Miré a la chica encogida en posición fetal en mi alfombra, puse la punta de mi zapato en su estómago y la moví con cuidado, soltó un quejido de dolor y siguió durmiendo, solté un suspiro exasperado y removí mi cabello. Tenia cosas importantes que hacer, tenía una reunión con mi padre hoy y esta niña no despertaba.
Me incline a su altura y me acerque, el gorro aferrado a su cabeza de color rojo estaba ligeramente humedecido todavía, su cabello negro opaco se había corrido y dejaba completamente visible las marcas verdes con partes amoratadas de su piel blanquecina- vaya, la pequeña vagabunda tiene problemas- murmure y con mi dedo incline su rostro pequeño y con pecas.
Frunció el ceño y se removió, miré su abrigo rojo descolorido y desgastado, un hueco al costado del bolsillo dejaba ver que se estaba descosiendo, la removí de nuevo y pique con mi dedo su rostro- oye, niña.
Frunció los labios y parpadeo batiendo sus pestañas negras y pequeñas. Sus ojos azules se encontraron con los míos, incline mi rostro aburrido- al fin, vagabunda, debes irte ahora que despertaste.
Miro a los lados con la mirada desenfocada- ¿en dónde estoy? ¿es el cielo?
Le pique el rostro de nuevo irritado- en mi casa, gracias a ti, mi alfombra ira a la basura, no tolero las bacterias y tú, por lo visto debes tener muchas.
-tu casa es muy linda, así como tú, en realidad creo que eres más hermoso ángel- parpadeo y una mueca cruzo su rostro, su mejilla se arrugo y el moretón brillo bajo la luz cálida de la habitación.
Gire lo ojos- ahora que estas consciente, ¿Por qué no te vas?
Se inclino y comenzó a levantarse para luego sentarse en la alfombra, divise sus guantes coloridos, un parche dejaba a la vista que se había roto innumerables veces- ¿Por qué me trajiste aquí?
Fruncí el ceño- ¿pensabas que te dejaría afuera?
Se sentó en el suelo con cuidado e inclino la cabeza hacia delante mientras una pequeña sonrisa tocaba sus labios- hace poco parecías alguien inhumano.
Solté un suspiro irritado y llevé una mano a mi cabeza, comenzaba a doler de nuevo y la pastilla que había tomado aún no hacia su efecto- pues ya vez que no, ahora largo.
-pero ángel, mira la ventana- mire la dirección que señalo- la nieve esta cayendo demasiado fuerte, si me voy es probable que vuelva a desmayarme.
Era cierto, fruncí el ceño enojado- no me importa, te las arreglaras, los vagabundos son como la hierba mala que crece y malogra el sembrío.
Aplaudió con sus manos y se acercó- ángel, además de bello eres un poeta.
-no me interesa, vete, ¿Qué esperas? - pregunte con impaciencia.
-¿Qué me digas que me quede?- asintió con su cabeza y sus mechones se removieron con el movimiento.
-no lo hare, así que vete- lleve mis manos al puente de mi nariz.
-si ruego, ¿dejaras que me quede? - se acercó a gatas.
Chasquee la lengua disgustado, me levante de mi posición aumentando la distancia y me pare frente a ella- ya, largo- señale la puerta de madera color marrón.
Se encogió de hombros y se levantó limpiando sus rodillas- está bien, gracias por no dejarme morir de hipotermia y mostrarme... este cuarto y un lado más humano ángel.
Gire los ojos ante sus ojos divertidos- no es gracioso, vete, te dije que detesto a los vagabundos y no me llames ángel.
Inclino la cabeza de nuevo, llevo un dedo a su boca- pero igual seguirás dándome dinero si regreso- soltó una pequeña risa y se balanceo en su sitio con las manos cruzadas detrás de su espalda- y sobre lo de ángel, en realidad no me dijiste tu nombre y seguirás siendo ángel para mí.
Su gorro rojo se deslizo cuando rio y dejo a la vista una herida cubierta por una pequeña gasa en el inicio de su cuero cabelludo- no lo hare más, largo.
Necesitaba un cigarro.
Asintió y giro los ojos de nuevo divertida- está bien, ya entendí- levanto las manos en señal de rendición.
Un toque en la puerta- entra- Jason entro con su traje negro de dos piezas- ¿Qué sucede? - pregunté sin dejar de observar a la vagabunda que comenzó a pasearse por el cuarto y tocar los libros de la estantería- no toques eso- dije cuando iba a tomar un libro.
Esa chica era demasiado atrevida.
-señor, lamento decirle que no podrá salir hoy a ver a su señor padre- fruncí el ceño con confusión.
-¿Qué sucedió?- pregunte mientras le dirigía una mirada furiosa a la chica que seguía tocando los libros.
-me temo jefe, que la nieve a incrementado y dicen que se aproxima una tormenta, recomiendan a nadie salir hasta que se levante la alerta- inclino la cabeza y su rostro asiático no mostro ninguna expresión.
-vaya, parece ser que Dios esta de mi lado- aplaudió nuevamente y se sostuvo del pequeño mueble de madera, soltó un suspiro agitada.
Fruncí los labios- llama a Caín, dile que se comunique con la residencia e informen acerca de lo sucedido, la reunión deberá de esperar.
-vaya eso sonó muy mafioso- dirigí mi mirada a la que estaba ocasionando que mi dolor de cabeza incrementara.
-en cuanto a ti, te quedaras solo hasta que la tormenta desaparezca, no quiero verte después de eso- gire y salí del cuarto para no escuchar su pequeña voz irritable.
-jefe, recibí un informe del ala oeste, al parecer todo esta tranquilo, informaron que no a habido movimiento alguno de esos sujetos- asentí con la cabeza y quité los gemelos de plata mientras subía las escaleras de madera.
-¿algo mas que necesite saber?- negó con la cabeza, su cabello se removió y sus ojos rasgados parpadearon.
-esta bien, vigilen a esa niña- señale la puerta- díganle a la señora Alisa que vaya a verla, acomódenla en el primer cuarto de la derecha y por nada del mundo se muevan de esa puerta.
Asintió e inclino su cabeza- iré a dormir, no me despierten hasta que allá acabado la tormenta.
Continúe mi recorrido en las escaleras y avance por el pasillo, los guardias agacharon su mirada con forme pasaba, solté un suspiro ni bien llegar a mi habitación, me quite el saco y el chaleco ajustado, los puse en su percha y me senté en el mueble frente a la ventana. Mire la nieve caer con fuerza y dureza contra el vidrio cristalino.
Incliné mi cabeza contra el respaldar y cerré los ojos.
Un toque en la puerta- pasa.
-joven amo, me informaron que trajo una niña a casa, dígame, ¿Qué es lo que desea? - su voz rasposa y emocionada me hizo girar los ojos.
-no es nadie, es una vagabunda que se desmayo en la entrada, no podía dejarla tirada, si se moría, vendrían a mi a investigarme, no necesito a ningún azul metiendo sus narices en mis cosas- murmure aun con los ojos cerrados.
-está bien, entonces- se acerco y sentí su figura inclinada sobre la mía.
-¿Qué?- abrí los ojos molesto.
-esa niña, tiene moretones- frunció el ceño y me incrimino con la mirada.
Giré los ojos- no fui yo, ella ya estaba así- murmuré aburrido.
Me examino un rato más, su cabello blanco apretado en un moño se agito cuando asintió con la cabeza- está bien joven amo- se alejó.
Me incorporé- es cierto, no lo hice yo- repetí de nuevo.
Se encogió de hombros, su figura esbelta envuelta en su pijama de franela- yo, no he dicho nada.
Bufe- es suficiente con tu mirada.
Sonrió y sus mejillas se arrugaron- me deja tranquila saber, que usted aun conserva parte de su alma, joven amo- cerro la puerta tras de sí.
Gire mi rostro y observe la nieve caer de nuevo. El rostro de la chica con el moretón aun en mi mente.
¿Parte de mi alma? Me reí y me estiré para sacar un cigarro, lo prendí y le di una calada.
Mi alma estaba perdida hace mucho tiempo.
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Amor en la Primera Nevada
Teen FictionEkaterina Ivanova, un chica con muchos problemas se encuentra enredada en la prueba más grande de su vida, con un hermano abusador, un alquiler que pagar y una enfermedad. Se encuentra resignada de la vida y los constantes golpes que esta le da. Ale...