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Llorar muchas veces libera el alma, no es un signo de debilidad y, en cierta forma, es un acto solemne donde los sentimientos más puros del alma son revelados... pero yo le considero un arma de doble filo, puesto que llorar representa, en mi caso, otra parte de mi mundo destrozado, otra esperanza perdida y cada lágrima una razón menos para seguir aferrándome a esta existencia. Llorar te cura y, a veces, te destroza
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Elaine rodó los ojos claramente fastidiada por el mensaje de Diane. Era muy fácil para la castaña pedir una reunión en la casa de la rubia: ahí estaba su novio y Gerheade la adoraba. ¿Cómo no le iba a gustar estar en esa casa del demonio? A diferencia de Diane, Elaine deseaba mantenerse fuera por un tiempo más.
Varias eran las razones a esto: su mala relación con su madre, el fastidio de ser violinista de su hermano y la castaña, y un largo etcétera sumado a que luego debería someterse a un interrogatorio por parte de sus padres ya que sería la primera vez que verían a Meliodas.
Suspiró. Diane dejó de contestar los mensajes así que, quisiera o no, debía cumplir con su pedido.
Fijó su vista en Meliodas, el chico estaba realmente concentrado en la película que habían colocado.
Elaine agarró algo de impulso antes de lanzarse hasta él, igual a un tigre cuando captura a su presa; Meliodas se llevó un pequeño susto al ser sacado de su profundo estado de concentración, pero se le pasó al ver que se trataba de su amiga.—Diane ha escrito por el chat —le informó Elaine recostada en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.
—¿Qué te ha dicho? —cuestionó él mientras acariciaba la rubia cabellera de la joven.
—"Nos vemos en casa de Elaine en veinte minutos" —citó —. No tengo ganas de ir.
—No puede ser tan malo —dijo el chico mientras incitaba a que su compañera se levantara —. Si le ves el lado positivo, voy a poder conocer a tu familia.
—Eso es precisamente lo que más quería evitar —masculló. Se levantó y comenzó a empacar varias de sus pertenencias, que estaban esparcidas por la habitación, en su mochila —. A Diane ya la conocen desde hace mucho, ya es como otro miembro de la familia y poco se preocupan de quedar bien ante ella, pero es muy diferente contigo. ¿Sabes lo qué significa? Que me veré obligada a fingir que tengo una familia perfecta y que soy la hija perfecta... es agotador y no me gustaría que vieras una versión tan postiza de mí.
—Es la familia Fairy, es normal que tengan grandes expectativas sobre ustedes, pero no veo el problema.
—Ese es el problema —Elaine comenzaba a perder la paciencia, no por culpa de su amigo, más bien por la muy incómoda sensación de presentir que algo catastrófico ocurriría —. Mi familia no es como la pinta el público ¿vale? Los únicos ligeramente normales somos mi hermano y yo, por algo nos llevamos bien; mis padres son otra historia, pero ya te he contado que nos llevamos como Hitler y los judíos.
—Fue una comparación muy bestia —dijeron ambos luego de una breve pausa para analizar lo último que dijo la chica.
—A lo qué quiero llegar —continuó Elaine -es que me agobia mucho estar en casa. Es más, pensaba quedarme hoy aquí... ¿sabes a lo que me refiero? Es la incómoda sensación de que ni mi propia familia me acepta o me quiere, pero eso no tiene sentido, ¿verdad? Son mi familia y han de tenerme aunque sea un ligero cariño —su voz flaqueaba y un amargo sabor en su boca llegó junto a una traicionera voz interna que le susurraba «es mentira, no te engañes» no faltaba mucho para que rompiera en llanto, Meliodas lo sabía y silenciosamente caminó hacia ella para darle un abrazo.
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The Lost One Weeping
FanfictionCuando Meliodas ingresa a una nueva preparatoria, se encuentra con un grupo de estudiantes que harán todo lo posible para alejarlo de la única luz capaz de iluminar sus días: Elaine. Sin embargo, este será el más pequeño de sus problemas... el pasad...