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Empezamos sin saber donde podíamos terminar. Él para mi era un sueño que nunca iba a poder volverse realidad, y no lo veía más que como eso. Es por eso que siempre dije que los sueños sí se podían hacer realidad. Como dije en los capítulos anteriores, él me enseñó cosas que nunca me hubiese dado cuenta sola. Era más que mi novio, era mi mejor amigo. Y es que de eso se trata, que sea tu amigo principalmente. Que sepas que siempre va a estar con vos, y yo tuve la suerte de tenerlo como novio y como amigo. Ambos tuvimos nuestros errores que fueron consecuencia de peleas meses más adelante, pero juro que esos meses que pasé con él fueron los mejores meses de mi vida. Sentía que al lado de él podía ser yo misma, que nunca iba a juzgarme por lo que hiciera o dejara de hacer. Confiaba en él ciegamente, yo sabía lo que era él aunque muestre otros lados frente a las personas. Él me hacía sentir como nadie en el mundo. Esas mariposas en la panza que se ponían a volar a penas lo veían.

No era la primera vez que me enamoraba, pero era la primera vez en que alguien me hacía sentir así.

Puede que piensen que estaba obsesionada con él, y no es así, hay una línea que separa a la obsesión con el estar enamorada. Muchas personas sí están obsesionadas pero no es mi caso. Yo estaba enamorada, súper enamorada, y lo amaba.

Pasaron miles de cosas, peleas siempre las hay, discusiones y hasta dejar de hablarnos por días. Hubo terceros y eso fue lo peor.

El tiempo corría lento al lado de él, los minutos se hacían horas y las horas días. Y me gustaba que sea así, porque sabía que estaba con él y que teníamos todo el tiempo del mundo para estar juntos, para ser felices juntos. Nos amabamos y estaba segura de que él era para mi.

Él y mi mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora