Rompiendo lazos

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Dejó a la niña de tan sólo cuatro años en la cama, ya estaba profundamente dormida y de seguro su jefa no tardaría en llegar..., miró a la pequeña Kanna con su ojos cerrados, había aceptado el trabajo por la buena paga pues le daban 1000 pesos semanales por cuidar a la hija del matrimonio Taisser sin embargo se había encariñado tanto con aquella niña y su instinto maternal crecía.

Tocó su vientre levemente abultado, muy poco en realidad pues más bien parecía una inflamación pero estaba muy claro que ella sería madre muy pronto, tan sólo tenía dos meses y medio. Embarazada y con diecisiete.

Escuchó la puerta de abajo seguido de unos gritos femeninos y fue entonces que ella comenzó a ponerse nerviosa, ¿la señora Kagura se habrá enterado?

—¡¿Cómo pudiste tan sólo es una niña Sesshōmaru?!

Al parecer el Señor Taisser hablaba sin embargo no alcanzaba a escuchar lo que decía. Miró a la pequeña Kanna y notó que quizá lo que le dijo Sesshōmaru era verdad.

*—Ella realmente no es mi hija.

—¿Kanna?

—Ajá, cuando conocí a Kagura ella ya estaba embarazada, nuestro matrimonio fue planeado..., no sé, quizá en un acto de misericordia me decidí a criar a esa niña como mía y ha sido la mejor decisión de mi puta vida.

—Sesshōmaru —Le latía el corazón demasiado por las palabras del peliplata. Le estaba confesando algo de su vida íntima, algo muy importante, demasiado importante.

—Si el padre de Kagura se enteraba que estaba embarazada le iría muy mal.*

Salió de sus pensamientos cuando escuchó aún más gritos esta vez parecía que habían colmado la paciencia de Sesshōmaru por lo que respiró profundamente, después de asegurar que la niña estuviera bien, tuvo el valor de bajar las escaleras de la enorme casa, tan grande y aún así se escuchaban los gritos.

Terminó de bajar y fue Sesshōmaru quien la vio primero, quizá le trató de decir algo pero Kagura volteó a verla, tenía los ojos irritados al parecer de tanto llorar.

—Rin —Sesshōmaru se puso alerta en cambio la azabache estaba dispuesta a afrontar la realidad —¿Estás embarazada verdad?

Sesshōmaru la miró con sorpresa, a ambas pero especialmente veía a Rin quien se había cubierto su vientre en un instinto protector quien después de mirar al hombre asintió.

—Rin ¿Por qué no me dijiste nada?

*(Semanas antes)

Eran las ocho de la mañana y para sorpresa de Rin, Kagura fue quien la recibió.

—¿Y esa cara?

—Ah, disculpa pero no creí verte.

—Ya veo, pasa —Rin pasó y le llegó un olor a algo dulce.

Salió corriendo de inmediato al baño y sorprendida por tal actitud, la ojicamín fue detrás de ella escuchando como ella vomitaba, quizá fue un sexto sentido lo que la hizo sospechar eso.

Días después

La familia iba por una nieve pues Sesshōmaru últimamente andaba muy antojado, lo más extraño era de que a su esposo no le gustaban tanto las cosas dulces y ahora especialmente había pedido un sabor de chocolate dulce almendrado, sabor favorito de la niñera de su hija. 

—Luces cansado —No le respondió —Últimamente haz estado más perezoso de lo normal.

—Es el trabajo.

One shots (Sesshrin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora