Rompiendo lazos 2

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Historia de Sesshōmaru y Rin

—Muy bien Rin, sabes que yo me voy a las siete casi ocho por lo que no estaré cuando llegues, igual trata de llegar a las nueve..., mi esposo se va más tarde.

—Está bien señora Kagura, este..., necesito su número por cualquier emergencia.

—Ya deja de hablarme de usted, me siento vieja pero ahí en la mesa de centro están unas tarjetas de presentación mías y de mi esposo, anota ambos números.

—Está bien.

—Muchas gracias Rin, te digo a ti porque confío en tu capacidad y te tengo mucha confianza.

—No se preocupe, yo la cuidaré bien.

—No me hables de usted.

—Está bien.

—Ya me voy.

—Está bien, con cuidado —Le sonrió a la mayor y en cuanto se fue buscó las tarjetas de presentación, estaba nerviosa, a sus 16 años este era su primer trabajo, era muy buena la paga a decir verdad.

No tardó tanto en encontrar las tarjetas y de inmediato apuntó los números en su celular y una vez que terminó alzó la mirada hacia unos pasos fuertes que le llamaron la atención.

Sus mejillas se pusieron rojas y pupilas se dilataron al ver a un hombre mirarla muy seriamente este era como un ángel pues era demasiado atractivo, rasgos delicados pero masculinos, cabello plateado largo, incluso más que el de ella, alto, delgado, de piel pálida y unos hermosos ojos dorados tan penetrantes.

—¿Quién eres? —De aquellos finos labios salió una gruesa voz que la paralizó e hizo que escaseara aún más el aire de sus pulmones.

—S-soy R-rin.

—La niñera —Asintió mientras se ponía de pie para saludarlo y él le respondió el saludo de apretón de manos, sintió una clase de electricidad cosquillosa que se fue a su vientre.

—A-así es.

—¿Ya tienes nuestros números?

—Si, los a-acabo d-de-a-anotar.

—Está bien, arriba está el cuarto de la niña, aún está dormida..., en cuanto se levante...

—N-no se preocupe, K-kagura me ha dicho lo que debo de hacer.

—Está bien, en la puerta del cuarto de la niña dice kanna es fácil identificarla.

—Está bien.

—Cualquier cosa nos llamas.

—Si, vaya con cuidado q-que t-te-tenga un buen día, Señor S-Sesshōmaru —El albino la miró por unos segundos y después se fue.

Rin sacó el aire que había estado reteniendo ¿Qué había sido eso?, jamás nadie la había puesto nerviosa de esa manera, no es que nunca hubiera estado nerviosa pero simplemente era diferente.

One shots (Sesshrin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora