Al final de su primera salida oficial como pareja,Pedro llegó a su casa,me llamó y me dijo que habían terminado. Yo quise saber por qué, y el sólo me dijo que todas las mujeres del mundo estaban locas. Seria la vecina quien diez minutos mas tarde me llamaría para contarme la historia. Estaban,según ella, en un momento romantiquisimo,oyendo una canción calmadita, sentados en el sillón de su sala, de la mano, muy cerca el uno del otro. Y de pronto,cuando sus caras estaban separadas apenas por unos diez centímetros, Pedro le preguntó:
-¿Sabes qué me gustaría hacer? -¿Que?-respondió ella, segura de que la respuesta seria algo así como "darte el más tierno de los besos" u "ofrecerte mi vida entera" o algún equivalente. Pero no. Pedro le dijo:
-Me gustaría aprender a tocar el saxofón.
Era cierto,una de las ilusiones no cumplidas de Pedro siempre fue tocar el saxofón, pero no era el momento para decirlo,cuando tenia la otra ahí junto,y seguramente, aunque ella no me lo dijo,haciendo trompita. Así es que lo cortó en el minuto siguiente y ya no se volvieron ni a saludar. A mi tampoco me volvió a saludar la vecina, lo cual me parecía un poco injusto después de haberme quitado tanto tiempo con sus historias,pero bueno,así funcionaban las relaciones entonces.
Recordar esto me hizo sentir un poco de tranquilidad. Pedro no era el mas hábil de los galanes. A lo mejor esa lista estaba equivocada. Ojalá.
La tranquilidad se esfumó en la ultima clase,la de dibujo. Diez minutos antes de que empezará, recordé que no había hecho la tarea de los trazos con el compás.
Llegué a mi casa con dos reportes, una preocupación y nada de hambre,sólo para encontrarme con un motivo más de preocupacion. Un papelito que alguien había deslizado por debajo de mi puerta. Para mí.
"Por si te lo preguntabas. Mi nombre es Nadia. Y el del perro,Ramón. Suerte."
La preocupación era la de que ella supiera que yo me estaba preguntando su nombre. En ese momento pensé si no seria psíquica, vidente o algo así. A mi esas cosas me daban mucho miedo. Pero saber que la niña de los ojos verdes tenía el nombre más bonito del mundo y también la letra más bonita del mundo,pronto desplazaron la preocupación de que tuviera poderes extrasensoriales.
Las demás preocupaciones ahí siguieron. Un reporte ya era bastante malo. Llegar con dos era algo que nunca había hecho,y si las matemáticas no fallaban,eso suponía el doble de enojo de mis papás,y el doble de castigo. Pero reportes o no reportes, yo nunca dejaba de tener hambre. Mi mamá se sorprendió muchísimo cuando, en lugar de abalanzarme sobre la sopa de fideos, que era lo que normalmente hacia, me pasé un largo rato contemplándola
-¿Y ahora tu?
-Pues...nada,me comí una torta en el segundo descanso.
No podía representar en ese momento el drama de "oh,estoy consternado, tengo dos reportes,no merezco comer". No podía siquiera mencionar el asunto, ya que eso equivaldría a quedarme encerrado toda la tarde. Y esa tarde tenía que salir.
Con toda la tarea del mundo encima, con la preocupación por los reportes y el cúmulo de cosas que tenia en la cabeza,me fui a recoger a Ramón para llevarlo a la GAPAPC. Luis Esteban se burló muchísimo de mi cuando le dije que había ido por él para llevarlo a terapia.
Y si hubiera sabido de que se trataba eso,se hubiera reído mucho, mucho más.
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Historia sobre un corazón roto..y tal vez un par de colmillos
RandomAlfaguara Juvenil M.B. Brozon