Caminaron a ciegas hasta la habitación del menor. Athelstan se recostó en la cama, moviéndose hacia atrás, viendo cómo Ragnar permanecía en el pie de ésta, empezando a quitarse la ropa, sin despegar su ardiente mirada de él.
Hizo lo mismo sin querer perder el tiempo, sintiendo el peso del mayor sobre él apenas retiró la última prenda.
Le gustaba demasiado el sentir la piel del rubio sobre él, aún más a aquellas horas de la noche donde la temperatura descendía y no era sofocante el tenerle encima.
Abrió la boca apenas sus labios tuvieron contacto con los contrarios, dejando que la caliente lengua de su jefe entrara para encontrarse con la suya.
Ya tenía una erección con tan sólo unos besos y podía decir lo mismo de Lothbrok ya que la sentía claramente en su muslo.
Ragnar se hizo hacia atrás luego de un par de minutos y le miró fijamente, su musculoso pecho subía y bajaba, su boca entreabierta hacía que sus labios se hicieran más apetecibles, por lo cual se inclinó levemente hacia arriba, haciéndole saber que quería besarle nuevamente, pero consiguió una sonrisa de lado de parte del ojiazul.
La mano derecha de éste no tardó en dirigirse hacia su rostro, llegando hasta su boca, abriéndola con dos dedos para luego introducirlos en ella.
Athelstan sabía lo que aquello significaba, por lo cual no dudó en recorrer con su lengua ambos dígitos, los cuales no permanecieron demasiado tiempo dentro.
Ansioso miró atentamente a Ragnar, quien con su mano izquierda le palmeó una pierna, haciéndole saber que debía de abrirlas.
Hizo lo pedido y gimió cuando los mismos dedos que estuvieron en su boca ahora se encontraban tan cerca de su entrada luego de que él ojiazul se colocara entre ambas extremidades.
Aguantó la respiración al ver que Lothbrok aún no quitaba su vista de él, al parecer queriendo ver sus expresiones luego de casi un mes sin sexo.
Porque sí, era tan patético que simplemente se acostaba con el rubio, mientras éste mantenía relaciones con su mujer.
Cerró los ojos, no queriendo pensar en aquello. Mordió su labio cuando ambos dígitos se adentraron en él con rapidez, sin tardar en moverse.
Exhaló el aire retenido y no contuvo el jadeo que nació de su garganta. Sabía que la preparación no duraría mucho porque ambos lo preferían así, por lo cual no se sorprendió cuando en menos de dos minutos sintió el glande del mayor haciéndose paso lentamente.
Dios, no sabía cómo había sobrevivido casi un mes sin aquellas sensaciones.
Abrió los ojos, notando que su ceño se encontraba fruncido. Quiso relajar sus expresiones pero simplemente consiguió aferrarse a las sábanas e inhalar hondo cuando todo estuvo en su interior.
Sus manos temblaron levemente y escuchó una pequeña risa de parte del rubio.
-Yo también extrañé ésto -Confesó con la voz más ronca de lo normal, logrando que Athelstan se sintiese aún más excitado. El cambio de temperatura mantenía sus mejillas encendidas en un leve carmín.-
Su mentón fue tomado con rudeza, sintiendo cómo la grande palma llegaba hasta su cuello, presionando levemente. Se unieron en un beso y los gemidos que nacían en sus gargantas morían en la boca contraria. Ragnar le embestía tan duramente como le gustaba, llegando fácilmente a chocar su próstata en varias ocasiones.
Nuevamente tomaron distancia entre ambos, pero ésta vez el rubio tomó sus piernas desde la parte posterior de sus muslos, aumentando la velocidad de sus movimientos.
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Señor Lothbrok.
Fanfiction1960. Athelstan, un joven criado por una familia negra, lleva un par de años trabajando en la casa de los Lothbrok. Una familia adinerada que vive a las afueras de la ciudad de Jackson, Missisipi. Su jornada se basaba en limpiar el hogar, cuidar de...