Torero de Chayanne
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Apenas prendió la radio, se escuchó aquella canción que tantas veces había oído en su infancia. Y es que, ¿ qué madre en su sano juicio no le había dicho a su hijo, siquiera una vez, que su verdadero padre era el mismísimo y maravilloso Chayanne?
De lunes a domingo
Voy desesperado
El corazón prendido
Allí en el calendario
Buscándote y buscando
Como un mercenario
Tú dime donde estás
Que yo no te he encontrado
Y bastaba con solo entender la letra para compararla con su aventurera vida. Un excelente cazarrecompensas codiciado por sus grandes habilidades de captura y búsqueda.
—¡Oye tú, ven aquí! Tengo un trabajo para ti.
Allí, en el Castillo de la conocida pirata Maz Kanata, se podía encontrar con todo tipo de gente de muy mala apariencia y de poca confianza, pero al fin y al cabo lo único que importaba era conseguir una buena paga y una aventura. Por lo que Ben no tardó en acercarse a quien lo llamaba.
—Y dígame, ¿en qué soy bueno?
La criatura frente suyo era tan fea que no podía contarlo como ser humano, incluso se negó a aceptar su mano. Sabe la Fuerza que cosas habrá tocado esa cosa.
—Necesito que me traigas a alguien.
—¿Eso no es obvio? —se burló del sujeto, pero rápidamente cambió la cara al ver que sacaba una foto de su desaliñada chaqueta —¿Y quién es el afortunado?
—Tráeme a esta Jedi.
El joven quedó mudo ante la petición. ¿Una jedi? la gente ya no hablaba de ellos, hasta creían que ya ninguno vivía. Sin embargo, el tipo le demostró lo equivocado que estaba.
Tomó la imagen entre sus manos y la estudió con paciencia. Una chica aparecía en ella, vestida con una túnica blanca y con un cinturón en el que suponía colgaba el sable dorado encendido que empuñaba con fiereza.
—¿Podrás hacerlo? Es difícil de atrapar —le advirtió.
¿Qué si podía? ¡Ja! Si tenía que viajar una galaxia entera para encontrar a esa bella joven lo haría muy gustoso. No importaba la dificultad del desafío, él la atraparía.
—Trato hecho.
Las manecillas giran
Yo voy al contrario
Bebiéndome la vida
A sorbos y a tragos
Me viste así de frente
Que tremendo impacto
Para unirme a tu mirada
Dime si hay que ser
—¿Qué te pasó?
El primer intentó y falló. La tenía tan cerca y aun así salió perdiendo.