilos rojos, es una leyenda muggle que dice que quien esté unido por este hilo está destinado a ser su alma gemela - dijo con voz suave, Draco se sintió mareado ¡¿Cómo que almas gemelas?! Su corazón palpitó muy fuerte y su estomago se sintió pesado, era una leyenda muggle por eso no había encontrado nada en la biblioteca - Claro que tú ya lo sospechabas - dijo Luna con una sonrisa a la cara pálida de Malfoy.

Este comenzó a correr, necesitaba encontrar a Fred y a George, los vio en un pasillo vendiendo un anillo a una chica nerviosa.

Cuando los gemelos lo vieron comenzaron a caminar lejos de él entonces gritó - ¡Fred, George! - se detuvieron y voltearon sin que les quedará más remedio - ¿Para qué sirven? - dijo con sudor en la frente y sin aliento.

- Ya debes saberlo - respondieron los dos y Draco los miró profundamente.

- Pero no te preocupes Malfoy, cuando llegaron a Hogwarts estaban defectuosos - mintió Fred.

- Los arreglamos, antes mostraba todo lo contrario - Draco se sintió engañado, no podía creer que funcionaban para eso, pero tampoco podía creer que no lo hacían, la sensación de vacío se incrementó.

- Si estaban defectuosos no les molestara que les compre uno - Draco se acercó sacando unos galeones de su bolsillo.

- ¡No te venderemos nada a ti, Malfoy! - gritaron los gemelos alejándose y Draco se enfureció.

- ¡¿Venden cosas por que necesitan el dinero no?! - dijo Malfoy despectivamente - Entonces tomenlo - dijo en el mismo tono.

- ¡No queremos tu asqueroso dinero! - gritó Fred.

Draco vio como estos se alejaban de él, suspiró, no se creía que hubieran estado defectuosos, pero tampoco podía creer que funcionaban para eso.

Comenzó a caminar hacia el gran comedor, con la misma sensación de vacío, estaban tontos si creían que se quedaría así, creyéndose todo, al llegar al gran comedor todo era un caos, chicos peleando con chicas, gritos por todos lados, algunos lo miraron y comenzaron a susurrar.

- El anillo te unía con Draco Malfoy - oyó del otro lado una voz reconocida.

- ¡Es mentira! Estaba defectuoso - decía Harry Potter peleando con varios Gryffindor a su lado.

Cuestión de Destino | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora