VI

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El lunes transcurre en casa y tranquilo. Male ha dormido en el sofá, no quería dormir en mi cama ya que, según él, yo iba a dormir demasiado incómoda y no sería justo. Ya se han ido y me hallo por el centro paseando con Alissa.

-¿Quién era el chico de la otra noche, entonces?- pega un sorbo a su batido.

-Nadie, otro más- digo restando importancia al echo. Ella se encoge de hombros.

-¿Sabes? Alexander no está llevando nada bien esto- me cuenta.

-Con esto, ¿a qué te refieres exactamente?- pregunto frunciendo el ceño. Sus uñas han tomado un tono verde agua de fondo y lleva rosas rojas encima de este, con el pequeño detalle de ojas color verde más oscuro.

-Contigo- acaba por decir. Rebuzno.

-Está obsesionado Ali, no lo entiendo, ni si quiera llegamos a salir oficialmente- le digo.

-Lo sé- me dice ella –Al parecer, le has pegado fuerte Dest, ni si quiera con Lauren estuvo así- revuelo los ojos y esta ríe.

-Es un paranoico- le digo –No me interesa un chico como él- me encojo de hombros.

-Lo sé- dice ella –Saca las cosas de contexto, incluso se ha llegado a inventar que estás con el monstruo. ¿Lo ves normal? Eso es un fuera de série- me dice riendo. Trago a duras penas, ¿porqué todo el mundo sabe quién es?

-Lo sé, me lo dijo- le cuento. Ella asiente, vio toda la escena –Ni si quiera se quién coño es el monstruo- ella me mira con el ceño fruncido. Al parecer, he sonado bastante convincente.

-Tía, ¿en serio no sabes quién es?- pregunta. Niego con la cabeza –No me lo puedo creer ¡Todo el mundo en Minot sabe quien es!- dice ella.

-Bueno, pues yo no- me encojo de hombros.

-Es un tío que está buenísimo, boxeador, ha pegado palizas brutales- dice ella –Todo el mundo le tiene un pánico horrible- me cuenta –Incluso se rumorea que se cargó a un tío en un combate de un solo golpe- me ahogo con la bebida que estoy tragando y empiezo a toser descontroladamente.

-¿Qué?- digo con mis ojos fuera de mis órbitas.

-Como lo oyes- dice ella asintiendo –Es el que maneja todo el ambiente en las barracas Destinee, es un tío peligroso- dice más seria –No entiendo como el imbécil de Alex ha podido si quiera relacionarte con alguién como ese- dice negando con la cabeza.

-Que sea boxeador no significa que tenga que ser peligroso- salto en su defensa sin darme cuenta. Pero Ali, por suerte para mí, ni se percata.

-No es cuestión del boxeo Dest, está metido en mucho más que eso, ya sabes, drogas y esas cosas- dice restándole importancia. Santo cielo, me estoy viendo con el mayor narco del pueblo.

Paso el resto del día pensando en la conversación que he tenido con Alissa. ¿Narcotraficante? ¿Male? Masajeo mis sienes mientras no dejo de mirar el póster de Sykes. En realidad, ni si quiera sé porque me estoy extrañando, es decir, el piso que tiene es precioso y muy lujoso. Parecía tener mucho, mucho dinero. Me estoy viendo con él y ni si quiera se nada de él. Solo que tiene una hermana y que boxea. No sé nada acerca de su vida, de sus gustos o de sus aficiones. Mi tono de llamada parece despejarme.

-¿Sí?- contesto.

-Hey, culo prieto- oigo su voz al otro lado del teléfono. Mierda.

-Hola- digo -¿Qué quieres?- pregunto. Trago saliva. ¿Acaso debo seguir viéndome con él?

-Me preguntaba, si te apetecería venir a dar una vuelta o algo conmigo...- lo oigo petulante en el teléfono, se debe de estar rascando la nuca, seguro.

-Claro- yo soy tonta -¿Dónde nos vemos?- pregunto.

