-Y, ¿dónde iréis esta noche, chicas?- pregunta mi padre.
-Al cumpleaños de un amigo- le cuento.
-Tenéis que tener cuidado- demanda la abuela.
-Siempre lo tenemos abuela- río yo –Además, iremos con Male- le explico.
-Vale que Male mide casi nueve metros pero él no es súper man- explica mi madre. Ali se atraganta con la comida a causa de la risa y yo la miro mal ¿Necesario Leblanch?
-Lo siento- dice ella disculpándose. Ruedo los ojos e intento acabarme la comida lo más rápido posible.
Subimos de nuevo al cuarto y Alissa me hace pasar por chapa y pintura, y después por peluquería; en cuanto a ella... Oh, ella es al destreza en esto, yo soy el desastre, que se peine ella solita. Me entubo en un vaquero negro alto con un top igual de negro por el ombligo, de manga larga y completamente ceñido. Me veo bien. Los ojos azules, la piel blanca, el pelo rubio y el rojo de mis labios contrasta a la perfección con el negro de los ropajes. Ali sale lista en su vestido negro y sus tacones, sí, por una vez en la vida hemos optado por vestir con agujas en los pies, aunque los míos, son botines, pero aún y así, son iguales de incómods, llevo mis amadas plataformas a mano, por si un caso.
"Estoy en la puerta, tienes quince segundos para salir o pico y me presento formalmente ante toda tu familia" abro completamente los ojos.
"No harás eso" le digo.
"Catorce, trece, doce..." alarmada agarro el teléfono y el dinero.
-¡ALI, POR TU VIDA Y MI DIGNIDAD, CORRE!- espeto.
Ambas bajamos a trompicones y nos despedimos con un sencillo adiós a los presentes en el salón. Observo a Male apoyado en el coche concentrado en el suelo. Eleva la vista cuando oye los tacones de Ali repiquetear en el suelo. Eleva la vista y me sonríe.
Avanza unos pasos y me abarca con sus brazos, ni con tacones me acerco a su hombro.
-Odio cuando me haces esto- rechista contra mis labios y los une.
-Tranquilo, es resistente, no mancha- dice Ali refiriéndose al maquillaje.
-Gracias por la aclaración- dice él riendo.
Junto mis labios los suyos de nuevo y nos encaminamos al coche. Alissa se sienta detrás y Male y yo delante.
-¿A que te referías?- pregunto en medio susurro.
-Sabes muy bien a que me refiero- sonríe maliciosamente.
Le miro mal pero se me escapa una sonrisa ladeada. No decimos nada ninguno. Bajamos del coche que aparca en un parking improvisado en un descampado. Miro hacia delante y veo unas luces que salen del bosque. Camino con mi brazo entrelazado al de Ali y puedo ver a Male ponerse tenso según avanzamos hacia el lugar.
La entrada a ese bosquecillo está atestada de seres extraños para mí, que parecen personas pero que para nada lo son. Chicas con poca ropa, incluso algunas sin nada encima entre arboles con tipos igual de vestidos que ellas, chicos con alcohol en las venas en lugar de sangre, alcohol o quién sabe qué. El suelo está lleno de vasos rotos, botellas vacías ¿Eso son jeringuillas? Trago fuerte y observo la gran hoguera que hay en un claro. Algunas personas están reunidas alrededor de esta mientras de una camioneta Dodge negra sale una música estridente.
-¡Male!- dice una voz masculina y se acerca a él para abrazarlo.
-Toma- le da el paquete que yo misma elegí, él ni si quiera se ha dado cuenta de que Ali y yo estamos aquí.
-Oh, dios, por fin un regalo decente- ríe Dwice.
-Lo eligió ella- me señala Male con la cabeza.
-Destinee, no me había dado cuenta de que estabas aquí- le sonrío y me da un pequeño abrazo bajo la atenta mirada de Male –Ya decía yo que eso no se te ocurre a ti solo- murmura Dwice.
