Le bal des chats

112 18 48
                                    

Cécile Corbel - Le bal des chats

——————

Un gran gato fue al baile

Tikiti tom ta tikiti tom

Seguramente si Palpatine lo descubría colándose en su exclusiva fiesta, terminaría muerto. Aunque tampoco se estaba metiendo sin invitación, pues aquel viejo fue muy claro al decir que solo los que poseían sangre real podían asistir. Su madre y abuela fueron princesa y reina de sus respectivos planetas, por lo que técnicamente, además de ser el aprendiz de un aburrido y reconocido Jedi, era un príncipe.

Se había vestido para la ocasión, llevando siempre consigo su sable colgado en su cinturón camuflado.

Esa fiesta era mucho más grande que la anterior, más exagerada, más ostentosa. También los invitados eran otros, distintos a los pasados respecto a la edad y apariencia. Las varias decoraciones blancas, como flores y lazos repartidos, llamaron por completo su atención.

"Matrimonio" pensó horrorizado, recordando la múltiples de quejas que su princesa le había contado cada que su abuelo tocaba el tema.

Apretó lo puños con fuerza, contra su túnica, maldiciendo en voz baja los planes que aquel hombre se traía entre manos. Debía buscar a Rey cuánto antes si no quería que un idiota se pasara de listo con ella por esa estúpida celebración de unión.

Un gran gato fue al baile

Se llevó sus botas y su caballo

Caminaba apresurado entre las personas, teniendo que estar casi todo el tiempo pidiendo permiso y disculpas a los que por error arrollaba.

Ese día, la Fuerza tampoco era su aliada, porque por más que intentara no lograba localizar la firma de la chica en ninguna parte. Probablemente, otra cruel obra del deshonroso Palpatine.

"Me cax macarí duck and a dill"

Tikiti tom ti day

Rey seguía allí, de pie, al lado izquierdo del trono de su abuelo, cuando un muchacho se acercó donde ella a pedirle una pieza. Pensó en declinar, pero ante la seria mirada del Emperador, no tuvo otra opción que tomar la mano de Finn y dejarse guiar por él hacia la pista de baile. Se sentía una traidora, a ella misma y hacia cierto joven que esperaba aún llegara para salvarla.

Es el baile de los gatos y ratones

Tikiti tom ta tikiti tom

—¿Disfruta de la fiesta, señorita Rey? —forzó una sonrisa, incapaz de responder con la verdad.

Su lacayo más leal, su reciente guardia personal. Finn no era más que otro consentido de su abuelo, uno que al parecer tenía más privilegios que el resto al haber podido bailar con ella sin que el viejo se opusiera. Algo tramaban y eso a Rey la asustaba.

—¿Me concedería esta pieza, hermosa dama? —una segunda voz se hizo notar detrás suyo, haciendo que el chico moreno que la acompañaba lo mirara ceñudo.

—Perdone, caballero —Finn se puso en medio de los dos cuando ella se giró hacia el muchacho recién aparecido —, pero la princesa está conmigo.

Ben reprimió una risa, pues era más que claro que su princesa no estaba del todo gustosa con él. Aun así, se calmó antes de hablar.

—Finn, ¿cierto? —el aludido asintió. El Jedi sonrió y alzó la mano frente a su rostro molesto —Debes irte, tienes mejores cosas que hacer como estar en un simple baile.

♪Reylo Song♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora