En ese entonces era curioso ver las reacciones de las amistades cuando uno caía en esta clase de situaciones. Yo tenía varios amigos en la escuela,pero era Pedro con quien me entendia mejor que con ningún otro,a pesar de que éramos bien distintos. A pedro lo conocía desde quinto de primaria y,para esas edades,cuatro años de la vida significaban casi la tercera parte total,y son suficientes para consolidar una relación amistosa. Pedro era mi mejor amigo, a quien yo recurría para pedirle consejos. Aunque,en ese caso en particular,es decir,asuntos amorosos,no pensaba que pudiera resultarme demasiado útil,aunque el creyera que sí. Pedro era de aquellos niños que creen que todas,absolutamente todas las mujeres que están a su alrededor son susceptible de sucumbir a sus encantos. Sólo que ninguna de ellas se ha dado cuenta.
Pedro insistió en que debíamos volarnos la clase de español para que el pudiera darme todos sus consejos. Yo pensé que íbamos a platicar, que se trataba la cosa así como de una charla de café,aunque sin el café porque no íbamos en prepa. Pero no. Escondidos atrás de la tiendita, Pedro sacó una lista y me lo dio. La titulaba "El decálogo del buen pretendiente"
1.No llamar por teléfono más de dos veces al día.
2.Nunca criticar sus vestidos,aretes,peinados,ni a sus mascotas,ni a sus amigas.
3.No comer ajo,cebolla o higaditos de pollo durante las setenta y dos horas anteriores a la cita.
4. Revisar las orejas antes de cada encuentro.
5.Llevarle de vez en cuanto flores a la mamá, y tal vez un puro al papá.
6.Las cartitas son buenas,pero hay que evitar la cursilería.
7.Acceder a ver lo que ella quiera en el cine.
8.No dejar que ella pague,al menos las tres primeras veces.
9. Un examen médico no esta de mas:una vesícula enferma también puede provocar mal aliento.
Y último y más importante que todo lo demás:
10. Evitar a toda costa que ella se de cuenta de que uno está en la baba.Terminé de leer el papel y no supe ni que decir. Todo aquello parecía muy cierto,y lo único que logró Pedro al ponérmelo por escrito fue preocuparme,sobre todo por cientos puntos. Yo ya habia criticado a su perro, no podía recordar si había comido ajo o cebolla antes de haberla visto (higaditos no,eso nunca en mi vida). Si bien estaba dispuesto a ver lo que ella quisiera si es que alguna vez llegábamos a ir al cine,era claro que yo no tenía dinero para invitarla, no digamos las primeras tres veces,sino ni una sola. Y sobre todo el último y más importante, si a esa niña le servía de algo ese par de ojos verdes que llevaba puesto,seguramente ya se habia dado cuenta de que yo estaba en la baba por ella.
Es decir,que lo único que logró Pedro con ese papel fue descartarme automáticamente como galán. Y,claro,que a los dos nos pusieran un reportaje por habernos volado la clase de español. Pedro le dijo a la directora que estábamos hablando de un asunto de vida o muerte. Esto pareció indignar mucho a la Miss Antonieta,y a la Miss Antonieta no había que provocarla,porque no admitía negociaciones. Mientrans más reclamaba uno, más trabajo se llevaba a su casa.
-Bueno,para mañana,deberán traerle a la maestra de español una composición que hable de ese asunto de vida o muerte del que estaban platicando. Dos cuartillas.
Vaya,valiente ayuda. Y luego de Pedro, a quien la única historia de amor que le conocí termino en rotundo fracaso. Era con su vecina,quien de todas las mujeres del mundo que el creía que podían caer rendidas a sus pies, si le cumplió. A Pedro también le gustaba ella,pero supongo que mucho menos. Y mi papel en la historia,desde el principio,fue el de paño de lágrimas de la vecina,pues yo,como mejor amigo de Pedro,era lo unico que podía ayudarla. No se si fui yo,o ella,o Pedro mismo quien se convenció,y a fin de cuentas se le declaró.
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Historia sobre un corazón roto..y tal vez un par de colmillos
RandomAlfaguara Juvenil M.B. Brozon