-Capuyo- ríe Male.
Dwice dirige la vista disimuladamente hacia Ali, ella solo mira sus uñas con superioridad.
-Ella es...- Dwice me corta.
-Nos conocemos- dice él.
-Ahá- asiente ella sin mirarle –Si me dsiculpáis, iré a por algo de beber- dice y se dirige a un chico que parece repartir bebidas en un vaso.
Me acerco a Male.
-Iré a saludar a los chicos de la camioneta, vé con Ali y no te quedes sola, vuelvo enseguida- me avisa y junta sus labios con los míos.
Asiento y, prácticamente corro hacia dónde mi mejor amiga. Ella está sosteniendo dos vasos de cubalitro en ambas manos, me acerca una y me lo tiende. Observo la bebida lilácea, ella no ha probado el suyo.
-¿Qué és?- pregunto.
-Algo con licor de mora- me dice –Vodka, probablemente- dice ella –Me lo ha dado ese chico de allá- señala hacia el chico que reparte las bebidas a diestra y siniestra.
Me encojo de hombros y vacío rápido el vaso, casi sin darme cuenta. Ali se resiste a probarlo y toquetea su iphone.
Sabe un poco raro, supongo que será el alcohol barato del que está compuesto. Me encojo de hombros y sin darme cuenta, poso mi vista en esa cabellera pelirroja que no soporto. Sus ojos venenosos salpican a los míos. Aparto la mirada de ella, algo mareada, supongo que la rapidez con la que he engullido el líquido.
-Tía- dice Ali sosteniéndome -¿Estás bien?- me pregunta, asiento frenéticamente mientras ella deja su vaso en cualquier lado y me agarra para que no caiga.
-Solo es un mareo- le cuento.
-Te has bebido esa mierda demasiado rápido- me dice.
-Lo sé- sonrío sin acabar de entender muy bien porqué lo hago. Ella ríe y noto unos brazos alrededor de mi cintura.
Se a quién pertenece esa brazo fuerte. Me giro a mirarlo y me sonríe, es tan guapo. Acaricio su nuca con ambas manos mientras acerca su cara a la mía. Pego mi cuerpo al suyo y sus manos divagan hasta mi trasero.
-¿Te he dicho ya que estás preciosa?- murmura respirando sobre mis labios. Niego con una sonrisa tonta, rodeo completamente su cuello y se agacha para que pueda tener total acceso en su boca.
No soy del todo consciente de porqué le beso de esa manera, pocas veces le he besado así, incluso él nota algo extraño, se separa unos centímetros en busca de mi mirada, pero no le dejo que lo haga, ataco de nuevo y no me suelta hasta que creo que me estoy ahogando, no acabo de comprender mi ansiedad en este momento.
-Dest ¿Estás bien?- me pregunta en un susurro, juntando su frente con la mía. Asiento con los ojos cerrados.
Un calor agobiante me empieza a recorrer de pies a cabeza y me veo en la obligación de separarme de Male y apartándolo de mi empujando levemente su pecho.
-¿Puedes traerme algo de beber?- pregunto con cierto mareo.
-¿Pasa algo?- pregunta de nuevo.
-¿Traerás algo de beber o no?- ataco esta vez con tono autoritario ¿Qué mierda? Él me mira con una ceja levantada, sorprendido por mi reacción.
Chasqueo la lengua y me alejo lo más rápido que me lo permiten mis pies hasta quedar un tanto alejada de toda esa muchedumbre. Male no me ha seguido, supongo que me perdió de vista en el momento en que me mezclé entre esa gente.
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El monstruo II
RomanceSegunda entrega de la trilogía "El monstruo". Todo se vuelve flexible y tremendamente frágil. Ya no hace falta respirar para sentirse vivo, ni hace falta cerrar los ojos para estar en paz. Ahora la oscuridad y la soledad es lo que le provoca un pavo...