Harry estaba mirando como arreglaban el jardín de los Weasley para la boda de Bill y Fleur, ya había pasado unos meses desde que Dumbledore había muerto y que había visto por última vez a Draco.
Le había pedido perdón como cincuenta veces a todos ese día y todos le habían dicho que no era su culpa como cien veces, la verdad era que por más que lo dijeran él sabía que habría podido haber hecho más si no fuera por su estúpido amor, del cual todos se habían dado cuenta de una u otra forma, ya fuera por su expresión de corazón roto eterna o por que el mismo se los había confesado.
Todas las noches se odiaba por pensar que quería ver a Draco, lo extrañaba tanto... pero aún se sentía traicionado por él.
Hasta los Dursley, que comúnmente ignoraban la existencia de Harry, se habían dado cuenta que algo andaba mal con él, Dudley se preguntaba en que podría estar pensando su primo cuando raramente salía al comedor por las tardes, siempre con la mirada perdida, hasta ya no se empeñaba en importarle a sus tíos, solamente iba, tomaba comida y entraba nuevamente a su cuarto.
Le dolía no poder llorar cuando le placiese (y como eso era todo el tiempo) no le gustaba salir para que no lo vieran colapsar en llanto, pero al regresar y mirar su cuarto vacío recordaba haberse hecho a la idea de alojar a Draco en el, a escondidas, cuando escaparan de Hogwarts, su corazón volvía a romperse y terminaba sin comer la comida que se había llevado.
Estaba poniéndose más flaco de lo que era y cada vez que Harry salía de la cocina y desaparecía Vernon y Petunia miraban a su hijo como si este pudiera saber de alguna forma lo que le pasaba a Harry.
Se sentía más cómodo en la madriguera pero no podía evitar sentirse extraño con los Weasley a su lado, todos tratando de hacerlo sentir mejor, pero él no podía ni fingir esa felicidad.
Al ver a la pareja feliz y próspera al matrimonio recordaba a Draco, nuevamente, y como se habían prometido matrimonio de manera "sutil", deberían ser ellos, en un futuro, los que se casaran, pensó furioso con él mismo y con Draco, pero ahora todo ese futuro era tan imposible como revivir una persona muerta.
Fleur estaba tan radiante como siempre, con su cabello rubio y lacio, la vió caminar y no pudo hacer más que recordar a Draco y lo mucho que le gustaría tocar, pero sobre todo, oler su cabello.
El día anterior, su cumpleaños, lo único que había hecho también fue pensar en Draco y en como ese día debería de haber sido para ellos el primer cumpleaños de Harry juntos, donde por fin Draco tendría a alguien a quien regalar algo.
Pensaba en Draco a cada segundo y cada situación cotidiana, por más mínima que fuera, le recordaba a él, hasta ahí mismo, parado en el jardín, estaba pensando en Draco... suspiró fuertemente con el remolino de sentimientos recorriendo su garganta, estómago y cabeza, sin saber que estaba siendo observado desde lo lejos por Fred, George, Ginny, Ron y Hermione.
- Yo digo que tiene depresión - dijo Ron en un suspiró.
- Claro que no, sólo lo extraña mucho - dijo Hermione - Además se siente culpable, entonces, siente que por extrañarlo nos está traicionando - explicó y Ron se le quedo viendo tratando de entender como era que Hermione entendía siempre todo.
- Jamás debimos hacer esos anillos - dijo Fred a George.
- No, fue muy feliz mientras estuvo con él - dijo Ginny con aire nostálgico.
- Si... - agregó Hermione, todos miraron como Harry acariciaba su dedo meñique, en donde antiguamente había estado el hilo.
- Definitivamente es nuestra culpa - dijo George riendo levemente.
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Cuestión de Destino | Drarry
RomantizmFred y George crean un nuevo sortilegio, uno que pondrá el mundo de Harry de cabeza por equivocación, un anillo que le mostró su destino, un hilo rojo que podría terminar uniendolos, Harry hará todo lo posible para que Draco no se entere de ni una p...