Capítulo 6

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Esto sucedió porque una vez mi mamá les contó en una de sus charlas incidentales de elevador que yo había ganado un concurso de lectura. Lo que no les dijo fue que eso ocurrió cuando iba en quinto de primaria. Leer para ellos, además de que mejoraba un poco mi economía, era algo que disfrutaba. La primera parte de las sesiones consistía,precisamente,en esas lecturas. En la segunda, ellos me servían un te verde que sabia horrible y que yo siempre dejaba intacto, y me contaban cosas. Para entonces llevaba casi un año yendo dos veces por semana, así es que ya me había tocado oir más de una anécdota repetida. Muchas de ellas se referían al hijo que tuvieron, que había muerto en la Guerra Civil. Tenían en la sala un retrato del muchacho vestido de militar, en el que debe haber tenido más o menos la edad que mi hermano Luis Esteban tenía entonces,o sea, unos veinticuatro años. Muchas veces sorprendí a la señora Santillán perdiéndose de mi lectura, contemplando el retrato con los ojos húmedos. Y no hubo una sola vez que esa mirada no fuera capaz de contagiarme la tristeza que revelaba.

En fin, no podía dormir y me quedé respirando aire puro (todo lo puro,claro, que podía ser el aire de la metrópoli más contaminada del mundo) y mirando los ladrillos y las bolas del cemento, lo cuál pensé que podría ser lo suficientemente aburrido como para que me entrara el sueño y quedara tumbado en la cama como esos costales de cemento lo hacían en la azotea.

Por alguna razón no sucedió asi: en un sueño que me entró a medias participaban, claro está, Julia con su muela, la dentista apócrifa con sus muestras de sangre, esos vecinos que aún ni había visto y en mis imaginaciones oníricas ya eran una banda de gangster. En fin, fue como una noche de calentura, en la que se mezcla la realidad con los sueños y en la que te sientes observado por los personajes que inventas para ellos.

Cómo es lo normal, al domingo lo sucede un lunes, y ésa no fue la excepción. Los lunes son legendariamente malos de por si. Nunca he conocido a nadie que diga: "¡Caramba,por fin,mañana es lunes!" Esa expresión,claro,jamás podria estar incluida en mi repertorio de frases. Ahora, si agregamos que yo habia pasado una noche espantosa a medio sueño y que, además, esa mañana tenía que enfrentarme a un lunes de "segundo", podemos imaginar que fue el peor de los lunes posibles. Ya mis hermanos me habían anunciado cuán apocalíptico podía resultar segundo de secundaria, y ahora yo lo estaba viviendo en carne propia. Ese día no había ningún examen, yo llevaba mi tarea completa, es más, encontraba el pequeño aliciente de que los lunes tocaba clases de deportes. Me dormí los cuatros minutos extra que mi papá me permitió. Y me dormí en la regadera y en la mesa de la cocina frente a mi cereal. Y con todo y las ganas que tenía mi papá de platicar sobre el evento de la noche anterior, también se me cerraban los ojos en el coche.

-¿Y esas ojeras?-me preguntó mi papá.

Le dije que no había podido dormir después de lo de Julia. El me recomendó que procurara no quedarme dormido en clase, que me tomara un cafe. Yo le conté que para que te vendieran café en la escuela tenías que ir en prepa y no me creyó. No quise discutir mas. Me bajé del coche al tiempo que emitía el bostezo número veinte de ese dia.

Y el destino funciona de manera curiosa. ¿Por que justamente ese día Germán, el profesor de deportes,decidió que nos quedaramos en el salón para aprender los conceptos teóricos del basquetbol? Estoy seguro que era dificilísimo que yo me quedará dormido a medio partido de lo que fuera. Y sin embargo, no pude resistir no diez minutos de teoría deportiva. Y seguramente no habían pasado ni cinco más cuando ya estaba instalado en un sueño profundo, y sentí la mano de Germán dando palmaditas en mi cabeza.

-Disculpe-dijo Germán en un susurro-,¿no le gustaría que sus compañeros y yo salieramos del salón para dejarlo dormir en paz?

-Por favorcito-respondí yo aún entre sueño,lo cual provocó que se desatara una avalancha de carcajadas por parte de los aludidos compañeros y,claro,un ataque de furia de Germán.