-Estoy en tu puerta- dice él.

Espera, ¿qué? Me asomo a la ventana del pasillo y descubro la moto enfrente de la acera y a él abajo mirándome. Se me olvida todo lo que me ha dicho Ali y corro escaleras abajo.

-Drake, voy a salir, no me esperes despierta- el asiente desde el salón mientras sigue concentrado en su partida a la Xbox con Markus.

Salgo a fuera y lo descubro con dos cascos. Uno para mí y el suyo. Me lo lanza y lo pillo al vuelo. Le sonrío y el se sube a la moto. Me subo detrás suyo.

-¿Ni si quiera me piensas saludar?- pregunta.

Paso mis manos por sus hombros hasta deslizarlas hacia delante y unirlas. Me pego a él y junto sus labios con los míos. Intenta profundizar pero no lo dejo.

Se queja, ato mi casco mientras sonrío y salimos como un rayo por mi calle.

Me lleva a Kroll's, aquel lugar dónde él y yo comimos aquel día. Esta vez, es el quién pide y nos sentamos en la mesa más alejada posible. La cosa se vuelve tensa cuando quién sirve el pedido es esa pelirroja que tan mal me mira.

-Oh, hola Male- dice ella.

-Hola- contesta él con tono aburrido.

-¿Te veré esta noche?- comenta aburrida.

-Supongo- dice él –Mucha suerte tigre, lo harás genial- dice ella mientras pasea una de sus manos por la fesonomía de él. Él se aparta y ella ríe. Se marcha de allí azotando sus caderas de un lado a otro. Qué mal me cae.

Pego un mordisco al wrap de pollo frito que él ha encargado para mí mientras él me mira.

-¿A dónde vas esta noche?- pregunto con inocencia.

-¿Importa mucho?- dice molesto. Está serio desde que esa chica ha venido. Le miro sorprendida. ¿Otra vez con su actitud de mierda?

-No me hables así- le aviso.

Resopla y pone los ojos en blanco. Suficiente. Dejo el wrap y un billete de cinco dólares en la mesa. Me levanto como un rayo y salgo del restaurante a la velocidad de la luz. Oigo sus pasos pesados y rápidos por detrás de mí. Me agarra del brazo en el aparcamiento y me mira sin entender bien mi actitud. Aunque la que no entiende nada aquí, soy yo.

-¿Qué haces?- pregunta sin entender.

-No, qué haces tú, Male- digo yo -¿Porqué me tratas como mierda?- escupo. Él se queda callado y tan solo me mira. La intensidad de su mirada es tal, que me veo en la obligación de apartarla.

-Lo siento- dice.

-No, no lo sientes, lo dices para que se me pase y tenerme a tu antojo las veces que te de la gana, pero yo no soy como tu amiga esa que se deja tratar como un trapo- le cuento.

-Pero, ¿qué dices? ¿Porqué estás soltando todo esto? Está fuera de lugar-  dice él.

-No, el que está fuera de lugar eres tú, eres bipolar- le digo. Sincera –Ni si quiera sé porqué estoy aquí- digo. Él me suelta y suspira.

-Tengo un combate esta noche, eso es todo- me dice.

-Oh, esto es genial – digo con una sonrisa irónica –La pelirroja oxigenada puede ir contigo y yo no- le digo y me giro camino a mi casa.

-Destinee- dice él. Y me paro –No hagas esto- me pide. Me giro a mirarlo y sus ojos son serios pero suplicantes.

-¿Que no haga qué?- pregunto.

-Irte, quiero estar contigo- me dice.

-No lo parece- murmuro. Se acerca a mí, y poco a poco me abraza como puede. Suspiro y me dejo abrazar. No puedo evitarlo, me gusta mucho –No sé nada de ti Male, nada- me quejo.

La noche transcurre en el parque del Valle. Mi ignorancia sobre la vida de Male va disminuyendo y cada vez creo menos lo que me ha dicho Alli.

El monstruo IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora