The Lost One Weeping

Topo

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No todo el que ríe a tu lado es tu aliado

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La tensión en el ambiente era casi palpable, ambas chicas se sostenían la mirada a espera de alguna palabra o acción por parte de la contraria.

Ambos rostros eran un poema: Elaine dejaba reflejar su ira e impotencia en su mirada, apretaba la mandíbula e intentaba mantener un semblante serio e indiferente. Diane, por su parte, tenía su típica sonrisa sarcástica... pero cargaba una mirada triste, sus ojos ligeramente hinchados y sus mejillas húmedas ¿había estado llorando?

—No tengas miedo —dijo la castaña rompiendo el asfixiante silencio —, yo no soy tu enemiga

—No me jodas, siempre me has hecho la vida imposible, desde que terminé con Ban y me alejé completamente de ustedes... no has hecho más que tratarme como un ser insignificante —hizo una breve pausa, esto no era sobre ella, aquí quien importaba realmente era el chico rubio —. Y has hecho lo mismo con Meliodas

—Solo sigo órdenes —le interrumpió, aunque sabía que era una excusa barata

—¿No puedes tomar tus propias decisiones? Me das lástima —suspiró. Ni caso tenía discutir con Diane, lo único que lograría sería darle más razones para que le contase a Ban lo que escuchó —. Diane

—No le diré nada a Ban —la interrumpió. Elaine mostró gran sorpresa ante las palabras de Diane —. Dile a tu amigo que, mañana, se mezcle entre los alumnos de primer grado. Ahí está la hermana de Ban, ella lo guiará hasta la salida este de la academia... yo estaré ahí "vigilando" y lo dejaré salir

—¿Por qué confiaría? ¿Qué garantía hay de que no es una trampa?

—Escucha, Elaine —el serio y determinado semblante de Diane hizo que la rubia comprendiera que el asunto era más grave de lo que se imaginó —, Ban está tramando una sorpresa especial para mañana... no me dijo de que se trata, pero sea lo que sea, no es algo bueno. Quiero ayudar ¿entiendes? Confía en mi, por favor

¿Confiar en Diane? Ella le hizo mucho daño, pero si no lo hace y lo que ella dice es verdad... podrían hacerle mucho daño a Meliodas ¡más del que ya le han hecho! Eso no lo puede permitir.

—Bien, confiaré en ti —decir aquello le hizo arder su orgullo, pero sabía que era necesario... su corazón rezaba por no haberse equivocado.

—Gracias... ahora, me voy. No tengo más que hacer aquí.

—Pensé que venías a ver a mi hermano.

—Ya lo vi, ya puedo irme.

La castaña no dejó hablar más a la rubia, caminó hasta la salida y permitió que la soledad de esa calle la abrazara.

Sintió una gota chocar contra su mano ¿estaba lloviendo? No, solo era una lágrima.

Recordó la fuerte charla que había tenido con el hermano de la rubia, las cosas que él le había dicho que le dolían, si, pero que eran ciertas. Estaba decidida, iba a ayudar a Elaine y a ese chico cuyo nombre le costaba recordar.

Ya estaba harta de ser la marioneta de Ban, ahora sería ella quien tomaría sus propias decisiones... se convertiría en el topo encargado de sabotear cuanta tontería se le cruzara a Ban por la cabeza.

Le gustaría reclutar también a Elizabeth, pues sabe que ella no es malvada, ella no guarda maldad ni rencor en su corazón... pero ese enfermizo intento de amor hacia Ban la cegaba completamente.