Termine en la oficina de la directora. La directora de la escuela, Miss Antonieta, era un caso Guiness de sobrepeso. Además,entrar a su oficina era irremediablemente malo,no sólo porque estar ahí, la mayoria de las veces,significaba estar en problemas,sino porque implicaba un riesgo inminente a la salud,ya que Miss Antonieta fumaba como yo no habia visto a ningún otro humano hacerlo. Con un cigarro encendía el siguente, y las ventanas de la oficina estaban cerradas todo el tiempo.

Además, la Miss Antonieta usaba unos lentes muy raros que, sin importar de que humor estuviera, la hacían parecer de uno malo,muy malo. Haber escogido ese diseño de lentes era,posiblemente,deliberado, por que a pesar del aspecto íntimidante que tenía, en el fondo la Miss Antonieta era como un bizcocho.

Cuando entre a la oficina, Miss Antonieta había salido, pero no la espesa cortina de humo de cigarro. Por supuesto que yo no habia acabado de despertar, y mientras venía la directora,quedándome dormido de nuevo, imaginaba estar en Londres, y que de pronto se me iba a aparecer por ahí Jack el Destripador (es que acababa de ver una película que se trataba de eso y me había impresionado mucho). No fue asi,claro,un momento después entro la Miss Antonieta,quien también tuvo que despertarme. Me hizo un interrogatorio exhaustivo sobre mi salud,hábitos alimenticios,higiénicos y de entrenamientos. Termine contándole la película que acababa de ver sobre Jack el Destripador y después de que ella me contó una que había visto, le dije que mi salud estaba bien, que me desvele un poco por causas de fuerza mayor y que prometía no volver a quedarme dormido en la clase de deportes ni en ninguna otra.

Me sorprendió un poco cuando se levantó de su asiento, se dirigió a la mesita donde estaba su cafetera,sirvió un poco en una taza y me lo ofreció.

-¿Aúnque no vaya en prepa?-pregunté.

Ella me guiño un ojo. Probé el café y casi se lo escupo.

-¿No tendrá un poquito de azúcar?

-El cafe es una maravilla-contestó-Pero en este caso, es terapeutico,así es que tomatelo como esta.

Así me lo tomé. Y terapéutico mis calcetines, al menos a mi no me sirvió de nada, y en las cuatro clases que me faltaban tuve que hacer esfuerzo sobrehumanos para mantenerme despierto.

Me dormi en el trolebus que tome para regresar a casa.

Me dormi en lo que daba la hora de comer.

-¡¡¡Sebastián!!!-me desperto el grito de mi madre. Que si por favor podía ir por las tortillas.

Julia se había ido para siempre. Carmen aún no llegaba de la Universidad y Luis Esteban ya vivía en otra casa. Aparentemente el único disponible para llevar a cabo la misión era yo.

-¿Que hay de comer?

Si la respuesta hubiera sido aguacates con atún, me hubiera negado rotundamente a ir por las tortillas. Pero no. Había carne con verdolagas en salsa verde. Era impensable comer eso sin tortillas.

Así es que ahí voy. Mi aspecto debió haber sido muy similar a aquel que le presenté a Carolina en nuestro último encuentro. Con los pelos parados y la marca de la almohada en el cachete.

Hay que admitir que yo ya no estaba en edad de andarme creyendo héroe de pelicula, pero existían casos en lo que esto se hacia indispensable para que la misión correspondiente no se convirtiera en un infierno. Asi es que ese dia yo era James Bond, también, claro, por una influencia cinematográfica reciente.

La cola era, al menos, de ocho personas, a las cuales convertí de inmediato en objetos de mi más profunda antipatía. A algunos ya los habia visto;eso pasaba antes, cuando todos los de la colonia íbamos a la tortilleria a la misma hora. En mi imaginación todos aquellos eran enemigos rusos a los que habia que eleminar para obtener los microfilms (las tortillas) y llevarlos con bien al Pentágono (el departamento).

A veces me divertían mis dialogos, aunque siempre tuve la precausion de no verbalizarlos para evitar que todos los vecinos se pusieran de acuerdo y me encerraran en un manicomio.

Nose si a todo el mundo le pase, pero a mi si, y bastante seguido. Eso de sentirse observado. Es raro, pero supongo que debe ser alguna energia transmitida a través de los ojos. Y si los ojos en cuestión son verdes y están puestos en la cara de una niña de cabello negro que está parada detrás de uno,parece que la energía se multiplicara. Y así paso. Empecé a percibir esa sensacion que me puso un poco incómodo y me obligó a interrumpir mi juego. No aguante mucho antes de volverme para verla.

No estaba justo atraz de mi en la cola.

Historia sobre un corazón roto..y tal vez un par de colmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora