Prólogo

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Caminando a la par de la música que transmitían los auriculares, siguiendo un ritmo en específico con la cabeza y sus caderas, una joven llamada Agustina mostraba su bella despreocupación. Estaba en camino a la escuela en su primer día de clases, era el comienzo del año 2017, su ante último año de secundaria.

Su apariencia correspondía de un estudiante promedio de escuela privada: una chomba simple de color blanca con el escudo del colegio, una pollera escocesa, unas medias cortas de color rojo y unos zapatos negros. En su espalda cargaba una mochila grande que se balanceaba por sus movimientos.

Ni se dio cuenta cuando llegó a la escuela. Se percató de ello al momento en el que siente que alguien le habla y se le cuelga en la espalda.

—¡Hola Aguuus! —Saludó Jésica, su mejor amiga, exclamando alegre y alargando sus palabras.

—¡Ay boluda, no te me cuelgues! —Soltó en modo de queja, sacando los brazos de su amiga de sus hombros. Para luego sacarse y guardar sus auriculares.

—Jajaja, noo. Perdoname nena. —Se disculpó entre risas mientras seguía a la otra, quien estaba matándose de la risa.

—JAJAJA, dale che. Vamos yendo. —Dicho esto, ambas adolescentes se encaminaron a la entrada del colegio mientras hablaban animadamente.

Todos los alumnos se formaron en filas según el nombre y apellido en orden alfabético. Muchos de ellos se salían de la fila para hablar con sus amigos, descontrolando el orden.

Hasta que una mujer vestida de forma elegante habló.

—Hola alumnos, buenos días. —Saludó firme, haciendo que todos los presentes se callaran.

—Buenos días, señora directora. —Dijeron todos los presentes al unísono.

Así con la misma actitud firme y formal, la directora fue dándole el permiso a cada curso de ir a su salón.

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«Todo transcurrió normalmente en mi rutina hasta ahora... Qué aburrido, hoy no tengo danza» —Argentina replanteaba mentalmente todo lo que hizo durante el día, mientras caminaba de vuelta a su casa. No sabía el por qué, pero últimamente se sentía muy vacía y aburrida, a pesar de tener nuevamente su agenda ocupada por sus obligaciones.

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—Oh shit... I have to get there earlier. (Oh mierda... Tengo que llegar antes). —Se maldecía mentalmente un Británico mientras corría apurado para llegar a la universidad, porque odiaba llegar tarde. Así era él.

Jadeaba cansado, caminando hasta la puerta de la institución. Por suerte llegó justo a tiempo.

—Ufff... —Se sentó en la vereda acomodándose su ropa.

En un momento se puso a ver el techo, esa acción lo desconcertó un rato, haciéndose cuestionar muchas cosas: «¿Para qué me esmero tanto en llegar temprano?», «¿Por qué me siento tan... vacío?», «¿Esta sensación tan horrible seguirá o se irá con el tiempo?».

Claro que si... Y de la forma más hermosa posible.

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❁ Prólogo
❁ 04/02/2021
❁ @LuzAra14

Mi pequeña historia UKArg | CHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora