Ramón vivió con mi hermano dos semanas. Dos semanas en las cuáles yo no dejé ni un segundo de pensar en su dueña. No la busqué, me limitaba a asomarme un rato,todas las noches, por la ventana. Pero sin el escandolo de Ramón mis hábitos de sueño volvieron a la normalidad. A las once de la noche estaba en el quinto sueño hasta la siete de la mañana. Nadia tampoco me buscó. Nada,ni una vueltita nomas para ver como estaba su perro. Ella no sabia que no estaba viviendo en mi casa sino con mi hermano. Eso me pareció muy extraño también. Yo nunca había tenido un perro, pero conocía a algunas personas que acababan encariñándose con sus perros mas que con sus propios parientes. A Nadia,al menos en aparecía, no le importaban los avances del tratamiento de Ramón.
Yo pasaba de vez en cuando a casa de Luis Esteban a ver al animal. Parecía otro desde que estaba ahí, hasta había llegado a caerme bien.
-Todavia esta un poco nervioso,pero ahí va - solía decirme mi hermano. Yo empezaba a sospechar que lo que estaba pasando ahí era que Luis Esteban se había encariñado con Ramón.
Una tarde mi hermano me llamó por telefono, de muy mal humor.
-Tenemos problemas,hijo,vente pa'aca.
-?Que problemas, que problemas?-dije,pero escuché el pi-pi-pi del teléfono como unica respuesta.
Cuando llegué al departamento el cuadro era lo de más elocuente. Luis Esteban tenía cara de sargento mal pagado, Ramón lo miraba con vergüenza, con la cola entre las patas y en el suelo de la salita había un libro comido a la mitad.
-Este perro idiota se comió un libro -me dijo Luis Esteban. Estaba furioso.
Yo recordé las palabras de Nadia:
-Bueno,es un perro, la naturaleza de los perros es comerse los libros. O en que quieres que se entretenga, ¿leyendolo?
La diferencia ahí era que mi hermano,naturalmente,no estaba en la baba por mi ni mucho menos, así es que el si me contestó:
-No seas payaso,Sebastian
-Yo te pago el libro
-Ese es el problema, que no es un libro cualquiera, es una tesis que saqué de la biblioteca de la universidad, tengo que reponerla y eso es un relajo espantoso...
Mientras Luis Esteban me decía cuan problemático iba a ser eso, yo miraba el libro. Ramón, al menos,había tenido el cuidado de no comerse el titulo: Teorías básicas de publicidad aplicadas a una campaña para la venta de una linea nueva de mermeladas enfocada al mercado infantil. El nombre del autor estaba en la panza de Ramón, pero la fecha de la tesis no. No parecía tan difícil, pero Luis Esteban estaba realmente preocupado. Es claro que la culpa de todo eso era de Ramón, pero era difícil que un perro pudiera hacerse cargo de reponer una tesis o lo que fuera, así es que le dije a mi hermano que yo trataría de solucionar el problema, como de costumbre,sin tener la menor idea de como iba hacerlo.
Esa tarde salí del departamento de Luis Esteban arrastrando a Ramón que, como de costumbre también, se negaba a caminar conmigo.
-Mira,perro,no te hagas el difícil,después de que te comes los libros de mi hermano.... Pero bueno, al menos estarás contento de que vas a ver de nuevo a tu dueña.
Y si,la escala siguiente, a fuerzas,tenia que ser la casa de Nadia. De quince días atraz a la fecha, no era probable que la disposición de mi madre hacia los animales hubiera cambiado en lo mas mínimo.
Antes de salir de casa de Luis Esteban entré al baño para lavarme la cara y darme una peinadita.
-¿No quieres un chisguete de loción?-me preguntó mi hermano con una sonrisa.
-No,¿para que?
Una micra de segundo después:
-Bueno,si
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Historia sobre un corazón roto..y tal vez un par de colmillos
RandomAlfaguara Juvenil M.B. Brozon