Bienvenido

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Un par de rubios observaban el paisaje desde lo más alto del árbol de sakura, conversaban alegremente y reían de las anécdotas que el otro contaba, así estuvieron hasta escuchar la campana que indicaba el final del recreo

- Vamos ya, Merlín-sensei no da más de 5 minutos, luego de sonar la campana, para llegar a su clase - dijo la chica mientras bajaba a una rama

- Está bien - el chico imitó su acción

Llegaron al salón con algo de tiempo y se sentaron en el escritorio que compartían. Estaban esperando a la maestra cuando alguien se les acercó

- Tú eres el nuevo ¿verdad? - un chico alto y de cabello platinado con unos intimidantes y profundos ojos carmesí

- ¿Qué quieres, Ban? - Elaine sabía de sobra que él no era de confianza

- ¿Qué pasa, Elaine? ¿Por qué eres tan grosera? No me digas que sigues molesta por lo de esta mañana. En todo caso, no vine a hablar contigo - dijo para volver a centrarse en Meliodas - Oye, quisiera hablar contigo a la salida ¿puedes?

- Eh... - Meliodas no sabía que contestar, el chico no le daba buena espina y Elaine, quien se había mostrado hasta el momento como alguien amable y simpática con todo el mundo, se comportaba de una manera muy descortés y desconfiada con él - Si, por supuesto - pero no podía juzgarlo, aún no lo conocía

- Genial, te veo en el gimnasio y, si es posible, ve solo. Hay gente muy entrometida y chismosa que no quiero en mi grupo - comentó lanzando una indirecta que Elaine captó inmediatamente

- Señor Bandett, le agradeceré que vuelva a su asiento y deje la charla para otro momento - justo cuando Elaine iba a decir algo, la voz de la maestra de Física y Química se escuchó en el salón

- Descuide sensei, no hay nada que agradecer. Lo hago con gusto - y el albino se fue al asiento que compartía con una chica de cabello lila

- Bien, para los que no me conocen, soy Merlín Belialuin y seré su maestra de física y química. Debido a que Vivian se retiró de la preparatoria, también les daré las clases de biología>

<Las reglas de mi clase son sencillas: Doy cinco minutos luego de sonado el timbre para que lleguen al salón, si en ese tiempo (aunque sea un minuto) no llegaron, les haré una rebaja en el tema o actividad de esa clase por impuntualidad.
•No tengo molestia en que coman o usen aparatos electrónicos en clase, siempre y cuando yo no esté explicando algo.
•No se duerman y tengan una actitud positiva

Solo es eso ¿queda claro? - la maestra concluyó su presentación

- Si, sensei - respondieron todos al unísono

Y sin más, empezó la clase. Pero, Meliodas no pudo concentrarse en esa ni en ninguna otra clase antes de la salida, la ansiedad por su "reunión" con el hijo del mercader Zhivago Bandett, lo tenía muy nervioso y preocupado por lo que pudiera ocurrir.

Elaine también estaba asustada, ella conocía perfectamente a Ban y sabía que no planeaba algo bueno. Estaba más que segura de que Ban vio como ella y Meliodas conversaban en lo alto de su querida Lila, un lugar que para ella era sagrado y al que solo llevaba a personas importantes.

Ni siquiera ella sabía el porqué llevó a Meliodas a ese lugar, pero si lo que pensaba era cierto... Ban estaba ardiendo en celos e ira y planeaba desquitarse con el, aparentemente, inocente y débil chico nuevo.

El timbre sonó anunciando que todos podían irse a sus casas. La rubia pensó en seguir a su nuevo amigo y cuidar que Ban no hiciera nada malo... pero él era más astuto y envió a sus dos perritas a impedir que ella lograra su cometido

The Lost One WeepingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora